Mi último adios.
Bajo del agreste alero
criollo como la glicina,
de la vivienda argentina
de mi amigo y compañero;
todo es de sabor campero
en el rancho de mi dón,
pues concentra en su jogón
recuerdos de todo el llano,
porque Acuña es más paisano
que un viejo sauce llorón.
Ornan su gaucho aposento
priendas y curiosidades
noticias de otras edades
que son todo un monumento;
cuadro de recordamiento
de argentina selección,
de su criolla colección
cada objeto, cada estampa,
es un retazo de pampa
puestos en exhibición.
Rancho que como una clueca
cubre el Museo nativo,
inteligente cultivo
del escritor "Leña Seca";
es su gaucha biblioteca
un aula tradicional,
porque el poeta rural
es más pampa que los pastos,
que el poncho, que un par de bastos
que el agua de un manantial.
Se remoza la elocuencia
al ver los objetos viejos,
vuelve uno pensando lejos
al pie de la descendencia;
lejana reminiscencia
de nuestros antepasaos
los trastos casi olvidaos
datan de tiempos muy crudos,
recuerdos que viven mudos
pero conversan callaos.
Armas que usó el montonero,
cartuchos y proyectiles,
antiquísimos jusiles
que giraban a yesquero,
el trabuco naranjero
adornan la exposición;
que es una remenbración
que surge con el origen
de la barbarie Aborigen
y la civilización.
Arcos, lanzas, boleadoras,
priendas del hombre rural,
que en la guerra colonial
fueron armas agresoras;
allá en las trágicas horas
del comienzo nacional,
hoy es la muda señal
del drama de la llanura
del Museo en miniatura
de la tradición rural.
Ahí están como leyendas
mudas; de tiempos pasaos,
lazos chilenos, trenzaos,
cabrestos, bozales, riendas,
guarda en la sala de ofrendas
estribos, frenos platiaos,
patacones doraos
como monedas de cobre,
recuerdos del gaucho pobre
y de hombres adineraos.
Es un faro la querencia
hecho de curiosidades,
pues de todas las edades
tiene una reminiscencia;
trazó con criolla paciencia
el símbolo singular,
con adobe secular
bustos de tatarabuelo,
estampas de bisabuelo
que hacen sentir y pensar.
Como una perla humorística
cuelga su caricatura,
una obra de galanura
del lápiz de un repentista;
el retrato de un artista
de quien soy admirador,
cuanto se ve al derredor
son señas, datos y tayas,
y símbolo de altas layas
de indiscutible valor.
Quisiera para el poeta
rimarle una trova hermosa
en un pétalo de rosa
con un lápiz de violeta,
para el cultor, el esteta
de las reliquias de acá,
que por su criollismo está
latente el alma genuina,
de nuestra dama argentina
y el señor de chiripá.
(Foto de don Filomeno Acuña y Sra.)
TIEMPOS FEOS
Hace 1 semana
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