Paisano de pinta brava
pa quien el mate es de miel
y si no seca un jagüel
es por no gastar la pava;
jamás su lengua se traba
si halla con quien conversar
y no se va a molestar
porque se le acorte el pucho.
Siempre le suebra un cartucho
si necesita pegar!
El lleva mermuraciones
de lo que en el pago pasa,
menos lo que pasa en la casa
que otros cuentan a ocaciones;
en toditos los fogones
se le reserva un rincón
y esperando el cimarrón
mientras el pucho ladea
cada chisme que gotea
saborea la reunión.
El sabe que no era cierto
la enfermedad de Ramona.
Que jué ligera y cortona
y la agarró a campo abierto;
parece que ño Ruperto
-el de la Estancia "La Taba"-
día y noche la rondaba,
cuando nadie los veía:
el no sabe que sería
que ella nunca se enojaba...
Entre el humo que lo apura
mira entornando los ojos
mientras deja los despojos
de la moral del que achura;
ni se escapa el señor cura,
ya anciano, a su torpe asedio,
y dice como con tedio,
cansado de echar veneno:
no hay naide en el pago güeno
¡canejo! ¡ni pa rimedio!
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