(Pintura: Tito Saubidet)
La ciencia de un domador
quiero pintarle este día
que hasta hace poco lucía
puñal, rastra y tirador,
fue en un tiempo superior
en el ambiente paisano
y como es de buena mano
pa’ que ninguno se asombre,
ya mesmo les doy el nombre:
lo llaman “El Rubio” Urbano.
Allá por Olavarría
donde acredita sus mentas,
cuando pasó los setenta
lo vi domando entuavía.
Hoy que la vejez porfía
en apartarlo del llano
tendría que ser Urbano
-por su ciencia y valor-
¡jubilao de domador
como Angelito Moyano!
Dicen que Eduardo Bilbao
que ya ha desaparecido
-domador reconocido
y entablador muy mentao-,
al “Rubio” lo ha respetao
como al indio y su coraje;
dicen que a potros salvajes
que no conocían bozales,
los sacó medio baguales
y los domaba de un viaje.
¡Malhaya! y pueda domar
aunque sea con engaños,
la tropilla de los años
tan difícil de entablar.
Yo lo quisiera igualar,
mantener su ciencia viva,
pero hay un refrán que estriba
-dijo Hernández sin recelo-
“el que no nació pa’l cielo
de balde es que mire arriba”.
De a poco se va perdiendo
la ciencia del domador
que en un tiempo superior
se iba al lomo sacudiendo;
pero no hay razón, sabiendo
que en la madrina puntera
-sin manea y sin coyera-
desde el llano hasta los Andes
se va a perder lo más grande
en toda ciencia campera.
Por eso cuando se aleja
un domador como Urbano,
como Bilbao o Moyano
se acorta más la madeja;
gente criolla tan pareja
que anduvo en tantos caminos,
será triste, me imagino,
como el auyido de un perro
cuando no suene el cencerro
en los campos argentinos.
TIEMPOS FEOS
Hace 1 semana
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