Milonga que la encordada
como llorando rezonga,
te llevo en mi alma, milonga,
como una espina clavada;
cuando la tarde soleada
va dorando los pajares
y en las sombras tutelares
de un sauce grande me acuesto,
el viento soplando fresco
milonguea mis pesares.
Fué tu canto guacho, el rezo
de mi niñez olvidada,
y de la tierra adorada
llevas el soplo de un beso.
Cuando el alma desperezo
y la osamenta reparto,
lanza del árbol más alto,
para hacer que me reponga
la calandria su milonga
y me enderezo de un salto!
Si la china culebrea
y me mezquina un pellizco
como mancarrón arisco
que desconfiado mosquea,
yo la sigo a la batea
aunque deveras se oponga,
y si "entoavía" rezonga
yo le canto del galpón:
y le acuno el corazón
en alas de una milonga.
Si en el boliche la taba
se da vuelta -vuelta a vuelta-
y la cosa está resuelta
en dejar lo que llevaba,
si la tristeza me traba
pensando en mi mala suerte
ya en el rancho, me hago el fuerte,
echo una milonga al medio
¡que dice que no hay remedio
tan sólo para la muerte!
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