"...guacho y gaucho me parecían lo mismo, porque entendía que ambas cosas significaban ser hijo de Dios, del campo y de uno mismo". (Don Segundo Sombra)
lunes, 28 de noviembre de 2011
Gauchos y Melicos
A mis queridos hermanos.
Después de juntar cansancio
los que nunca guardan nada
entre apartes y rodeos,
llegó el día de cobranza.
Y pa más peor de los males
en sábado justo cáiba.
Cada uno alistó sus pilchas
cobró lo que le adeudaban
y, sin ponerse de acuerdo,
p'al mesmo lao galopaban...
... Como cinchando el camino
p'alejarlo de las casas.
Ansina jué qu'esa noche
la pulpería se hallaba
más tupida que mazorca,
entre gritos y jaranas,
ruidaje del coperío
y rasguidos de guitarras.
-¡Voy diez pesos al que tira!
-¡Va conmigo esa parada!
-¡Que cante otra, el mocito!
-¡Aquí, al rincón, cuatro cañas!
-¡Tenga mano, tallador!
¡Soy sota de salto y carta!
-¡Aquí hay un güetlo olvidao!
¿A quién le sobra la plata?
-Métale caña pa todos;
ya pongo lo que le falta;
y si lo que falta es sed,
yo pongo sed hasta mañana.
La nutrida concurrencia
festejó de güena gana
la salida del metido
con conora carcajada,
que se cortó de repente
como si la degollaran.
-¡Silencio! -gritó una voz
como mandando: ¡A la carga!
La bordona rezongó
por una mano apretada,
mentras la sota de salto
s'escabuyó entre una faja.
La taba se hizo perdiz,
lo mesmo que las paradas;
y era tan grande el silencio
que hasta se óiba cáir l'escarcha.
¡Poruqe'n estas ocasiones
hasta los vasos se ablandan!
¡Soy el Comesario y mano
que se termine la farra!
Yo le viá dar coperío,
pendencias y compadradas;
naipe sinchao con pegote
y andar con tabas cargadas.
Gauchos sucios y rotosos
guapos con la gente blanda,
carneadores en lo ajeno
que no tienen ley ni patria,
ni rispeto para naides
ni amor a las cosas santas.
Nacidos quién sabe dónde;
hijos de un porrón de caña,
en una noche de copas
después de una matreriada,
entre vapores de alcohol
y gente de su calaña.
A ver... ¿ande está ese guapo
que arroya a la melicada?
¡Vaya palpando, sargento!
Y al que me le encuentre un arma
métale, nomás los fierros
y me lo saca a la rastra.
El sargento lo observó
y miró a la melicada,
quedándose sin moverse
como una estaca clavada.
-¡No se me achique, sargento,
qu'es muy fácil l'arreada!
Y se adelantó el primero
hastsa donde estaba Almada;
un gaucho viejo del pago,
güen mozo y de recia estampa.
Muy suave pa conversar
pero de mano pesada.
En cuanto se le acercó
quiso manotearle el arma.
Almada dió un paso atrás
y así lo paró de entrada:
-Téngase quietas las manos
que naide le ha dao confianza.
Y sepa pa'su gobierno
que, toda esta gente honrada
que le ha tolerao insultos,
no gusta ser manoseada;
porque somos, con orgullo,
hijos de una estirpe gaucha.
De esa raza que nació
junto con la historia patria.
Gauchos que, en la Reconquista,
tiñó su sangre las aguas.
¡Rojo mensaje de América
convertido en clarinada!
Gauchos que, frente al Cabildo,
una gloriosa mañana,
en lo más hondo del pecho
sintieron nacer la patria
y se entregaron de lleno
en cuerpo, en vida y en alma.
Gauchos que, allá en San Lorenzo,
junto al Santo de la Espada,
pusieron pecho al peligro
con la histórica batalla,
conquistando el primer lauro
para las patriotas armas.
Los que, junto a San Martín,
por Los Patos y Uspallata
llevaron la libertad
a las naciones hermanas,
haciendo fértil la tierra
regada con sangre gaucha.
Gauchos que, con don Martín
Güemes, en la gaucha Salta,
pararon al opresor
a fuerza de poncho y lanza:
gauchos que todo lo dieron
y nunca pidieron nada.
Gauchos sucios por ajuera
pero muy limpios de alma.
No sólo tenían las pilchas,
también el cuero hecho hilachas
por honrosas cicatrices
con que les premió la Patria.
Gauchos que, en toda la historia,
con sangre escribieron páginas
respetadas por los hombres
que saben de cosas gauchas,
pa'que ahura venga cualquiera
a pretender manosearlas.
Aunque usted, con su uniforme,
a la autoridá proclama,
eso no le da derecho
a insultar a gente honrada,
ni a llevarse por delante
la dignidad de una raza.
Porque estos hijos de naide,
como acusa su ignorancia,
son los hijos del dolor
que sufre la tierra gaucha
por tolerar a mandones
sin sentimientos ni nada.
Porque una cosa es la ley
que a todo el mundo, le alcanza
sin privilegio ninguno,
sincera, justa y humana,
y, otra cosa, la injusticia
en la autoridá amparada.
Esta es gente de trabajo
y naide ha cáido en falta;
y si se juegan un peso
en el naipe o en la taba,
es porque en los grandes clubes
el gaucho no tiene entrada.
Y no compriendo, señor,
por qué, al hombre que trabaja
se le prive divertirse
como le dé gusto y gana,
sin molestar a denguna
y gastándose la plata.
-¡Güeno!¡Basta! ¡Se acabó!
¡Qué tanto gastar palabras!
¡A vos, por más cocorita
te viá sacar a la rastra
pa'terminar de una vez
con tus desplantes y charla!
