Mateando muy solo en mi rancho pobre,
voy deshilachando un loco pensar,
revuelvo a mis sones que había en un tiempo
y encuentro una pena retristona ya.
La moza que quise, la que tanto quiero
a quien por las noches le doy mi cantar,
la arrullo soñando, conciente quimera,
y junto a mi lado la siento que está...
Añoro su suave caricia que fuera
perfume del alma y canción que está
clavada en sus pechos humildes que quiero
y extraño su risa junto a su mirar.
Las horas dichosas, sus dichosos días,
me van perfumando la pena que está,
reencarnado en eso mis años largones
que cuento y recuento sin poder parar.
La moza que quise, la que tanto quiero,
a quien por las noches le doy mi cantar,
recuerdo tristiando que un día de agosto
se fue para donde no se vuelve más...
Ensillo el amargo, entorno la puerta,
con las ansias grandes de verla llegar
y hasta mi guitarra destemplada y todo
llorando su ausencia me dice: "vendrá"!
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