(Pintura: Fernando Romero Carranza)
A mi pobre inspiración
le viá dir haciendo orilla,
pa presentar mi tropilla
si me prestan atención.
Como este mozo es gauchón
hoy copa la banca y taya,
y ande dentre o donde vaya
en cuestión de trabajar
va a ser difícil de hallar
quien me haga pisar la raya.
Quien de gaucho se respete
debe de andar bien montao,
lo mismo en un descampao
que trabajando en un brete.
Y ya que he alzao el copete
(defecto que en mí distingo)
les diré de cada pingo
lo que pa mí representa,
así se pueden dar cuenta
que no los ensilla un gringo.
Me gusta prolijamente
medio a menudo tuzarlos
pa que se pare a mirarlos
el hombre más exigente.
Por ahí, si en un derrepente
la tijera se me cruza
y un tuze en algo me acusa
pronto lo voy corrigiendo,
para que vayan sabiendo
que algo sabe el que los tuza.
A la madrina azuleja
donde la deje maniada
de toda la caballada
ni uno solo se le aleja.
Es gauchona y bien pareja
y a mi campero entender
otra igual no debe haber
tan desenvuelta al trotiar,
y pa hacerla cabrestiar
basta un hilo de coser.
En mi tropilla entabalada
pa que lo mire la gente
tengo un chuzo reluciente
alazán anca nevada.
Anca que así salpicada
parece que adrede ha sido,
o quizás fuera un descuido
pues más de uno se imagina
que alzando en anca una china
las ropas le han desteñido.
Se diesfío en general
en fija no hallo ninguno
que me lo iguale al lobuno
trabajando en un corral.
Fué ariscón dede bagual
si escuchaba altún tropel;
pa galopiar es sin yel
y no exagero al decir
que no puedo ni escupir
andando montao en él.
A ese zaino pico blanco
yo mismo lo he galopiao
y a mi gusto lo he sacao
porque tampoco soy manco.
Es elegante en el tranco
como airoso galopiando,
y si al salir reseriando
se estira un poco la ausencia
al rumbiar pa la querencia
retoza y va divisando.
El colorao pata mora
de atropellada tremenda
por lindo y de buena rienda
a cualquiera lo enamora.
Pa un tiro de boleadora
es lo mejor que he montao,
y en este pingo avispao
ligerazo como luz
si le dentro a un avestruz
que se dé por desplumao.
Ese bayo güevo e pato
-flor de pingo pa enlazar-
no sabe donde pisar
en cuanto el lazo desato.
Como que no me arrebato
si estoy con gente pareja
cuando un novillo se aleja
con lujo, pero sin trampas,
le cierro el lazo en las guampas
sin tocarle ni una oreja.
El picazo mascarilla
relocaso y desconfiao
por su pelo codiciao
sobresale en la tropilla.
Es un flete como ardilla
que me costó acomodar,
y aunque le pude quitar
los defectos de a poquito
capaz, si lo felicito,
de arrastrarse a beyaquiar.
En el oscuro tapao
la noche se me retrata
y aunque lo tapen en plata
no ha de salir de mi lao.
En el pago es más nombrao
que el sacristán del convento,
y creamen que cuando muento
e un flete tan liberal
me paresco a un General
al frente de un regimiento.
Le compré el gatiao overo
a un paisanito florido,
que a más de ser atrevido
decían que era cuatrero.
Seguro ha sido un campero
quien fue al gatiao enseñando,
pues se cruza un río nadando
entre el viento y refucilos,
y un alambrao de ocho hilos
lo salta como jugando.
Siempre soy reconocido
de día igual que de noche
porque el cencerro un derroche
sabe hacer de su sonido.
Y cuando me hubo extendido
la cerrazón su cortina
yo se que entre la neblina
mis caballos favoritos
porfean para dir juntitos
atracaos a la madrina.
Y aquí pueden ver, señores,
en mi tropilla presente
que si no es sobresaliente
no es tampoco de las peores.
En las güeyas mil rigores
les ha tocao aguantar,
y así como al trabajar
ponen guapeza y empeño
se lucen junto a su dueño
cuando salen a pasiar.
(Foto: Eduardo Amorim)
LOS HERMANOS BALTAZAR
Hace 6 días
2 comentarios:
Tu blog es realmente una belleza. Te felicito.
Maria
muy bueno la verdad! tenes idea como se llama esta milonga? graciass
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