Con la milonga sencilla
de galope corto y mansa,
enredada con las cuerdas
el temple y la voz ingrata,
acaricio las bordonas
preguntándote, guitarra...
¿Por qué busco los caminos,
o es la huella que me manda
echar los versos al hombro,
aguantarlos en la espalda?
¡Le tomo el gusto al andar
payador que al pueblo canta!
La diversión, el trabajo,
la soledad de la estancia
o la angustia de la lluvia
y la cosecha en la chacra.
De noche me entran las dudas
cuando miro la encordada...
Yo que no soy un cantor
yo que tengo la voz mala,
yo que he dicho al escucharme
¡dejemos la cosa y basta!
Y me lo paso volviendo
después de la breve pausa.
Porque andar me desespera
desde las tripas al alma...
A mí me gusta contar
lo que a nosotros nos pasa,
historias de gente simple
que a veces parecen nada.
Para cantarle a un caballo
qu'es pingo en todas las canchas,
a la cocina del pobre,
a las viejas alpargatas
del croto que por las calles
de tierra de nuestra patria
arrastrando sus olvidos
y sus recuerdos, avanza.
Me llama para contarles
de la tropilla entablada
qu'el patrón nuevo mandó
pa'los tachos, y en la manga
quiere trabajar de a pie
con ayuda de picanas.
Al obrero correntino,
de Santiago o Catamarca,
desarraigado en la villa,
añorando tardes mansas,
donde el trabajo escasea
y donde la muerte tarda.
Me llaman para cantarte,
dura mujer de tu casa,
criando una punta de hijos,
realizando con la plata
tremendos malabarismos
aunque el marido hace changas.
Para cantarle a la chica
que manteniéndose a gatas
entretiene al pobrerío
pasando de cama en cama...
Es por eso que les pido
que escuchen mi voz ingrata,
mi pobrecita milonga
y mi cuerda destemplada...
Yo solito cuadro el mono
cuando la ruta me llama
y nunca voy a dejarte
sin décimas...¡Mi guitarra!
1 comentario:
Que lindo encintrar un blog como este. Le tiendo mi mano desde aqui...
Pablo J Gonzalez.
El Aprendiz de Herrero.
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