(Pintura: Augusto Gomez Romero)
Anda el corazón
buscando la senda,
que atrape los pasos
de la sed que quema
y quite del alma
el dolor que pesa.
Le crecen las alas
de rocío en hebras,
para surcar los montes
destilando estrellas
y cosechar auroras
que abracen la tierra.
A la sombra del algarrobo
amarillando la siesta,
enamora al hombre
que callado sueña
y talla un poema
de hacha y miseria.
Renace en la tarde
en remolinos de arena,
entonando una zamba
de violín y penas
y suelta en palomas
su grito de espera.
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