Mate amargo o cimarrón,
me recuerdo todavía
unos cinco años tenía
y ya eras mi tentación.
Despertabas mi atención,
si pa la yerba había plata
matiaba bajo la chata,
me hizo mi madre un regalo,
un matecito de palo
y una bombilla de lata.
Estando en un campamento
en tantas faenas rurales
en otras arriando animales
siempre me distes aliento.
La calderita a los tientos
tenía de poco grandor
y agua de cualquier sabor
de laguna arroyo o río,
quitaste en invierno el frío
y la sed con el calor.
Siendo nuevo en un paraje
si un mate me han alcansao
según como era cebao
me transmitías un mensaje.
Unos decían seguí viaje
y otros me decían quedate
y aunque de olvidarlo trate
veo un galpón o cocina
o una mano femenina
reflejada en cada mate.
¡Y que ahora diga un doctor
que lo tengo que dejar,
privarme de ese manjar
olvidarme su sabor...!
Si a mí me alivia un dolor
y es la propia tradición,
es quien me da inspiración
en cuando su espuma miro
daré el ultimo suspiro
saboreando un cimarrón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario