Criao entre las sombras, había formado nido,
lo mesmo que un mueble, consiguió mujer;
pasaron los años, llegaron los hijos,
y dentró el cansancio; aflojó el querer,
pa que se perdieran respeto y cariño,
pa que se olvidaran los días de ayer,
cuando él se ofrecía, pa ser su marido,
pa darle su amparo, pa darle placer.
Los dos eran pobres: ella fabriquera,
dende chiquilina ganaba el jornal,
y él allá en la estancia, en lucha campera,
lo mesmo que esclavo, era peón mensual.
Y se propusieron juntar dos miserias,
sin saber que en ello, buscaban un mal,
pues no habiendo plata, se acaba la juerza,
y lo alegre, se hace tristeza al final.
...............................................
La mujer, -la pobre, -como la lechuza,
que hace a sus pichones, nido de plumón,
a sus chiquilines, les jue haciendo "cujas"
porque eran pedazos de su corazón.
Y el hombre, tiraba las monedas suyas,
jugando a los naipes en el bodegón,
pa decir más tarde, que la ley no es justa,
cuando a su protesta, no le da razón.
El hombre, ya no era, aquel mozo fuerte;
como con cenizas, blanquiaban su sien,
el tiempo que avanza, que no se detiene,
le puso estas marcas; y él supo recién,
que un asunto serio, ha exijirle viene,
cuando menos piensa, que cumpla un deber:
los muchachos crecen, y los padres tienen,
que pagar las fallas que hicieron ayer...
Ha quedao la madre, sola con sus hijos,
porque su marido se le jué cansao;
pide a la justicia, que hallen al perdido,
y, -aunque no lo obliguen volver a su lao-,
que de lo que gane le alcanza un auxilio,
pa criar los muchachos que el padre ha dejao,
pues, sola no puede mantener el nido...
y por eso el hombre, protesta enojao.
Le sacan del sueldo los pesos perdidos,
pues la ley lo tiene, pa el caso obligao!
No hay comentarios:
Publicar un comentario