Como un saludo triunfal
que el bosque agita y exhala,
sobre las ramas de un tala
se está hamacando un zorzal.
Y por el camino real
una gran carreta asoma,
rompiendo la policroma
quietud de las arboledas;
como un rancho con dos ruedas
que va buscando una loma.
Por el tortuoso renglón,
la tropa lenta y tranquila,
parece una larga fila
de brujas en procesión.
Y cuando el negro crespón
en la llanura flamea;
la larga fila se arquea
entre quejosa y jadeante:
como un 'mostruo' agonizante,
que en las sombras cabecea.
Como viejas en cuclillas,
divisando la extensión;
las carretas en montón
se han sentao en las cuchillas.
Bajo las blancas costillas
de los toldos cimbra el viento,
y junto al fuego un acento
lleno de amargo resabio,
muerde y se estruja los labios
con las palabras de un cuento.
Siempre con la misma pena
van cantando melancólicas,
como guitarras eólicas
bajo la tarde serena.
La luna pálida y buena
rompe de un toldo la cara,
la vieja armazón se aclara
bajo una brillante pauta
y el viento toca la flauta
en las cañas de tacuara.
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