Ha yovido con juria! Tá fieraso el camino!
El arrastr'e las agua jué yevando la tierra
que tapaba las piedras que hoy si amuestran picudas.
Lo han labrao chaparrones que cayeron con juersa.
¡Tá fieraso el camino!
De mi rancho yo veo que al crusar los cabayos,
hostigáos por las piedras que les ruempen las patas,
como hasiendo pininos, ván gatiando, espiadasos.
Una ves... Yo era moso; medio bobo, ¡dejuro!
Vide bien la tormenta que di arrib'amagaba,
y dejé que los chorros di agua juerte cayeran
en el campo lisito qu'era entonses mi alma.
El camino, parejo, que por eya crusaba,
quedó ansina como este que las aguas labraron:
Puras piedras de punta, canaletas y sanjas:
las tierritas di arriba, ¡a la pucha marcharon!
Por un tiempo, ¡dejuro! al dentrar "animales"
de pesuñas tiernitas, delicadas y blandas,
daban güelta muy pronto, disparando e'las piedras,
con las patas sangrando de deshechas y espiadas.
El polvito que güela del correr de los días
al camino del alma jué cayendo... cayendo...
S'enyenaron las sanjas, se taparon las piedras,
y quedó, con el tiempo, tuito e'polvo cubirto.
El rosío e'los sueños qu'en las noches caia:
serrasón d'esperansas que las albas trujieron,
jué mojando el polvito que cayó en el camino,
y el pisón de los años lo dejó como nuevo.
Y otra güelta pudieron transitar "animales"
de pesuñas tiernitas, delicadas y blandas...
¡Era güeno el camino! ¡No se vián las piedras!...
¡Y denguno s'espiaba!
Eso sí, que las aguas, a la pucha se jueron...
Si amagaba tormenta, m'enserraba en mi rancho,
y tranquilo esperaba que se jueran las nubes,
bien tapáo, por las dudas, con un poncho machaso...
¡Ahura es linda la vida!... Por un ancho camino
ván los días, al tranco, dispasito crusando...
¡Quiero verte, aguasero, que vandiés éste poncho!
¡Quiero verte, tormenta, que me vuelques el rancho!...
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