El juramento de los treinta y tres:
Amigo Don Juan Manuel,
Me alegro mucho que esté
Sano del copete al pié;
Y dispense si en su carta
Algún disparate ensarta,
Este servidor de usté.
Una suya recibí
Punteada con todo esmero;
Y al verlo tan cariñero
Dije para mí: A este Blanes
No hay oriental que le gane
Como amigo verdadero.
Y aunque me diga atrevido
O que a la luna le ladro,
Como ese bicho taladro
Que no puede estarse quieto,
En todas partes me meto
Y me metí a ver su cuadro.
Por supuesto los diez pesos
Los largué como el mejor,
Pues no soy regatiador,
Y ya entré a ver dispués
Los famosos "Treinta y Tres"...;
¡Ah cuadro que da calor!
Me quedé medio azorao
Al ver esa comitiva;
La miré de abajo arriba
Pero ¡que el diablo me lleve!
Si parece que se mueve
Lo mesmo que cosa viva.
Encima le han colocao
Un sol que valdrá un tesoro:
Lo habrán puesto, no lo inoro,
Como en el naipe español,
Porque habrán dicho esos toros:
"A todos alumbra el sol".
Y esa gente tan dispuesta
Que su país va a libertar,
No se les puede mirar
Sin cobrarles aficion:
¡Si hasta quisiera el mirón
Poderles acompañar!
Para mí, más conocida
En la gente subalterna;
Mas se ve que quien gobierna,
O lleva la dirección,
Es un viejo petizón
Qu está allí abierto de piernas.
Tira el sombrero y el poncho,
Y levanta su bandera
Como diciendo: "ande quiera
Que flamé se ha de triunfar,
Vengo resuelto a peliar
Y que me siga quien quiera".
Le está saliendo á los ojos
El fuego que el pecho encierra,
Y señalando a la tierra
Parece que va á decir:
"Hay que triunfar o morir,
Muchachos, en esta guerra".
Y animando aquella gente
Que á lidiar se precipita,
Mientras se mueve y se agita
Con la proclama del viejo,
Hay uno que dende lejos
Le muestra una crucesita.
Cerca de él, hay otro criollo
De poncho y de bota fina;
Se ve que en la tremolina
Hará agujero si atropella:
Ha agarrao la garabina
Como pa darles con ella.
Al lao, el de camiseta,
Ya deja ver que es soldao;
Está muy arremangao
Como hombre resuelto a todo:
Se le conoce en el modo
Que ha sido algún desalmao.
Hay otro de pantalón,
Tirador bordao de seda;
Que lo resista quien pueda
Cuando llegue a gritar, ¡truco!
Ha echao al hombro el trabuco,
Y se ha metido en la rueda.
De pantalón va también,
Otro de sombrero al lao:
Es resuelto y animao,
Pero de un modo distinto;
Tiene el naranjero al cinto,
Y parece más confiao.
Hay otro viejo gritando
"¡A mí naides me aventaja!;
"¡En cuanto suene la caja
"He de responder al grito!.
Tiene en la mano un corvito
Que ha de estar como navaja.
Ese que esta arrodillao
No me deja de gustar;
Uno puede asigurar,
Que va á decir- cuando hable:
"Todos tienen que jurar
Sobre la hoja de este sable".
Que ha de haber sido algún bravo
En el ademán se advierte,
Y para estar de esa suerte,
Dije yo, lo han elegido,
O por ser más decidido
O por tener bota fuerte.
Me gusta el de casaquín;
Se le nota el movimiento,
Como que en ese momento
Tira su sombrero arriba.
A tiempo que pega un ¡viva!
Medio loco de contento.
Pero entre tanto valiente
Donde lejos se divisa
El que en mangas de camisa
Se hace notar el primero,
Un gaucho más verdadero:
No he visto, ni en los de Urquiza.
Espuela y botas de potro,
Todo está como nacido:
Es patriota decidido,
Se ve que resuelto está:
Para mejor, le ha salido
Medio escaso el chiripá.
En el amor y en la guerra-
En todo habrá sido igual;
Tiene, un trance tan formal
El enemigo en contorno;
Pero no olvidó el adorno
De cola de pavo-rial.
Le adivina la intención
Todito aquel que lo vea;
Para dentrar en pelea
Revela hallarse dispuesto,
Y de fantástico ha puesto
De dragona la manea.
Lleva su ropa y sus armas
Como que las sabe usar:
Con gracia sabe arreglar
Su trabuco en la cintura;
Muestra ser, por la figura,
Sin asco para matar.
Y además de algunos otros,
Me ha llamado la atención
Uno que está en un rincón
Como quien no dice nada:
Se ha largado a la patriada
Descalzo y de pantalón.
Y yo, para mí decía:
Estos hacen lo que deben;
Y varones que se atreven
Con voluntad decidida
A jugar ansí la vida
Tal vez ni cigarros lleven.
Van a libertar su país
Peliando con valentía;
Quizás ni ropa tendrían,
Pero nada los sujeta;
Hasta las mesmas maletas
Están, ay, medio vacías.
La garabina y el sable
Que están tirados allí,
Pensé yo al verlos ansí:
O alguno se ha hecho avestruz
O son de aquel de la cruz
Que los ha dejado aquí.
A la distancia se llevan
El bote los marineros,
Los mesmos que los trujeron
Se retiran apuraos;
Ya se ve, que les hicieron
La compañía del horcao.
Parece que van diciendo:
"¡Ai quedan sin esperanza!
"Y vámonos sin tardanza;
"Si viene fuerza enemiga
"Tal vez ninguno consiga
"Escapar de la matanza".
Yo los hubiera agarrao
A los que el bote se llevan;
Justo es que á todo se atreva
El hombre que hace la guerra;
Cuanto pisaron en tierra
Debió principiar la leva.
No meto en esta coplada
A todos por no cansarlo;
Pero debo confesarlo,
Amigo, y se lo confieso,
Yo le saqué los diez pesos
Al cuadro, tanto mirarlo.
Cuente si son Treinta y Tres,
Si en mi cálculo no yerro;
Con ésta mi carta cierro.
Amigo, me planto aquí,
Ni Cristo pasó de allí
Ni tampoco
Martín Fierro.
(Año:1878)
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