martes, 20 de junio de 2017

El pocero



Antes que empiece a aclarar
y mateando un buen rato,
pasamo'un momento grato,
meta bolaso, al viajar;
mas cuando quiso pintar
un nuevo día, el Divino,
ladeándonos del camino
llegamos a lo de Sequeira,
junto con Oscar Pereyra
p'arreglarles un molino.

Saludamos al puestero
de la estancia "La Tormenta",
bajando las herramientas,
despacito "el pocero".
Varias llaves, compañero,
que utiliza al trabajar,
ni bien pudo acomodar
las sogas en la roldana,
se preparó un alma humana
en la hamaca pa'bajar.

Y ya en la boca del pozo,
decidido a comenzar
suele su vida arriesgar
en su trabajo riesgoso;
sabe que es muy peligroso
y toma la precaución,
necesaria en la ocasión
pues al hacerlo, paisano,
deja su vida en las manos
de quien lo baja, su peón.

Llega al fondo y del morral,
saca una llave de boca
aunque la distancia es poca,
al agua, desarma igual.
Casi todo está normal
y el hombre conocedor
al cilindro sin error
lo comienza a levantar,
para la suela cambiar
y limpiar el chupador.

Bajó, armó nuevamente,
y lista la cañería
subió y "hasta otro día"
se despidió muy sonriente.
No lo borro de mi mente
pues lo almiré como peón,
fue mi maestro y patrón,
fue mi guía en mis inicios,
y hoy recorro con mi oficio
de pocero, la región.



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