jueves, 12 de junio de 2008

Cerquita el fogón...


El fogón es distinto: no discute;
tiene alma para el baile y el velorio;
tira la lengua al cuento, y si es de penas,
le sangra el corazón entre rescoldos.
Hay veladas de invierno en mi tapera,
en que ya frío el mate, estoy muy solo;
y él, envuelto en cenizas, no se duerme;
me mira como el perro: con un ojo,
De mañana, le arrimo charamuscas
y su amor me renace generoso,
Y es que sabe tener, como el poeta,
la facultad de no morir del todo
y el sino de ir naciendo tras los días
en renovada fiesta de cachorro.
("El fogón").

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