(Pintura: Vasco Machado)
Como listas’e poncho se me jueron los días,
qui’arrimao a sus ojos ramonié su querencia.
Jué un’alfalfa tiernita su presenci’a mi gusto
y el hayarla era fácil, como agüita di’acequia.
Alboriaba su encuentro mirasol d’entusiasmo,
golondrina di’ocaso m’enlutaba su ausencia:
peru’había en su pago trebolar d’esperansa,
q’encontrarl’a otro día me verdiaba promesas.
Floreció’e vidalitas su camino de siempre
-mi guitarra en canciones mojonaba su güeya-
y hoy me güelv’el camino lamentao’e los tristes:
la vidala es un triste cuando busca y nu’encuentra.
Su ricuerdu’es el sol que me arrea las noches,
el reparu’y reposo de suestadas y leguas,
la defens’a los áhugos, contra mal tan grandote,
pans’arriba, a sarpasos, como gatu’en la leña.
And’está l’arroyito que mojaba mi sé,
and’el sauce yorón que sombriaba mi siesta?
¡La Chiquita es agatas un siñuelu’engañoso,
y yo soy un guachito que le bala a su pena!
Floreció’e vidalitas su camino de siempre
-mi guitarra en canciones mojonaba su güeya-
y hoy me güelv’el camino lamentao’e los tristes:
¡la vidala es un triste cuando busca y nu’encuentra!
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