(Pintura: Campodónico)
Al fecundo literato que firma Calisto El Ñato.
En la extensión dilatada
De verde pasto cubierta,
En la superficie abierta
De la campaña quebrada
En la inmensa regada
Por el sosiego inaudito,
Como capricho fortuito
Surgiendo de vez en cuando,
Dos ranchos se están mirando
Al través de un arroyito.
En uno nació Julián,
El doncel de la pradera,
Gaucho de frase sincera
Puesta en cuerpo de titán;
En el otro con afán
Dieron el pecho á Ramón,
Un fornido mocetón
De trato sencillo y llano,
Tipo hermoso de paisano
Por estampa y corazón.
Juntos sintieron pasar
Entre el ruido de la estancia,
Los abriles de la infancia,
Las caricias del hogar;
Juntos pudieron mezclar
Sus expanciones nacientes;
Juntos miraron ardientes
Sus dolores y alegrías;
Juntos llenaron los días
Con sus juegos inocentes.
Y al pisar en el abismo
De la lucha por la vida
Donde tiene su guarida
La legión del egoísmo
Rayaba en el fanatismo
La unión de sus afecciones,
Y las mismas emociones
Brotaban entrelazadas
En dos mentes vinculadas
Por iguales impulsiones.
Pero, la guerra civil
Vino, repleta de saña,
A sacudir la campaña,
Con un empuje febril.
Y el arrojo varonil
De la pareja mentada
Dejó una historia cortada
Al usar en forma franca,
Julián la divisa blanca
Y Ramón la colorada.
Los ejércitos contrarios
Se hallan enfrente, por fin,
Y pide sangre el clarín
Por dos trapos funerarios.
Con bríos extraordinarios
Se columpian las melenas,
Y sembrando luto y penas
Al escuchar voz de mando,
Van las lanzas viboreando
Por ambiciones ajenas.
En la ruda dispersión
De aquel combate imponente,
Julián se vio de repente
Cara á cara con Ramón.
Una extraña sensación
Vino el cuadro á colorar,
Y llegándose á abrazar
Sin reparo ni testigos
Se dijeron los amigos:
"¿Por qué nos hemos de odiar?”
(abril 22 de 1896)
LOS HERMANOS BALTAZAR
Hace 6 días
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