Hoy que estoy apueblerao
evoco con la memoria,
mi campera trayetoria
y el rancho donde jui criao;
ya las riendas me ha quitao
el pingo del sentimiento,
viá corajiarle al aliento
pa’ contarles lo que vi
en ocasión que volví,
jue pucha, fiero momento.
El tiempo lo hizo tapera
a lo que ha sido el galpón,
se me apotró el corazón
al ver frenos y pecheras;
media arquiada la cumbrera
por lo mucho que hay colgao,
pilchas que hemos usao,
la marca parece escudo…
Inertes recuerdos mudos
pero que hablan de cayao.
Unos cueros carcomidos
por las ratas y poliyas;
en un rincón una horquiya
se quedó como al descuido;
la tijera y su chasquido
duerme juntito al morral,
riendas, cabresto, bozal,
un recao cuasi deshecho
y lagrimiando el techo
cuelga un crioyo unto sin sal.
Pa’ curaciones caseras
grasa de iguana y de potro,
medicina de nosotros
pa’ mancadura o renguera;
una manta de arpiyera
del nochero servidor,
y en un cajoncito flor
lesna, cuchiyo y maceta;
una maicera maleta
y un clavo deschalador.
Hoy el pasao se refleja
de cuando yo era peón,
manea, lazo, corrión,
del mancera unas rejas;
unas herraduras viejas,
de tala, una mordaza,
algunos tarros con grasa
pa’l sulky, también la chata,
con argoyas una lata,
californias y tenaza.
Un cencerro amadrina
estos recuerdos sagrao.
Por el progreso soplao
el farol ya no ilumina.
Se me nublan las retinas
rigoriao por la emoción,
al verlo guapo al horcón
su entereza le envideo,
crioyo ejemplo que deseo
pa’ la gente ‘e mi Nación.
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