-¡Mas yo le voy a advertir
que, como me llamo Almada,
qu'esta herramienta e trabajo
también se transforma en arma
cuando és pa'defender
la libertad, que es sagrada!
-¡Y yo te viá demostrar
que no me asustan guapeadas!
Ya mismo, sin dilaciones,
andá entregando el arma,
si no querés que te meta
en el cuerpo cuatro balas.
¡Y gatilló su revólver!
Pero, como luz, Almada
l'esquivó el cuerpo al peligro
y ay se le fué a la carga:
pero lo paró el sargento
esgrimiendo su charrasca.
-¡Quedan los dos detenidos,
y se acabó la payada!
-Soy el Comesario y mando...
-Usté aquí no manda nada!
¡Abuso de autoridá
y atentao a mano armada!
-¡Esa insubordinación
yo no voy a tolerarla!
¡Y ya le ordeno, Sargento...
-Orden que no viá acatarla.
El Comesario Inspector
dirá si yo estuve en falta.
Usté atropelló derechos
con sus insultos, de entrada,
provocando la reacción
de esta noble gente gaucha
y agravó la situación
haciendo uso de armas.
La ropa no privilegia
a quien no es capaz de honrarla,
y no cuentan los galones
cuando se comete falta
provocando las pendencas
quien está para evitarlas.
Cuando cae un capitán
en los campos de batalla,
lo remplaza otro soldao
que se sienta con agallas
y seguro de cumplir
con honor esa patriada.
Usté, señor Comesario,
ha tenido una rodada;
yo tomo el mando e la gente
y le juro por mi raza
que, si no puedo a las buenas,
tendrá que ser a las malas.
Ustedes vayan puertiando.
¡Deme su cuchillo, Almada!
-Aquí lo tiene, Sargento;
y voy de muy buena gana.
¡Hoy tengo fe en la justicia
por usté reprensentada!
Cuando la ley es pareja
naides deja de acatarla
cumpliéndola con respeto;
y con hombres de su laya,
muy pronto se acabaría
con las policías bravas.
Que se creen con derecho
de arroyar a gente honrada
y de mirar con desprecio
a toda la gente gaucha;
que si es noble, en su nobleza
está la juerza e su raza.
A esta raza que nació
junto con la historia Patria,
no ha de ser el atropello
el que pueda dominarla.
¡Raza que ha nacido libre
nunca será encadenada!
viernes, 25 de noviembre de 2011
Romance para la patria de un niño
La vincha roja que el sol
dibujara en la distancia,
se deshacía lentamente,
mientras la luna blanca,
en un acto de piedad,
pintaba el patio de plata.
Algo que fue un arau,
el corral sin una cabra,
el patio medio borrau,
un hacha por ahi tirada,
daban la imagen doliente
de las cosas olvidadas.
Con el mate en una mano,
colgando en la otra, la pava;
un hombre doblau en años,
con un niño conversaba.
Extendiendo sus bracitos,
como ramitas sin savia,
por encima de los montes,
con voz limpia, como su alma,
preguntó el niño al anciano:
-¿Qué hay al otro lao, tata?
-Ahhh...Hombres...Hombres como nosotros...
...Son tus hermanos de raza.
-¿Y por qué no nos visitan?
-Son gente muy ocupada.
-¿O no conocen el rancho?
-Será... Será que no saben nada.
Se habrán borrau los caminos.
En dispués, cuando seas grande,
van a traerte una carta, avisándote
que tienes que ir a servir a la patria.
-¿Y cómo es que se la sirve?
-Peleando si te la atacan
o trabajando también.
- Y a usté, a usté ya lo llamaron...?
-Claro, yo ya cumplí con ella.
-¿Y ella? ¿Ella cumplió con usté?
-¡Pucha!...ya está fría el agua.
-Y... ¿qué es la patria, tata?
La boca vieja del viejo
quedó un segundo apretada.
-Y esto: el rancho, el arau,
las cenizas de tu mama,
tu padre por ahi cosechando,
el corral vacío, el hacha,
los que están al otro lao,
nuestros hermanos de raza.
Y pa' un viejo como yo,
vos, mi nieto...
¡vos, mi nieto, sos mi patria!
Los ojos se le nublaron...
Y una lágrima pesada
buscó la boca del mate,
como pa' entibiar el agua.
Abrazándose al anciano,
creció el niño en la palabra,
cuando dijo: -No llore...
Por favor, no llore, tata.
También para mí, usté
y este rancho son mi patria.
Y si algo quieren quitarme,
y si alguno me la ataca,
por sus lágrimas le juro,
antes que llegue la carta,
yo voy a morir peleando...
¡Yo voy a morir peleando,
por defender a mi patria!
dibujara en la distancia,
se deshacía lentamente,
mientras la luna blanca,
en un acto de piedad,
pintaba el patio de plata.
Algo que fue un arau,
el corral sin una cabra,
el patio medio borrau,
un hacha por ahi tirada,
daban la imagen doliente
de las cosas olvidadas.
Con el mate en una mano,
colgando en la otra, la pava;
un hombre doblau en años,
con un niño conversaba.
Extendiendo sus bracitos,
como ramitas sin savia,
por encima de los montes,
con voz limpia, como su alma,
preguntó el niño al anciano:
-¿Qué hay al otro lao, tata?
-Ahhh...Hombres...Hombres como nosotros...
...Son tus hermanos de raza.
-¿Y por qué no nos visitan?
-Son gente muy ocupada.
-¿O no conocen el rancho?
-Será... Será que no saben nada.
Se habrán borrau los caminos.
En dispués, cuando seas grande,
van a traerte una carta, avisándote
que tienes que ir a servir a la patria.
