miércoles, 28 de junio de 2017

Considerando

(Foto: Aldo Sessa)




Pareciera que se agacha 
la huella en el horizonte
y uno se pierde en el monte
hasta hallar una lomada;
la tierra parece nada
y en ella se afirma el hombre

Soy nativo de éstos pagos,
más que mestizo soy indio
y por no ser barbilindo
tengo que andar recelado.
Tan solo aquél que haya andado
emponchado de lejuras
sabe del amor que duda
y se ablanda de impaciencia
porque tan solo el que trenza
sabe qué son chapaduras.

El coya como el puneño
se dan la mano de pobres,
debe haber quien le sobre
lo que ellos nunca han tenido,
¡qué mundo bien repartido:
unos oro... y otros cobre! 

Nadie aprende lo bastante
que pueda decir que sabe,
que allí ninguno se alabe
porque habemos ignorantes;
del señorón,  sus desplantes,
hay quien aguanta y se calla
yo nunca jui de esa laya
y aunque me vean reculando:
me vuelvo toro topando
si me chucean las agallas.

Almas religiosas puras
que la ambición no las tienta
para morir se sustentan
en ese sufrir callado, 
de un acullico apretado
como cuero a la osamenta.

El que en hacer mal se ensaña
mis perdones yo le diera,
porque nunca comprendiera
es una elevación del alma.
De un dulce canto la calma
de un célico "venganos",
darse entero en copla y voz
como quien comparte el pan,
dos que enteniendo no dan
que cosas podré dar yo.

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