Fue Mauricio Zalazar
un orgullo de estos pagos
muy merecedor de halagos
de quien lo vio jinetear.
Bolivar fue aquél lugar
donde éste gaucho nació
de donde un día partió
con rumbo a Curamalal
y como punto final
en Dorrego se afincó.
Llegó con Doña Rufina
buscando un nuevo horizonte
nunca se gastó en aprontes
el criollo de mi Argentina.
Don Mauricio se ilumina
con un cariño prolijo,
con el amor siempre fijo
demostrando ser buen padre
“aparcerao” por la madre
dar buena crianza a sus hijos.
Por gran jinete, su fama
hasta Méjico llegó
en tierra azteca grabó
su nombre con buena trama.
En la cima se encarama
siempre de frente, sin mañas
todo el gauchaje lo apaña
por envidiables razones
y en pulperías y fogones
se comentan sus hazañas.
Recuerdo que cierta vez
-este episodio subrayo-
para unas Fiestas de Mayo
de mil novecientos diez
éste gaucho sin revés
corajudo y arriesgado
en Palermo había montado
a unos chúcaros sin “yel”
para la Infanta Isabel
que de España había llegado.
Lo invita ella a su sitial
por su arrojo y por su brillo
obsequiándole un anillo
con el Escudo Real,
este criollazo cabal
que cumplió con su deber
que con riesgo y con placer
hizo su demostración
despertó la admiración
de ésta Noble y Gran Mujer.
Tuvo marchas destacadas
en su caballo “Cruz Diablo”
éste argentino del que hablo
de trayectorias marcadas,
de famas muy bien ganadas
que las paseó con honor.
Por eso con gran fervor
quiero su nombre realzar
Don Mauricio Zalazar
gran jinete y domador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario