Como una peste dañina
de efecto muy poderoso
este verano espantoso
viene sembrando la ruina.
La lluvia el cielo mezquina
en forma cruel y egoísta,
y aunque uno aguante y resista
buscando una salvación
no hay más que desolación
pa donde tienda la vista.
Parece el campo un corral
donde ni un yuyo se vé,
y en mi existencia, doy fe,
nunca vi un desastre igual.
Deja esa "seca" fatal
osamentas a montones,
resecos los cañadones,
el arroyito sin agua,
y el sol parece una fragua
quemando mis ambiciones.
A veces reniego fuerte
mirando fijo pa el cielo,
pues vaca que cae al suelo
está condenada a muerte.
El carancho se divierte
gozando en su tironear,
aunque después al volar
se ve rechoncho y pesao,
y yo quedo acalambrao
de tanto y tanto cueriar.
Si amaga alguna tormenta
solo se ve en el amago,
y mientras tanto, el estrago,
trae tremendas acechanzas
al más templao desalienta.
Es que el verano, en su cuenta,
al redoblar sus pujanzas
pa reducirme a la nada,
porque en la tierra agrietada
se pierden mis esperanzas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario