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¡Tanto lo hi querío!.
No me diga, maire,
que ha sío po mala
que mi Juan se ha ío!
Tanto lo hi qerío,
que en mi pobre rancho
no ha habío bocao,
caricia, ni beso
que pa él no haiga sío.
¿Quién, sino esta lesa,
trenzaba sus sogas,
cuidaba su aliño,
y con blanca lana
de sus probes guachos
tejía sus matras
y sus cojinillos?
Y él, náa más que penas,
es lo que me daba
en cambio'e cariño...
Tanto lo hi querío,
que po más que icen
que vive con otra,
po náa lo maldigo,
si juera eso cierto,
de que está con otra,
¡adiós esperanza
que güerva conmigo!
¿Po qué he sío güena?
¡Malhaya la pena
y toíto el trabajo,
que po conservalo
asín m'ha ponío!
Y, ¿qué harei yo agora
con esta guagüita?...
Penando, penando,
seguiré en la vía;
hasta que otro hombre
al verme algún día
tan triste y tan sola,
me arrastre a su rancho
pa concluir conmigo.
Po que juera pronto
¡ay! ¡qué no daría!...
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