“Sudadera, cojinillo…
Cincha, pegual, boleadoras
Coscojas “saludadoras”
Con su sonido de grillos,
¡Sin un cobre en el bolsillo!
Pero con lujo campero
¡Plata mechando el apero!
Con bombas y pasadores
Tejidos como unas flores
¡Por sus dedos de soguero!
Matras que otorgan color
A la seriedad paisana
Dando tono de mañana
¡De noche y con resplandor!
Un fueguito rendidor…
Para asar algún bocado
Que previsor ha llevado
Embolsado a las caronas
Y un porrón grande lo entona
¡Mientras espera el asado!
Como no quiere dejar…
A su montado maneado
A “estaca pampa” lo ha atado
Para que pueda pastar
¡Cerca lo oye relinchar!
Corto y sereno el sonido
Que acalla con un silbido
Mientras espera la aurora
Y al “centinela” valora
¡Siempre alerta al primer ruido!
Su gran arma… es el valor
Que apoya con su cuchillo
Y un caronero sencillo
De hoja marca “tambor”
Afilado y dentrador
Por si acaso precisara
Peliar al que se acercara
¡O fiera o aparecido!
O algún paisano atrevido
¡Que sus bienes codiciara!
De vez en cuando se arrima
A una estancia a trabajar
Se conchaba a su pesar
¡Pues su libertad declina!
Al poco tiempo imagina…
Galopar a su albedrío
Pensar ¡todo el campo es mío!
Le hace ver al capataz
¡Pide la cuenta y en paz!
Revive al no estar cautivo.
¡Y otra vez vuela en el viento!
¡La pampa por compañera!
Toda la llanura entera
Le llena su sentimiento
Anda de nuevo contento…
Gozando su libertad
Hace valer la igualdad
Del hombre ante El Creador
Y vuelve a ser el señor…
¡De toda la humanidad!”
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