-¿Y cómo es que se la sirve?
-Peleando si te la atacan
o trabajando también.
- Y a usté, a usté ya lo llamaron...?
-Claro, yo ya cumplí con ella.
-¿Y ella? ¿Ella cumplió con usté?
-¡Pucha!...ya está fría el agua.
-Y... ¿qué es la patria, tata?
La boca vieja del viejo
quedó un segundo apretada.
-Y esto: el rancho, el arau,
las cenizas de tu mama,
tu padre por ahi cosechando,
el corral vacío, el hacha,
los que están al otro lao,
nuestros hermanos de raza.
Y pa' un viejo como yo,
vos, mi nieto...
¡vos, mi nieto, sos mi patria!
Los ojos se le nublaron...
Y una lágrima pesada
buscó la boca del mate,
como pa' entibiar el agua.
Abrazándose al anciano,
creció el niño en la palabra,
cuando dijo: -No llore...
Por favor, no llore, tata.
También para mí, usté
y este rancho son mi patria.
Y si algo quieren quitarme,
y si alguno me la ataca,
por sus lágrimas le juro,
antes que llegue la carta,
yo voy a morir peleando...
¡Yo voy a morir peleando,
por defender a mi patria!
A Nuestra Señora Gaucha del mate
I
Cuentan que el mate inventó
ña taragüisa Irupé,
si caliente o tereré,
no lo puedo saber yo.
Pero afirmo que encontró
en esta yerba bendita
el imán que necesita
la gente de nuestros pagos,
mientras se suman los tragos
todos se sientan cerquita.
II
Aquí me pongo a cantar
mientras la pava rezonga,
esta argentina milonga,
sólo para acompañar
una mateada sin par,
porque hoy ceba la Señora,
milagrosa cebadora
que en cada mate que ofrece
con su mirada parece
más que Reina, servidora.
III
Sabiendo que va a servir
se hace más grande la ronda,
y en una amistad muy honda
todos quieren compartir.
No hay mucho para decir,
importa la compañía
y sentir que cada día
una fraterna mateada,
en torno a la Madre amada
llena de paz y alegría.
IV
Más también se puede dar
que ande el criollo solitario;
como nunca es necesario
que busque abrigo y matear.
Y ahí es bueno recordar
que hay alguien que siempre espera
dispuesta a abrir la tranquera
y a escuchar con atención,
las cuitas del corazón
aún del alma más matrera.
V
Esto que yo voy cantando
es pá todos, pero entiende
sólo el cristiano que aprende
desde que anduvo gateando,
que hay otra Madre mirando
y, aunque ya vive en el cielo
gusta andar por nuestro suelo
en medio de los cristianos
para hacernos más hermanos
sin rencor y sin recelo.
VI
Fue inspiración sin igual
esta idea misionera
porque en palacio o tapera
la Virgen con delantal
llama al santo y al bagual.
Y, esto no es un disparate
que se le ocurrió a un orate
dio el Papa su bendición
a esta nueva advocación
"la Virgen Gaucha del Mate"
VII
Alguien podría argüir
que esta criollita es muy seria.
Yo pienso que es la miseria
que vé, y el tanto sufrir
que le impiden sonreír.
Pero su rostro trasunta
y sencillamente junta
en su gesto humilde y puro
tanta paz y amor maduro,
que es respuesta a la pregunta.
VIII
Vengan todos juntos a mí,
acérquense a mi querencia,
yo comparto la dolencia
del ya grande y el gurí,
criollo, gringo o guaraní.
Si están todos a mi lado
no tiene fuerza el pecado
y renace la confianza,
porque yo soy la esperanza
para este mundo extraviado.
.....................................................................
Oración:(Autora: María Virginia Gette)
María del Buen Mate
Del mate de las frías madrugadas,
del mate de las tardes otoñales,
del mate de las noches de estudiantes,
del mate de la espera…
María del Buen Mate
del mate del amigo y del encuentro
del mate que reemplaza los almuerzos
del mate que calienta los inviernos,
del mate que reúne y que celebra…
María del Buen Mate
del mate oportuno en la visita,
del mate silencioso en los abuelos,
del mate espumoso de la rueda,
del mate que no hace diferencias…
María del Buen Mate
del mate que está siempre dispuesto,
del mate que nunca se resiente,
del mate que se alegra en ser usado,
del mate que se brinda a cada hora…
María del Buen Mate
enséñanos a tomar mate que no sea el mate frío de la rutina, que sea el mate del amor fraterno que nos deje sabor a vida nueva.
Que no sea el mate "que pierde tiempo" cuando hay otro que quiere compartirlo.
Que sea el mate que celebre siempre al amigo oportuno que se acerca, que sea el mate creador de espacios donde el otro encuentre la paz y la confianza
que sea el mate que suavice las heridas y acorte las horas de cansancio y soledades.
Que sea el mate una buena nueva, un canto a la amistad, una moda de amar y dar la vida.
Amén.
(Pintura: Pedro Olmos)
Cuentan que el mate inventó
ña taragüisa Irupé,
si caliente o tereré,
no lo puedo saber yo.
Pero afirmo que encontró
en esta yerba bendita
el imán que necesita
la gente de nuestros pagos,
mientras se suman los tragos
todos se sientan cerquita.
II
Aquí me pongo a cantar
mientras la pava rezonga,
esta argentina milonga,
sólo para acompañar
una mateada sin par,
porque hoy ceba la Señora,
milagrosa cebadora
que en cada mate que ofrece
con su mirada parece
más que Reina, servidora.
III
Sabiendo que va a servir
se hace más grande la ronda,
y en una amistad muy honda
todos quieren compartir.
