Cantar por cantar no vale
la pena si es que no hay
un especial fundamento
y un porqué para cantar.
El que no siente no puede
vivir su propio cantar,
menos si no hay argumento
que es la base principal.
El que canta debe siempre
saber lo que ha de cantar
a través de un pensamiento
para que sea realidad.
No siempre tiene el cantor
suerte de poder lograr
el aplauso merecido
cuando dice una verdad.
Pero la verdad no deja
de ser siempre la verdad,
yo antes de mentir prefiero
vivir mudo y no cantar.
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