A mi gran amigo poeta
Abel Mónico Saravia, Salta
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En una noche triste, nació este canto
triste como la noche de mis recuerdos
donde el pájaro azul, de mi destino
desplegaba sus alas en silencio.
Era una noche más, de esas que el hombre
admite, porque viene con el tiempo
y adherido a la causa de las penas
la deja palpitar, igual que un sueño.
Tenía por compañía la esperanza,
la noche que nacieron estos versos
y pialando distancias con la idea
mi paternal hogar, pialé en secreto.
Seguramente el único, siempre.
Poniéndole un marco a mis desvelos,
el que golpea en el pecho de mi hombre
y me sirve de guía y de consuelo.
El que no olvidaré, mientras me quede
una señal de amor y de respeto;
el que no apartaré, por más que el mundo
invoque en mi afán, dulces deseos.
La noche que nacieron estos versos
despedía en silencio a el año viejo
y envuelto en la imagen de mis padres
recibía llorando el Año Nuevo.
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