Después de un tiempo largón
en que volví por mi Pago,
vi con tristeza el estrago
que dejó la evolución,
anduve por la Estación,
caminé entre los galpones,
ya no se ven más vagones
y ¡qué cosa mas ingrata!
media rueda de una chata
asomaba entre zanjones.
Me detuve frente a ella
y entrecerrando los ojos,
imaginé un gran rastrojo
y entré a desandar la huella,
mi recuerdo se atropella
entre caballos y aperos,
entre estibas y bolseros,
laderos en las culatas,
y al pescante de una chata
lo vi sentao al carrero.
Ahí estaba la cuadrilla,
gente guapa y muy capaz,
junto con el capataz,
y vi muestras de semillas
que en bolsitas amarillas,
guardaba el recibidor,
hombre muy conocedor
y respetao si lo era,
pagao por la cerealera
... y una luz pa'l calador.
Pero, todo es ilusión,
de'sa chata solo queda,
aquél pedazo de rueda
enterrao en el zanjón,
y en el enorme galpón
de chapa galvanizada,
donde estaba la peonada
entre burros y tablones,
hoy hay nidos de gorriones
colgando de la cabriada.
Así quedó en mi memoria
esa imagen recortada
y aquella chata cargada
es parte ya de la historia,
pasó sin pena ni gloria,
tal vez buscó otro paisaje,
con su carga, su bagaje,
desplazada, triste y sola,
como dijera Gandola:
"se fue en el último viaje".
Chata, playa o de cajón
que por mi Pago cruzaron,
en sus piso transportaron
riquezas de mi Nación;
no hubo pa'vos un rincón,
ni tampoco pa'l carrero,
lo dijo Domingo Berho:
"El progreso te ha vencido"
y hoy el campo lo ha invadido,
el moderno camionero.
Tal vez algún chacarero,
con gauchazo corazón,
te conserve en su galpón
como un recuerdo campero,
o serás un gallinero,
con tu estampa derruida,
como esperando afligida
y hasta con resignación,
que las brasas de un fogón,
le pongan fin a tu vida.
(Foto: Francisco Ayerza)
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