Lo vi tirao, de pasada
en un costado de la huella.
Un perro muerto nomás
que al final poco interesa
Seguro torió a un auto
y cayó bajo'e la rueda
o tal vez de puro zonzo
ni vió el peligro siquiera
y por ser manso y confiao
encaró... sin darse cuenta...
¡Que también pueden los perros
ser distraídos una güelta!...
y andar como los cristianos
cabresteando alguna pena.
Y porque yo en esa tarde
diba de cabeza fresca...
seguí pensando en su muerte
en un costao de la huella.
Y lo empecé a acomodar
adentro de mis ideas,
lo hice mío, o de otra gente
-pa´l caso, sea como sea...
pero se me hizo que'l pobre
tenía un patrón y eso cuenta.
Lo imaginé seguidor
de un caballo campo ajuera...
ayudando a su patrón
a lidiar con las ovejas
o convertirse en guardián
de alguna casa campera.
Y me pareció escucharlo
ladrando a una comadreja...
O esperando a algún ratón
junto a una pila de leña,
¡Porque los perros, compadre,
mas de un servicio nos prestan!...
Por ahí, me dió por pensar
(siguiendo con mis zonceras)
que pudo ser de un gurí
que lo acompaño a la escuela
y mientras él estudiaba
salió a campear una presa
y solo encontró la muerte ...
en el costao de la huella.
Y ahí si, ahí la idea se me puso
más triste que la otra idea
porque un perro pa´ un muchacho
es po' el campo, aunque no crea
amigo, hermano y juguete
pa´ pasar horas enteras.
Se llamaría... "Guardián",
"Pinta", "Barbucho", " Sorpresa",
"Bravo", "Guacho", "Capitán",
o el nombre que le pusieran...
si ahura total, está muerto
y eso... tampoco interesa.
Solamente hay que pensar
que en algún rancho lo esperan
y no faltara que'l muy ladino
no extrañara la querencia.
Ya nunca saldrá pa'l campo
bajo'el estribo'el que muenta,
ni seguirá a un muchachito
que hoy lo entristece su ausencia,
ni cuidará de las casas
en un costao de la puerta.
Por eso pa´ que pensar
si esto nada remedea
y estas cosa al final
se olvidan como cualquiera.
Lo vi... tirao de pasada
en un costao de la huella
un perro muerto... nomás,
que al final poco interesa.
2 comentarios:
Amigo, no se moleste si le digo que este impactante relato, aunque popularizado por la magnífica versión del 'grande' José Larralde, es de la autoria del también 'grande' Víctor Abel Giménez.
Un abrazo
Le robé alguna cosilla para mi blog, por lo que le pido disculpas.
Chaas chara chas chas
dijo la lechuza...
¡muchas gracias don Jordi!...
Siempre son bien recibidas las correcciones de los amigos... y los robos también! Pa eso estamos copiando letras de otros y robarle a un ladrón tiene, mínimo, 100 años de perdón.
Pero sin disculpas porque las cosas del folklore, a mi corto entender, le pertenecen al pueblo... no es para mal de ninguno, sino para el bien de todos. Otro abrazo y cuando guste está convidao.
el gauchoguacho
Publicar un comentario