(Pintura: Liliana Gauris)
Cuando el campo tranquilo dormitaba
su larga siesta, en el mes de enero;
un galope tendido yo cerraba
para darle un resuello al compañero.
Bañao por el sudor venía el flete
y el tranco, parecía un alivéo;
entonces, comenzaba su juguete
a despertar el sueño'e los potreros.
Y en el silencio de la pampa parecía
que su lengua, una música molía,
y lentamente, dejaba su secuela.
Porque al dejarle al pingo rienda floja,
comprobé que sonando la coscoja
hacía bailar, al son, la pontezuela.
TIEMPOS FEOS
Hace 1 semana
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