Andaba el Señor Jesús
por la sierra predicando
y de paso iba bichando
en los ranchos que encontraba
y a los enfermos que hallaba
los curaba milagreando.
Sanaba la culebrilla,
la ojeadura, la ceguera,
la ciática, la renguera,
el mal de chagas, la tos,
y con solo oir su voz
se vaciaban las bicheras.
Alguno le daba un mate,
otro una torta caliente
¡lo seguía tanta gente!
y si apretaba el calor,
calmaba la sed el Señor
como agua de la vertiente.
No precisaba baqueano,
tenía un rumbo certero
andaba por los senderos
y caminos de herradura
como los que anduvo un cura...
mi cura el Padre Brochero.
Para hacer ésta misión
iba con doce aparceros,
cuando el público mañero
a Jesús lo apretujaba,
los apóstoles gritaban:
-"¡Abran cancha, compañeros!".
A la orilla de una aguada
por fin tomó asiento,;
todos estaban contentos,
menos un diablo malvao
que quiso mear el asao
pero meaba contra el viento.
Con una sola mirada
el Señor lo fulminó,
ni palabra pronunció
tan solo con su mirar
lo hizo repimporotear
y mandinga reculó.
Oyeron una parábola
que viene a ser un sermón,
más bien una narración
pero a su vez aconseja
y tiene una moraleja
hecha por comparación.
Encendieron un fogón
y se armó la guitarreada
cantaron valses, tonadas,
zambas, chacareras, cuecas,
y alguno aflojó las chuecas
tentando una malambeada.
Acomodaron las brasas
para echar en la parrilla,
una tira de costilla
y alvirtieron de repente:
¡que para toda esa gente
no había ni una morcilla!
-"¿Qué vamos a hacer, Señor?,
la gente está muy sedienta,
si chupan más de la cuenta
por ahi se van a mamar
y deben comer al tomar
porque así el vino se asienta!".
-"No se descuide Maestro
porque ya es noche cerrada
si se encurda la majada
y de su pastor se aleja
puede hacer que alguna oveja
caiga en pedo a la quebrada".
Urgando en las alforjas
de Simón el aparcero,
encontraron pancordero
y una ristra de chorizos,
un milagro era preciso
pa salir del entrevero.
Tomó el Señor las alforjas
con las manos, las bendijo,
y al viejo Pedro le dijo:
-"Dale de comer a todos
que en el cielo de igual modo
no tendrán hambre mis hijos".
Cortaron el pan casero
con el facón de San Juan,
dos rebanadas de pan
con un chorizo caliente
saciaron tuita la gente
y así... nació el choripan.
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