Un muchachón apunta con la honda
a una calandria que en el árbol canta
y el viejo Zoilo - que lo ve- de un salto
se le pone a la par y se la arranca.
-"¿Has pensao lo que hacés, ¡pedazo'e bruto!,
al quererle tirar a esa calandria?
-No la quise matar -dice el muchacho-.
Yo pensaba voltiarla,
pa ponerla en la jaula del jilguero
y sentirla mejor cuando ella canta.
-¿No sabés que ese pájaro sencillo
es el espejo de la raza gaucha?
¿De ajuera? Vale poco...
una pilcha barata;
no es engreída, no se mete con naides
¡pero es bien agalluda si hace falta!
Así como la ves en ese sauce
cantándole al solcito'e la mañana,
¿no te da en pensar que se parece
a los gauchos, señores de la pampa,
que por cantar confiaos
los quisieron hondiar pa darles jaula?
Sin embargo, ya ves, tanto sacaron
los que quisieron pisotiar la raza
como has de sacar vos si de un hondazo
conseguís dar por tierra a la calandria,
ya que ni el gaucho, ni ella,
cantan pa naides en las jaulas.
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