miércoles, 23 de junio de 2010

Me echaron del puesto


- Buenas tardes mi mama...
¡Venga mi vieja que le encaje
un beso grandote en la trompa!
- Quédese quieto;
semejante hombraso con esos bigotes
Y haciéndose el chico?
- ¡¡¡Es que Mama, vengo de alegre!!!
¿No le digo el antojo?,
- Va a cumplir los treinta
Y anda aragañando con sus sentimientos...
Dígame, ¿ya ha encontrao novia?
- No me eche agua fría,
Que mientras usted viva
No habrá moza por más linda,
Que sea capaz de meter
la pata d'entro el rancho;
Mi mama es mi novia
y acabao el cuento.

- ¿Le hacen mayordomo?
- ¡Qué mayordomo ni qué mayordomo,
endivine?
- ¿Le aumentaron el sueldo?
- ¡Qué sueldo ni qué sueldo!.
Quiere que le diga por qué vengo alegre?
Me echaron del puesto!

-Cómo dice?
Que le han echao del puesto
Y usté viene alegre?
- Sí, pero una vez que usté sepa por qué me despiden
Me va a creer más su hijo...
Hace una semana
Llegó la patrona y el patrón del pueblo,
Con ellos trujeron al hijo;
Un mozo que dicen que es leído
porque estudia en los libros,
toma té con wiskhy,
se pinta las uñas...
pero tiene más humo:
ese palo verde
que usté ha echao en el fuego.

Ayer hubo fiesta en la estancia
y el mocito biodo, maltrató al boyero,
anduvo a palos con peones y perros;
cuando vide que el patrón con tuita justicia,
vino a pedirle al hijo, se estuviese quieto,
el patrón fue quien tuvo que irse dentro.

Luego, ¡vino la madre!
Para qué venir…
Conforme la pobre viejita,
Vino a pedirle al hijo se estuviese quieto.
Se ensañó en la pobre;
Lo maldijo a Dios!
Y cuando esa pobre madre vino a arrodillarse,
la tomó de un brazo, la apretó fuerte,
la tiró en el suelo,
y después, no me acuerdo...

Se me fue el sentío, me tapó una sombra,
lo alcé por los aires y lo estrellé contra el suelo.
No sé si lo he dejao allí tirao, creyéndolo muerto
porque pensé que era usté esa madre
y yo ese mal hijo que había educado el pueblo.
Y quise matarlo,
deshaciendo ese hijo que olvidó en los libros
lo que un ignorante de los ranchos nuestros,
ni borracho, ni loco, se olvida un momento.

Y aquí estoy...
Déjeme que le encaje un beso grandote en la trompa!
Deje que llore uno chiquitito pegadito en su seno.
Deje que me sienta un chiquilín de nuevo,
mientras grito alegre: ¡Me echaron del puesto!

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