No hay mucho para decir,
importa la compañía
y sentir que cada día
una fraterna mateada,
en torno a la Madre amada
llena de paz y alegría.
IV
Más también se puede dar
que ande el criollo solitario;
como nunca es necesario
que busque abrigo y matear.
Y ahí es bueno recordar
que hay alguien que siempre espera
dispuesta a abrir la tranquera
y a escuchar con atención,
las cuitas del corazón
aún del alma más matrera.
V
Esto que yo voy cantando
es pá todos, pero entiende
sólo el cristiano que aprende
desde que anduvo gateando,
que hay otra Madre mirando
y, aunque ya vive en el cielo
gusta andar por nuestro suelo
en medio de los cristianos
para hacernos más hermanos
sin rencor y sin recelo.
VI
Fue inspiración sin igual
esta idea misionera
porque en palacio o tapera
la Virgen con delantal
llama al santo y al bagual.
Y, esto no es un disparate
que se le ocurrió a un orate
dio el Papa su bendición
a esta nueva advocación
"la Virgen Gaucha del Mate"
VII
Alguien podría argüir
que esta criollita es muy seria.
Yo pienso que es la miseria
que vé, y el tanto sufrir
que le impiden sonreír.
Pero su rostro trasunta
y sencillamente junta
en su gesto humilde y puro
tanta paz y amor maduro,
que es respuesta a la pregunta.
VIII
Vengan todos juntos a mí,
acérquense a mi querencia,
yo comparto la dolencia
del ya grande y el gurí,
criollo, gringo o guaraní.
Si están todos a mi lado
no tiene fuerza el pecado
y renace la confianza,
porque yo soy la esperanza
para este mundo extraviado.
.....................................................................
Oración:(Autora: María Virginia Gette)
María del Buen Mate
Del mate de las frías madrugadas,
del mate de las tardes otoñales,
del mate de las noches de estudiantes,
del mate de la espera…
María del Buen Mate
del mate del amigo y del encuentro
del mate que reemplaza los almuerzos
del mate que calienta los inviernos,
del mate que reúne y que celebra…
María del Buen Mate
del mate oportuno en la visita,
del mate silencioso en los abuelos,
del mate espumoso de la rueda,
del mate que no hace diferencias…
María del Buen Mate
del mate que está siempre dispuesto,
del mate que nunca se resiente,
del mate que se alegra en ser usado,
del mate que se brinda a cada hora…
María del Buen Mate
enséñanos a tomar mate que no sea el mate frío de la rutina, que sea el mate del amor fraterno que nos deje sabor a vida nueva.
Que no sea el mate "que pierde tiempo" cuando hay otro que quiere compartirlo.
Que sea el mate que celebre siempre al amigo oportuno que se acerca, que sea el mate creador de espacios donde el otro encuentre la paz y la confianza
que sea el mate que suavice las heridas y acorte las horas de cansancio y soledades.
Que sea el mate una buena nueva, un canto a la amistad, una moda de amar y dar la vida.
Amén.
(Pintura: Pedro Olmos)
Yo soy Juan Pueblo, Señores
(Foto de colección de ponchos de Familia Avar Saracho)
Yo soy Juan Pueblo: el mesmito
que payó con Santos Vega,
que mateó con Ascasubi
y con Fierro dió la vuelta.
El que se hizo tacuara
cuando la invasión inglesa.
Y ñandubay hecho lanza
desde la mañana aquella
en que don French y Berutti,
bajo un cielo de tormenta,
nos puso cielo en el pecho
con la criolla escarapela.
El que en barranca'el Rosario
juró defender la enseña
que izara Manuel Belgrano
como un sol en nuestra güella.
El mismo que en San Lorenzo
cargó las armas con piedras
y regó con sangre el surco
que germinó en toda América.
El que junto al Capitán
los Andes cruzó de vuelta
con el cuero remendao
pero sana la concencia.
El que vibró con Moreno.
El que recogió su tea,
y puso luz en las almas
perdidas en las tinieblas.
El que allá en el dieciséis,
en la Tucumán eterna
hizo que el mundo escuchara
el grito de: ¡Independencia!
El que al lao de Rivadavia
luchó en las horas más negras
por unir a los hermanos
que ensangrentaban su tierra.
El que sufrió con Alberdi
el exilio y la miseria
por no poder de rodillas
la dignidad ante la fuerza.
El que cantó a Echeverría
y a Sarmiento, sus ausencias.
Oprimido el corazón,
pero con la voz resuelta.
El que hizo fértil los campos
dándole al suelo grandezas,
y puso oro en las almas
de los hombres de esta tierra,
que no venderán por oro
a ninguno sus conciencias:
porque templaron su espíritu
con el himno de Parera.
Yo soy Juan Pueblo, señores.
El que no acepta tutelas,
ni dominios, ni presiones,
ni de adentro ni de afuera;
el que no tiene más norte
que la libertad señera.
Que hace libres a los hombres
que saben luchar por ella.
Debemos gritarlo, todos...
pa'que el mundo lo comprenda.
¡Yo soy Juan Pueblo, señores!
¡Es hora de que lo sepan!
Yo soy Juan Pueblo: el mesmito
que payó con Santos Vega,
que mateó con Ascasubi
y con Fierro dió la vuelta.
El que se hizo tacuara
cuando la invasión inglesa.
Y ñandubay hecho lanza
desde la mañana aquella
en que don French y Berutti,
bajo un cielo de tormenta,
nos puso cielo en el pecho
con la criolla escarapela.
El que en barranca'el Rosario
juró defender la enseña
que izara Manuel Belgrano
como un sol en nuestra güella.
El mismo que en San Lorenzo
cargó las armas con piedras
y regó con sangre el surco
que germinó en toda América.
