de aquí, de mi gaucho suelo
como pa que llegue al cielo
mi humilde verso hecho canto.
Al cielo que quiero tanto
con la Cruz del Sur por guía,
al que la noche y el día
quieren dividirlo en dos,
al cielo donde está Dios
mirando a la Patria mía.
Al cielo, que se embellece
adornao por sus estrellas
y pa que brillen más bellas
se serena y se oscurece.
Como un jardín que florece
hasta en las noches más frías
las estrellas son vigías,
y al que un rumbo se le cierra
puede orientarse en la tierra
mirando las tres Marías.
su caprichosa silueta
la cola de algún cometa
muestra su curiosidad.
Y cuando la claridad
le hace a la sombra un aujero,
juyéndole al ventajero
que viene a copar la banca,
se va la noche, y en anca
con ella se va el lucero.
Al sol, que montao en pelo
se vino medio callao
todo de azul emponchao
sale a recibirlo el cielo.
Ganando la altura, un velo
se ve avanzar con desgano,
como si una oculta mano
las nubes blancas corriera
formando nuestra bandera
tal cual la soñó Belgrano.
Corajudo, cuando un tajo
le amaga algún refucilo
que al probar arriba el filo
quiere cortarlo hasta abajo.
Y si un tormentón le trajo
nubes negras a montones,
el pampero, a rempujones
cargando con su avalancha
le deja libre la cancha
arriando los nubarrones.
Con cuidado lo retrata
la quietud de la laguna,
y allá en lo alto, la luna
le prende un botón de plata.
Una visita muy grata
tras la lluvia y repentino,
se le allega muy ladino
y el cielo alegre se hincha
cuando le apreta la cincha
el arco iris divino.
Así como una postal
dibujada con destreza
inigualable belleza
brinda en la aurora boreal.
Conocida es su señal
para mostrarse bravío,
lanzando su desafío
en la voz ronca del trueno,
y llora, si está sereno
en mil gotas de rocío.
pa lo que el cielo atesora,
la belleza de una aurora
me inspiró al amanecer.
Chispa que viene a encender
mi fe de criollo genuino,
pa decir con todo tino
que el cielo todo es lindazo,
¡pero es más lindo el pedazo
que cubre el suelo argentino!
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