Yo nunca tuve otro oficio,
que el de pionar en estancias;
y recorrer las distancias
en ancas del sacrificio...!
Madrugando hasta de vicio
pa’ cumplir obligaciones;
aunque en muchas ocasiones
ese duro trabajar...!
¡No han sabido valorar
antojadizos patrones...!
De suerte que me sirvió
como parte de experiencia,
pa’ aplicar en mi existencia
lo que ese andar enseñó...!
Siempre empilchar me gustó
el pingo con lo mejor;
porque el buen trabajador
se conoce en el apero...!
¡Y en la estampa de un campero
es detalle de valor...!
Por eso me han codiciao,
más de una vez el pilchaje,
en los distintos parajes
que pionando he transitao...!
Y si el lazo he manejao
cuando al rodeo llegaba;
un gran gustazo me daba
cada vez más sastifecho...!
¡De revez o de derecho
les demostré que pialaba...!
No soy manco pa’ boliar
en el monte o campo abierto;
y hasta en el mesmo desierto
me tengo fe pa´rastriar...!
Si se trata de campiar
también soy conocedor;
y si bien no es en rigor
pa’ mí tarea habitual...!
¡Sé amanzar un animal
como cualquier domador...!
Nunca me pude arraigar,
pa’ tironiar la existencia,
en una sola querencia
contagio con el andar...!
Más de una vez quise alzar
un rancho pa’ hacer el nido;
pero jamás he podido
satisfacer este anhelo...!
¡Y ansina, en mi propio suelo,
siempre en lo ajeno he vivido...!
Esta es la vida campera,
de aquel que no tiene oficio;
rodeada de sacrificios
y al final nada le espera...!
Sin embargo a mi manera
soy feliz así como ando;
porque pa’ andar mendigando
un favor de los demás...!
¡Prefiero vivir en paz,
pionando, siempre pionando...!
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