El que junto al Capitán
los Andes cruzó de vuelta
con el cuero remendao
pero sana la concencia.
El que vibró con Moreno.
El que recogió su tea,
y puso luz en las almas
perdidas en las tinieblas.
El que allá en el dieciséis,
en la Tucumán eterna
hizo que el mundo escuchara
el grito de: ¡Independencia!
El que al lao de Rivadavia
luchó en las horas más negras
por unir a los hermanos
que ensangrentaban su tierra.
El que sufrió con Alberdi
el exilio y la miseria
por no poder de rodillas
la dignidad ante la fuerza.
El que cantó a Echeverría
y a Sarmiento, sus ausencias.
Oprimido el corazón,
pero con la voz resuelta.
El que hizo fértil los campos
dándole al suelo grandezas,
y puso oro en las almas
de los hombres de esta tierra,
que no venderán por oro
a ninguno sus conciencias:
porque templaron su espíritu
con el himno de Parera.
Yo soy Juan Pueblo, señores.
El que no acepta tutelas,
ni dominios, ni presiones,
ni de adentro ni de afuera;
el que no tiene más norte
que la libertad señera.
Que hace libres a los hombres
que saben luchar por ella.
Debemos gritarlo, todos...
pa'que el mundo lo comprenda.
¡Yo soy Juan Pueblo, señores!
¡Es hora de que lo sepan!
Un poncho para los dos
(Foto: Nora Susana Abrego y Abel Falcon)-Yo- tengo un poncho "uruguayo"
que me regaló, un amigo...
es de cuello con solapa,
es de lana y pelo fino...
una barrera pa'l viento...
y una muralla, pa'l frío...
y... enamorau y cantor...
siempre ando armando "bullicio",
en mis noches "guitarreras"...
siempre por pagos distintos,
-cantor- de chúcara estampa...
y, pa'l pilchaje, prolijo.
De'hay, que a veces mi presencia,
inquieta al mujererío,
-y ahí estoy como en mi centro-
... algún piropo, deslizo,
que siempre alguna recoje,
como quien lanza un suspiro,
y así en los amaneceres...
el lucero, me hace un guiño,
si me acurruco en la "armada"
de un abrazo femenino...
...-jamaz pensé q'este poncho,
me diera tanto servicio...-
pero... si lo poco agrada...
lo mucho, provoca hastío,
-fueron tantos, los enredos,
en "amoríos" distintos...
que me he llamau a sosiego,
¡porque!, ahora les explico
-hace unos años atrás-
una moza he conocido...
rubia, elegante, atrayente,
de recatados principios,
y, en ese lapso de tiempo,
buena amistad, mantuvimos...
era nuestra relación,
de verdaderos amigos,
-ella no tenía pareja-
-yo pasaba por lo mismo--
... un día, en una fiesta criolla,
que estaba, muy cerca mío...
le dije -voy a besarte-
y en su mirar sorprendido,
note, que estaba esperando,
lo q'este cantor, le dijo,
y ahí nomás, le encajé un beso,
asficiante, dulce, tibio,
-ella- no puso objeciones...
me retiró despacito...
me miró, como en un gesto,
de simulado fastidio,
me acariciaron el rostro,
sus dedos largos y finos,
y, allí me devolvió el beso...
pero este sí fue larguísimo...
y me chamuscó los labios,
con el fuego del instinto...
el romance -que les mento-,
lleva dos años y pico,
y, ahora ella tiene el poncho,
del que les hablé al principio...
que por más que ella lo tenga
me sigue dando servicio,
-porque como toda "yunta"-
en ocasión, discutimos,
ella se va por su rumbo
y yo me largo al camino,
... pero... cerquita nomaz,
con ella, me comunico,
-moza... no me presta el poncho,
mire que estoy aterido...
-venga a buscarlo- me dice...
-total, yo no lo presiso,--
y, allá voy, de orejas gachas...
y, le comento, algo tímido,
-que tiempo loco tenemos--
-está haciendo calorcito...-
mejor, se lo dejo al poncho,
usted, lo luce tan lindo,
y regalos... son regalos...
no se devuelven, y listo
y, ahí es donde me retruca,
-entonces para qué vino-
es mejor que se lo lleve...
-total, tengo otros abrigos,
pase, que así se lo entrego,
está perfumau y limpio
y, a lo mejor, le hace falta
pa'tapar otros idilios-...
-y ahí si- que soy un artista...
porque entonado le digo...
si usted me desprecia el poncho,
-le prendo fuego ahora mismo-
y busco el encendedor...
que tengo en algún bolsillo...
... ella ... me agarra la mano,
diciendo - no sea impulsivo-
y el contacto de su piel,
es como el roce de un lirio...
me miran sus ojos tiernos,
y, yo muy tierno, la miro,
le acaricio las mejillas...
entrelazamos suspiros,
para tapar con ternura
que estuvimos en litigio...
-si se me pierde este poncho,
sobreviviré lo mismo,
pero si pierdo su amor,
me voy a morir de frío...
que me regaló, un amigo...
es de cuello con solapa,
es de lana y pelo fino...
una barrera pa'l viento...
y una muralla, pa'l frío...
y... enamorau y cantor...
siempre ando armando "bullicio",
en mis noches "guitarreras"...
siempre por pagos distintos,
-cantor- de chúcara estampa...
y, pa'l pilchaje, prolijo.
De'hay, que a veces mi presencia,
inquieta al mujererío,
-y ahí estoy como en mi centro-
... algún piropo, deslizo,
que siempre alguna recoje,
como quien lanza un suspiro,
y así en los amaneceres...
el lucero, me hace un guiño,
si me acurruco en la "armada"
de un abrazo femenino...
