lunes, 11 de febrero de 2013

El overo azulejo



(Pintura: Rodolfo Ramos)

Tengo un “overo azulejo”
que es maravilla de pingo,
cuando lo ensillo el domingo
relumbra como un espejo.
Y si la rienda le dejo
suelta, comienza a escarciar
y se pone a testeriar
como pa’ que lo recoja
mientras mueve la coscoja
como queriendo jugar.

Si lo busco, de seguro
encuentro siempre caballo,
en el pique es como un rayo
pa’ salvar un trance duro.
Y si alguna vez lo apuro
tocándolo con la espuela
entonces no corre… vuela
tendiéndose a lo avestruz
como si fuera una luz
que va dejando su estela.

¡Cómo se alegra mi “overo”!
cuando al trote en el camino
vamos con fijo destino
buscando lo que más quiero.
Hace lucir el apero
con marcada ostentación,
ya se afirma en el garrón,
ya se atraviesa en el trecho
porque lleva dentro’el pecho
retozando el corazón.

Pero cuando se estremece
de criollo toda su fibra,
cuando todo su ser vibra
como un ala que se mece,
cuando se rejuvenece
como por magia divina,
cuando sus ansias culmina
movidas por sabia nueva,
¡es cuando orgulloso lleva
sobre sus ancas, mi china!

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