jueves, 13 de agosto de 2009

Capataz de tropa


Era un amigo en la tropa
Don Alcario el Capataz,
que por lo noble y capaz
le dio prestigio a la ropa.
Hace rato que galopa
en el recuerdo conmigo
y si hoy el rumbo le sigo
por ser diestro en esas huellas,
más me alumbran las estrellas
del ejemplo de mi amigo.

Me decía: -"Por más que lleve
libreta de acarreador
hay que ser conocedor
de la hacienda que se mueve.
Si es grande el calor, si llueve
siempre debe adelantarse,
ninguno debe "cortarse";
a todo hay que estar atento,
de qué lado se halla el viento,
en todo debe fijarse".

-"Si se para en una calle
observe todo muy bien,
que los alambres estén
estirados al detalle.
El capataz que aquí falle
quiero que ésto lo aprenda
y pa' que bien me comprenda
mueva con mucho cuidao,
si revienta un alambrao
se mestura o pierda hacienda".

-"Es un asunto sencillo:
haga la hacienda pastar,
antes de echarse a cruzar
un campo con romerillo.
Procure que ni un novillo
le pellizque en la pasada.
Es fácil la repechada
pa'l que es un poco campero,
se puede pasar ligero
una tropa descansada".

-"Y si una noche el vacaje
por algo se le asustó
no la pare amigo, no...!
Nunca de golpe la ataje.
Gritelé, haga coraje,
en esa brava jornada,
es una cuestión sagrada
en el pingo está la suerte;
si rueda, encuentra la muerte...
¡Cuídese de la rodada...!"

-"Miles y miles de reses
mucho vacaje llevé,
y los pesos que cobré
ni en cuenta lo tengo a veces.
De la cabeza a los pieses
fueron mis trabajos leales,
soportando temporales
cuidé fortunas enteras,
con setenta primaveras
por unos pocos reales".

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