...-jamaz pensé q'este poncho,
me diera tanto servicio...-
pero... si lo poco agrada...
lo mucho, provoca hastío,
-fueron tantos, los enredos,
en "amoríos" distintos...
que me he llamau a sosiego,
¡porque!, ahora les explico
-hace unos años atrás-
una moza he conocido...
rubia, elegante, atrayente,
de recatados principios,
y, en ese lapso de tiempo,
buena amistad, mantuvimos...
era nuestra relación,
de verdaderos amigos,
-ella no tenía pareja-
-yo pasaba por lo mismo--
... un día, en una fiesta criolla,
que estaba, muy cerca mío...
le dije -voy a besarte-
y en su mirar sorprendido,
note, que estaba esperando,
lo q'este cantor, le dijo,
y ahí nomás, le encajé un beso,
asficiante, dulce, tibio,
-ella- no puso objeciones...
me retiró despacito...
me miró, como en un gesto,
de simulado fastidio,
me acariciaron el rostro,
sus dedos largos y finos,
y, allí me devolvió el beso...
pero este sí fue larguísimo...
y me chamuscó los labios,
con el fuego del instinto...
el romance -que les mento-,
lleva dos años y pico,
y, ahora ella tiene el poncho,
del que les hablé al principio...
que por más que ella lo tenga
me sigue dando servicio,
-porque como toda "yunta"-
en ocasión, discutimos,
ella se va por su rumbo
y yo me largo al camino,
... pero... cerquita nomaz,
con ella, me comunico,
-moza... no me presta el poncho,
mire que estoy aterido...
-venga a buscarlo- me dice...
-total, yo no lo presiso,--
y, allá voy, de orejas gachas...
y, le comento, algo tímido,
-que tiempo loco tenemos--
-está haciendo calorcito...-
mejor, se lo dejo al poncho,
usted, lo luce tan lindo,
y regalos... son regalos...
no se devuelven, y listo
y, ahí es donde me retruca,
-entonces para qué vino-
es mejor que se lo lleve...
-total, tengo otros abrigos,
pase, que así se lo entrego,
está perfumau y limpio
y, a lo mejor, le hace falta
pa'tapar otros idilios-...
-y ahí si- que soy un artista...
porque entonado le digo...
si usted me desprecia el poncho,
-le prendo fuego ahora mismo-
y busco el encendedor...
que tengo en algún bolsillo...
... ella ... me agarra la mano,
diciendo - no sea impulsivo-
y el contacto de su piel,
es como el roce de un lirio...
me miran sus ojos tiernos,
y, yo muy tierno, la miro,
le acaricio las mejillas...
entrelazamos suspiros,
para tapar con ternura
que estuvimos en litigio...
-si se me pierde este poncho,
sobreviviré lo mismo,
pero si pierdo su amor,
me voy a morir de frío...
jueves, 24 de noviembre de 2011
¡Si supiera escribir...!
(Pintura: Rodolfo Ramos)
Si superia escribir, le escribiría;
ya que hablarla, no me atrevo,
... porque me achico al verla y lo juro,
se me añuda la garganta y tiemblo.
Cuantas veces y querido hablarla
dicedido me juí a su encuentro.
Méi pasao las horas contemplándola;
y dispués avergonzao mé i güelto.
Temblando como gurí tomao en falta.
Peliándolo al cobarde que aquí dentro,
me aprieta el corazón y la garganta
y me deja como potro sin resuello.
Dispués; en la noche, cuando el catre
deja de crujir bajo mi cuerpo...
Me salen las palabras más floridas
que pueda trenzar mi pensamiento.
Me paso la noche dando güeltas,
mariao por andar campiando el sueño:
Y sin querer pensar, no hago otra cosa;
Y queriendo olvidarla la recuerdo.
¡Si supiera escribir le escribiría!
¡Sin saber escribir no puedo hacerlo!
¡Si Dios juera tan güeno y me enseñara
a escribir una sola vez! ¡Te quiero!
Con esas dos palabras mi arreglaba
aunque más no sea p'al comienzo,
Qu'en dispués qu'ella sepa mi cariño...
la escretura, la cambéo por mis besos.
Si superia escribir, le escribiría;
ya que hablarla, no me atrevo,
... porque me achico al verla y lo juro,
se me añuda la garganta y tiemblo.
Cuantas veces y querido hablarla
dicedido me juí a su encuentro.
Méi pasao las horas contemplándola;
y dispués avergonzao mé i güelto.
Temblando como gurí tomao en falta.
Peliándolo al cobarde que aquí dentro,
me aprieta el corazón y la garganta
y me deja como potro sin resuello.
Dispués; en la noche, cuando el catre
deja de crujir bajo mi cuerpo...
Me salen las palabras más floridas
que pueda trenzar mi pensamiento.
Me paso la noche dando güeltas,
mariao por andar campiando el sueño:
Y sin querer pensar, no hago otra cosa;
Y queriendo olvidarla la recuerdo.
¡Si supiera escribir le escribiría!
¡Sin saber escribir no puedo hacerlo!
¡Si Dios juera tan güeno y me enseñara
a escribir una sola vez! ¡Te quiero!
Con esas dos palabras mi arreglaba
aunque más no sea p'al comienzo,
Qu'en dispués qu'ella sepa mi cariño...
la escretura, la cambéo por mis besos.
La garrapata
Hijo de esta tierra gaucha
y acunado en su nobleza.
Traigo las alforjas llenas
con verdades de mi tierra.
Traigo, azul del cielo pampa.
Plata de las cordilleras.
Esmeralda de los llanos
y amatistas de las sierras.
Traigo oro blanco del sur.
Rojo del país de las quenas.
