Norte de Entre Ríos, sobre los límites del Guaiquiraró, 1932.
Güeno Comesario, aquí estoy y dentro,
no vengo a peliarlo ni me tráin atao;
medio potro en tratos, le salgo al encuentro
pa decirle cosas que no habrá escuchao.
Una vez que me haiga sacao este peso
corte puande quiera; total mi rosillo
se salva de trotes si me deja preso;
cuanto más escuro, mejor canta el grillo.
Soy Pedro Larriera, criollo hasta las eses;
mi agüelo jué puma, mi tata un matrero,
yo en cambio, le tuve más miedo a los jueces
qu'el zorro a los dientes del perro ovejero.
Nací güey, siendo hijo de un brazo hecho garra
más que la divisa me gustó el arao
y si anduve triste, mi única guitarra,
jueron los sáis hilos de algún alambrao.
Pa no estar solo, como las perdices
le endulcé a silbidos el óido a mi china,
y ansí nos llenamos de años y gurises,
yo siempre en el campo, y ella, en la cocina.
Dende muy muchacho, me chocó la fama
que le hacen al criollo; cuando no es tramposo
es un vago a monte sin techo ni cama
que acaba sus días en un calabozo.
No me he dao sosiego pa labrar mis tierras,
vigilé a lo madre, novillo y majada,
nunca anduve en chismes ni en fiestas ni en guerras,
ni tengo en mi apero bajera empriestada.
¿Y áhura Don, que semos, dispués del repecho?
Estos cuarenta años que llevo sudando
en vez de servirme de amparo y provecho
harán que mañana viva mendigando.
Ahí tiene la hacienda, no pagan ¡ni el cuero!
Vale más un pucho que una bolsa e lino
y una tarde d'estas llega el bolichero
planta dos banderas y m'echa al camino.
Quise que en mi vida, como en un espejo
se vieran mis hijos... Pensé que podía
cuando me sintiese fatigao y viejo
gozar del riposo que me merecía.
Y áhura, ¿qué me dice Comesario d'esto?;
ya'llegao el caso, ya estoy blanco en cana
de pura vergüenza me aguanto en el puesto
y me empujo al surco, yo mesmo, a picana.
No crea que invento ni me quejo al ñudo;
vea a mis muchachos: el que esté mejor
poco ha de faltarle pa que ande desnudo
y por mí se callan y aguantan, señor.
Pero tuito acaba, por eso he venido
pa que no le extrañe si disesperao
el m´sa manso d'ellos, se güelve un bandido
¡No lo hará de malo, sino de obligao!
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