(Dibujo: Alberto Güiraldes)
El sol ha elevao un rayo,
imponente, silencioso,
y despierta luminoso
el Veinticinco de Mayo.
Marcelo Acuña, en su bayo,
-un flete que es un primor-
luce prendas de valor
cuidadas y muy prolijas,
pa floriarse en las sortijas
donde habrá de lo mejor.
Es un bayo cabo blancos
de muy desenvuelto andar,
como dando a imaginar
que va midiendo los trancos.
La plata de cuatro Bancos
no alcanza para pagarlo,
y muchos al ponderarlo
como conocen al dueño,
dicen que Acuña, ni en sueño,
jamás pensó en negociarlo.
La condición del paisano
nadie podrá desmentir,
al verlo también lucir
su poncho pampa araucano.
Después al cruzar, ufano,
con el sol que lo ha emponchao,
es un brillo el "emprendao"
y también un solo brillo
espuelas, rastra, cuchillo,
y el tirador escamao.
El hombre, a más de resero,
es renombrao domador,
y un firme batallador
en su vida de campero.
En su "emprendao" bien surero
con sus detalles cuidados,
fácil se lleva gastados
-según dice el paisanaje-
meses enteros de viaje
y muchos potros domados.
TIEMPOS FEOS
Hace 1 semana
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