Puso el alma en la mirada
movió una mano afligida
y quedó como dormida
en el güeco de la almuhada.
Dispués la gente vecina
dentró en el rancho a mandar
y yo me escondí a llorar
el triste fin de mi china.
Ahura, perdida la güella
camino, busco, suspiro,
y p'ande quiera que miro
me miran los ojos d'ella.
Como en vida, mesmamente
convierso con su retrato
y echao en la cama el gato
me contesta por la ausente.
En su petaca de cuero
abierta como al descuido
en un papel escrebido
amarillea un "Te quiero".
Ahí tiene su cola'e vaca
su ristra'e peines surtidos,
la piola con sus vestidos
y el sillón en que aún se hamaca.
Ella anda en cada rincón
viene del patio, pasea,
y allí adentro se golpea
por verla, mi corazón.
Tuavía está la yerbera
y el mate con la bombilla
sobre el banco, y en la silla
su costura y la tijera.
Los pobres tordos mimosos
qu'ella crió con tanto esmero
parecen sobre el alero
negros puntos silenciosos.
Llueve los flecos de luna
de un clavo, su pañueleta,
y blanquea, en la peineta
tal vez, su primera cana.
Duebla la palma bendita
su verde rama piadosa
sobre la vela y la rosa
de su Santa Teresita.
Tal como ella lo tenía
ha quedado tuito en su ausencia;
ya no vive y su presencia
llena la casa vacía.
Si hago noche en el recao
su voz me habla redepente
y siento el sitio caliente
de alguien que estuvo a mi lao.
Ayer, se asomó al espejo
y al acercarme, temblando
quedé abismao, y pensando
de qué cosas se hace un viejo!
Si a campiar horas de olvido
salgo al monte, en cada yuyo
me enrieda un ricuerdo suyo,
la oigo andar en cada ruido.
Y ansí al golver, distrozao
buscando alivio, en la puerta,
está esperando una muerta
al hombre más desgraciado.
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Aclaración: la letra original de donde se ha copiao el verso, se parece pero no es lo mesmo, a la letra que canta don Néstor Feria. Lo que se dice: ej el verso hecho canción... con las debidas licencias!
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