jueves, 21 de agosto de 2014

El cariño de Dios (Salmo criollo: 102/103)

(Foto: Francisco Ayerza)

1
Bendice a Dios, alma mía,
alabalo, corazón,
y no olvidés que el Señor
te ha llenado con sus bienes
y todito lo que tienes
es regalo de su amor.

2
El perdona tus ofensas
y se olvida de tus culpas,
te rescata de la tumba,
su propia gracia te entrega
y por dentro te renueva
como el águila las plumas.

3
El devuelve la justicia
salvando a los inocentes,
con su pueblo fue indulgente
como la historia recuerda,
siempre su ira fue lerda,
se enoja difícilmente.

4
No alarga al ñudo los pleitos
ni tampoco es rencoroso,
y aunque le somos mañosos
sabe aguantar con paciencia,
nos trata según su ciencia
que es un designio amoroso.

5
Como del suelo hasta el cielo
su gracia se ha levantao
y nuestra culpa ha espantao
muy lejos de su semblante:
que no hay cosa más distante
que lo que ya se ha olvidao.

6
Cariñoso como un padre
sabe también de ternura,
El conoce nuestra hechura,
recuerda que somos barro,
y que ha amasao en su tarro
El mismo nuestra mistura.

7
Como el yuyo de los campos
el hombre también florece,
se abre cuando amanece
como las flores bonitas,
pero el viento las marchita
y pronto desaparecen.

8
La gracia de nuestro Dios
en cambio, siempre perdura
pa aquel que en su alianza jura
y guarda sus mandamientos.
¡Que pa sobar bien un tiento
hay que usar madera dura!

9
Puso su trono en el cielo,
domina con su realeza,
sus ángeles con presteza
sus órdenes obedecen,
todo el mundo se estremece
admirao de su belleza.

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