(Foto: Eliseo Miciu Nicolaevici)
1. Escuchaste mi llamado
porque mi causa era justa,
y al embretarme la angustia
contestaste a mi cencerro,
como contestan los cerros
a la voz del que pregunta.
2. ¿Hasta cuándo el hombre zonzo
galopiará tras el viento
enlazando pensamientos
de mentira y vanidá?
¡Es que Dios con su amistá
no es cosa de arriar con tientos!
3. Que sepan que Dios me oye
y mi pedido ha escuchado,
y al dormirse en su recado
mediten ellos mi ejemplo
debajo de ese gran templo
que forma un cielo estrellado.
4. Pero quizá hay quién se diga;
"La alegría no es pa mí,
yo soy un pobre infeliz,
su luz ya no me ilumina".
Pero yo sé que El camina
a un paso detrás de mí.
5. El Señor me puso dentro
una alegría profunda,
como la que hay cuando abunda
el trigo, el vino, la carne;
si hasta pa dir a acostarme
mi custodia en El se funda.
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