Y mil brillantes de arroyos
que bañan mi gaucha tierra.
Traigo bordaos de amapolas,
margaritas y verbenas.
Flores sangrantes de ceibo
y hojitas de yerbabuena.
Claveles dobles de Cuyo.
De Salta traigo azucenas.
Azahares de Entre Ríos
y de Córdoba violetas.
Traigo la música toda
de la gaucha pajarera.
Que sólo canta a la vida;
cantando a la Madre Tierra.
Pero traigo pa'mi mal:
Pa, mal de la gente güena.
La mitad de mis alforjas
aprietaditas de penas.
Allá, como aquí las gentes;
están enferma'e tristeza.
Debe ser la garrapata...!
¡La que asigún se comenta,
es un bicho muy dañino
que de sangre se alimenta!
Pero allá; en los animales
es más común la tristeza.
¡Animal garrapateao
es priferible que muera!
Comienza por no comer;
se afiebra, se tambalea...
Se le pone el pelo é punta
hasta que al fin ociquea.
El pobre animal no sabe
el peligro que lo cerca.
y solo piensa en comer,
y que venga de ande venga.
Pero las gentes: El hombre
que piensa con la cabeza.
Debe saber lo que come
y no comer de cualquiera.
Debe ver la garrapata
por más oculta que estéa.
O por más que se disfrace
con bastón y con galera.
Por más que le hable del pueblo,
de la patria o la bandera...
Puede ser la garrapata
que busca la sangre nuestra.
Que no sólo con hablar
y llenarnos de promesas:
¡Nos dieron Patria los grandes
que honraron a nuestra tierra!
En la obra más que en la charla
es donde está la grandeza.
¡El remedio pa'curar
el mal de la gente güena!
martes, 22 de noviembre de 2011
Pa' "Entre los talas"
Al amigo Héctor del Valle,
buen poeta y buen cantor
Güen paisano Héctor Del Valle
-hermano de güeya y causa-
viá escrituriarle sin pausa
mientras que'l saber no faye.
Pa'ubicarlo va el detaye
que a la misiva le abrocho:
La Plata, julio veintiocho
del ochenta y seis, güen año,
pero a causa'el frío tamaño
'tan mis dedos medio mocho.
Acá'ndo engolosinao
con el decir de sus versos,
y esos sucesos diversos
me tienen cuasi almariao:
¡si "El Pangaré de Calfiao"
parece que anda en mis venas!
Hay letras que'stán muy güenas:
pa' "El boyerito", mis flores,
"Sabores y Sinsabores"
van "Repechando mis penas".
"La muerte de Juan Canales"
tiene pesares que'nanco
y está en "Aflojando el Tranco"
un lamento'e totorales;
pero no esisten los males
que le apaguen la guitarra,
"Por darle mucho a la farra"
no habrá de acayar su canto
porque de acá lo agiganto
diciéndole: ¡tiene garra!
Reconocí en los nombrao
de "Homenajeando a un Resero"
a un paisano muy campero
que se yamó Juan Tirao;
estoy bastante ayegao
a esa familia gauchasa,
y ya que de tiro pasa
el ricuerdo, de su mano,
le digo: murió el hermano
-Don José- crioyo de raza.
Pa'mi gusto a la tropiya
que "Entre los Talas" pastea
le falta un compuesto, vea,
que de por sí solo briya;
es una letra que oriya
al tranquito, un campo flor,
y es mi opinión, si señor,
que tiene mucha valía,
le'stoy nombrando a "Echuría"
pa'mi, ¡de marca mayor!
Anda en la güeya de Risso,
de Menviel y de Charrúa...
¡Si hay un pasao que garúa,
ayer, del suelo que piso!
Lo pongo en el compromiso
que siempre flamiando yeve
ese sentir que no debe
¡ni un jeme ceder... yo digo!
Va el abrazo de su amigo
del puesto "El Sesenta y Nueve".
(29/07/1986)
buen poeta y buen cantor
Güen paisano Héctor Del Valle
-hermano de güeya y causa-
viá escrituriarle sin pausa
mientras que'l saber no faye.
Pa'ubicarlo va el detaye
que a la misiva le abrocho:
La Plata, julio veintiocho
del ochenta y seis, güen año,
pero a causa'el frío tamaño
'tan mis dedos medio mocho.
Acá'ndo engolosinao
con el decir de sus versos,
y esos sucesos diversos
me tienen cuasi almariao:
¡si "El Pangaré de Calfiao"
parece que anda en mis venas!
Hay letras que'stán muy güenas:
pa' "El boyerito", mis flores,
"Sabores y Sinsabores"
van "Repechando mis penas".
"La muerte de Juan Canales"
tiene pesares que'nanco
y está en "Aflojando el Tranco"
un lamento'e totorales;
pero no esisten los males
que le apaguen la guitarra,
"Por darle mucho a la farra"
no habrá de acayar su canto
porque de acá lo agiganto
diciéndole: ¡tiene garra!
Reconocí en los nombrao
de "Homenajeando a un Resero"
a un paisano muy campero
que se yamó Juan Tirao;
estoy bastante ayegao
a esa familia gauchasa,
y ya que de tiro pasa
el ricuerdo, de su mano,
le digo: murió el hermano
-Don José- crioyo de raza.
Pa'mi gusto a la tropiya
que "Entre los Talas" pastea
le falta un compuesto, vea,
que de por sí solo briya;
es una letra que oriya
al tranquito, un campo flor,
y es mi opinión, si señor,
que tiene mucha valía,
le'stoy nombrando a "Echuría"
pa'mi, ¡de marca mayor!
Anda en la güeya de Risso,
de Menviel y de Charrúa...
¡Si hay un pasao que garúa,
ayer, del suelo que piso!
