No te extrañe mi canto, buey barcino,
que pa’ burla ‘e mis penas yo lo suelto
pa’ que vague tristón como un lamento,
por estas soledades del camino.
La, la, la ra, la, la, la
la, la, la ra, la, la, la
la, la, la ra la, la, la, la, ra.
Huella, huella, huella, buey.
Es triste mi sufrir, mas no lo siento,
y si canto mi pena o mi alegría
ave soy que se queja con el día
pa’ olvidar en la noche su tormento.
Soy triste como vos, mi buey cansino,
y curtido a guascazos por la suerte
no me importa más la vida que la muerte
y me río también de mi destino.
Y la llevo prendida al alma mía
en el hondo recuerdo de mis penas.
¡Alabado el Señor! ¡Si era tan buena!
que la siento y la lloro todavía.
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