¿Y ansí vas a montar?... Pará, no montes,
no montes sin ponerte las espuelas...
Las de rodajas grandes, las yoronas...
De no... las nasarenas,
aqueyas de calsar po'abajo'el pecho,
afirmao en las riendas.
No facilites nunca; el güen jinete
no monta como quiera;
vos ya sabés qu'el diablo nunca duerme,
y a ocasiones nos tienta...
Y el hombre prevenido en el peligro
si no gana con lus, despunta oreja.
Aprendé vos de mí; cuando era moso
también juí domador de los de mentas...
No está bien que lo diga... pero es cierto;
yevaba la derecha
entre gauchos jinetes de mi tiempo,
de aqueyos de melena.
Pero entonces la indiada usaba bolas,
y solíamos hacer corrida'e yeguas,
y cada indio boliaba un crudo d'esos,
más malo que una fiera...
campo ajuera nomás... ¡Así era entonces!
Hoy... ¡ya tienen mangueras!
Pa lidiar un bagual se necesita
más astucia que juersa,
y el qu'es güen domador no usa rigores
sino que, con pacencia,
se lo va trabajando poco a poco,
hasta que al fin s'entriega.
En el primer galope yo no digo,
es de ley el rigor de las espuelas,
de suerte qu'el bagual se desengaña
y afloja la cabesa...
Salvo los casos en que salen crudos,
capaces de maliar la vida entera.
Ayá en mis mocedades
me gustaba montar d'esa ralea;
hubo caso'e voltiar tuitas las garras
jinetiando un bagual de la reserva.
¡Parece hasta mentira!
¡Ah, mis tiempos aqueyos, si volvieran!...
Entuavía se me hace
que si cuadra el motivo, como quiera,
me le horqueto al quebrao de más pujansa...
¡Eso sí, con espuelas,
porque de no... ¡quién sabe si saldría
con la osamenta entera!
Vos que sos mocetón, tené presente
que no vale el querer, ni valen yerbas;
pa ser jinetiador se necesita
acomodarse bien las nazarenas,
aqueyas de calsar po'abajo'el pecho,
afirmao en las riendas!
Junio, 1901-
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