Solemne y muda la noche,
sobre el campo dormitando,
va la grandeza aumentando
del paisaje con su broche.
La luna haciendo derroche
de su luz azul turquí,
le da un tinte carmesí
a la muda serranía
y es cada sombra un vigía
del dolor que vive allí.
Entre ese tono grisáceo
que domina el horizonte
se ve cual un mago al monte
majestuoso ante el espacio.
El sauzal austero y lacio
que circunda la ladera
da su nota plañidera
y el rumor de una vertiente
marca las notas doliente
con el ¡ay! de una tapera .
Alma gaucha que solloza
en las ramas y en los nidos,
en los recuerdos ungidos
de ternuras amorosas.
Al verte morir, mimosas
cantan las aves por ti,
con pucheros de gurí
el sol llorando se asoma
cuando por sobre la loma
canta el viento su ¡ay de mi!
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