(Pintura: Carlos Montefusco)
Por huellas de la prudencia
vengo enancas del respeto,
para brindar con afecto
lo auténtico de mi esencia.
Tengo limpia la conciencia
como el soplo del pampero
¡por eso que me sincero
cuando me dan un barato
dibujando mi retrato
con el vocablo campero!
Aquí me tiene señor
ni muy rubio ni trigueño
no soy serio ni risueño
ni me creo payador.
Soy un simple verseador,
escribo porque me gusta,
prefiero la cosa justa
con la palabra del criollo,
y cuando suelto mi rollo
la imitación me disgusta.
Mi cuna fue esa llanura
abierta de Buenos Aires
entre halagos y desaires
fuì creciendo con soltura.
conozco bien la ternura
y las contras del destino,
me ha gustado ser peregrino
y por mi extenso rodar,
¡tengo mucho pa´contar
de los campos argentino!
La pampa es mi pedestal
y en ella vivo añorando,
nací para andar andando
sin mordaza ni bozal.
Me encanta ver un bagual
en una fiesta campera,
y estando en una carrera
con la monta de confianza,
¡aparte de la esperanza
jugarme hasta la cartera.!
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