De las costas del Tuyú
truje un moro pampa viejo
gordo, lustroso el pellejo,
lo llamaba "El Tacurú".
Guapazo para el ñandú
conocido en las boliadas
era pa’ las gambeteadas
como soplido de viento
había que hacerse tiento
pa’ no cáerse en las cuerpeadas.
Cuando había asao con cuero
pa’ demostrar su destreza
saltaba sobre la mesa
sin redamar ni un salero.
No había zaino, no había overo
con que igualarlo pudieran
ni en toda mi vida entera
hallaré otro mancarrón
que tenga su corazón
y su mirada altanera.
Hoy han pasado los años
vos estás viejo y vencido
yo estoy triste y abatido
charqueao por los desengaños.
Vos te acordarás de antaño
en que eras guapo y ligero
mientras que yo, compañero,
añoro mis alegrías
que se me fueron un día
volando tras un lucero.
Te acordás mi moro viejo
del lindo tiempo pasado
cuando estabas pelechao
y lustroso como espejo.
Hoy en un box desparejo
te desprecian la ración
vos que fuiste un redomón
que costó un triunfo domarte
has tenido que entregarte
lo mismo que tu patrón.
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