(Dibujos: Jorge E. Torrecilla)
Desenredando el ovillo
de mi saber tan escaso
busco la luz de un chispazo
para evocar al cuchillo.
Al de trabajo, al sencillo,
que en nuestra inmensa campaña
al hombre gaucho acompaña
llegando a tal su lealtad
que en gestas de libertad
juntos marcaron su hazaña.
En el ambiente rural
donde hay trabajo a montones
siempre fue de los peones
la herramienta principal.
Allí, donde es habitual
pa el consumo la carneada,
tallando en la señalada
donde el paisano, a cuchillo
le hace a la oreja un "martillo",
"lanza", "horqueta" o "despuntada".
Él es código y justicia
para el criollo de este suelo
cuando trenzao en un duelo
su vida está en su pericia.
Y si siente la caricia
de una mano cariñosa,
su hoja, medio maliciosa,
así nomás que la cháire
le corta un pelo en el aire
pa mostrar que está filosa.
A cuchillo, es muy usual
en el hombre bien campero
desvasar un parejero
y sangrar un animal.
Cueriar, hacer un ojal,
el sacar lonjas frecuente,
y al churrasquear diariamente
alrededor del fogón
usa su punta el patrón
a modo de escarbadiente.
Su gavilán bien templao
anduvo en actividad
cuando hubo necesidad
de "hachar" algún alambrao.
Y aunque quizá equivocao
mi admiración le dirijo
al hombre de pulso fijo
que en defensa de su honor
supo aplicar su rigor
con la señal de un "barbijo".
Si entre gente superiora
en los arreos anduvo
sabe, que si gauchos hubo
también hay gauchos ahora.
La vida, que es golpeadora
contra el cuchillo la emprende,
y así alejarlo pretende
con la prohibición de usarlo.
Las leyes quieren matarlo
y el cuchillo se defiende!
CRÉDITO
Hace 2 días
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