Lo pongo en el compromiso
que siempre flamiando yeve
ese sentir que no debe
¡ni un jeme ceder... yo digo!
Va el abrazo de su amigo
del puesto "El Sesenta y Nueve".
(29/07/1986)
lunes, 21 de noviembre de 2011
Echuría
No quisiera que vengas a mi mente
no tendría que verte en mi existencia,
olvidarte por siempre es mi deseo
aunque sufre mi ansia ya deshecha.
Moriré sin que vuelvas a mis labios
ni estarás en el medio de mi senda,
al hallarte me has hecho tanto daño
que mi vida quedó perdida y vieja.
He quemado contigo tantas horas,
tantas horas que hasta mi pobre estrella,
hoy me vela dolida junto al catre
y maldice a tus garras por mi pena.
He pagado con creces tus placeres,
por las noches las manos se me hielan,
me pegaste un ponchazo y sufro mucho
cada vez que mi mente te recuerda.
Te lucí en un tiempo con orgullo,
hoy padezco la pena de tu ausencia,
no he podido borrarte de mi mente,
de recuerdo guardé la tabaquera.
Como cruda traición de mal amigo
que con falsa sonrisa se dispersa,
por tu culpa, tabaco, estoy sufriendo,
tu veneno dejó mi sangre enferma.
domingo, 20 de noviembre de 2011
Boyerito de tambo
Las tres de la madrugada,
fría mañana de mayo,
y el boyerito a caballo
ha comenza’o su jornada.
Blanquea todo la helada,
pero es guapo y no se queja,
la gorra hasta las orejas,
un ponchito remendado
y para el campo ha rumbeado
en su yegua mansa y vieja.
Es su trabajo primero
encerrar a las lecheras
que en fila por la tranquera
se acercan hasta el “chiquero”,
allí balan los terneros
toda la noche encerrados,
y en cuantito se ha bajado,
las maneas acomoda,
y como están duras todas
las soba en el alambrado.
Ahora le toca apoyar,
ya unas vacas ha maneado,
y los “guachos” que ha largado
van sus madres a buscar.
Un rato los va a dejar
que chupen bien los mamones,
ablandando los pezones,
y enseguida va y los ata
a la mano de la vaca
quedando allí a los tirones.
Y ya la gente tambera
Se acerca pa’ la ordeñada,
la gorra bien encajada;
medias hechas de arpillera,
zuecos de suela y madera
en lugar de la alpargata,
balde abollado de lata
y colgando a la cintura
el blasón de esta cultura
que es el banco de una pata.
El sol que viene asomando,
pinta naranjas y rosas;
la leche fluye espumosa
mientras la van ordeñando
y cuando están terminando,
el chico corre al galpón,
ya se trae de un tirón
los yuguillos, las pecheras
y las riendas y anteojeras
que deja en el carretón.
Dos pecheros trae un peón
que enseguida ata al carro
y así cargado de tarros
se va para la estación.
El chico cierra el galpón;
es cerca del mediodía;
y rebosando alegría
va a la cocina, contento.
Hoy... se ganó su sustento,
mañana será otro día.
sábado, 19 de noviembre de 2011
Leyenda del Indio Cruz
El indio Cruz fue tropero
Desde su propia niñez,
De mozo más de una vez
Cruzó burlando el otero.
Los pantanos, un carguero
Con sus yeguas enrabadas,
Bien gato en las achatadas
Pa no dejar huella alguna
Ni puede esperar la luna
Pa reconocer picadas.
Con Galau pa la tablada
Salió hace años pa’tras
Y no volvió nunca más
Al lugar de su morada.
Allí dejó abandonadas
Yeguas que eran su fortuna
Un rancho rodeao de tuna,
De talas y cina-cina,
Prendas gauchas y una china
de gurisito en la cuna.
Lejos alzó otra querencia
Y como el tiempo pasó
Todo aquello le borró
A el hombre de su existencia.
Pa mejor sobre su ausencia
Tejió el pago una leyenda
Dicen que en una contienda,
En un duelo a campo abierto
El Indio Cruz había muerto
Por el amor de una prenda.
Pero en una tarde, sentao
En la pulpería de un gringo,
Vió Cruz desmontar de un pingo
Un gaucho bien empilchao.
Venía el hombre de bocao
En un redomón corriente,
Manió cuidadosamente,
Rienda arriba lo dejó
Y en la pulpería dentró
Saludando cortésmente.
Solicitó el domador
Una copita al pulpero
Y pa beber el talero
Dejó sobre el mostrador.
Pero Cruz o’servador
Por instinto natural,
Y a más de forma visual
Igual que el gato matrero
Le reconoció el talero,
El tirador y el puñal.
Iba marcharse el paisano
Cuando una copa bebió
Pero Cruz lo interrogó
Con un:- “No se vaya, hermano
Que todavía es temprano
Y usted es joven todavía”.
En lo que el mozo decía
Con inquietud picaresca:
-“¡Qué quiere que me envejezca
Clavao en la pulpería!”.
-“No tanto, hermano, quisiera
Solo el tiempo suficiente,
Para que usted honradamente
Mi pregunta respondiera.
No se si es la vez primera
Que por estos pagos cruza,
Pero si no se rehusa
En conocer tengo empeño
El final que llevó el dueño
De las prendas que usted usa”.
-“Yo también quiero saber
Lo que usted me ha preguntado;
Que fue muerto me han contado
Por culpa de una mujer.
Nunca pude esclarecer
Bien la cosa cómo fue
Y según por lo que sé
Como él era forastero
El que lo mató, aparcero,
Creo que ni preso fue”.
"Con Galau pa’la Tablada
Salió hace años pa’trás
Y no volvió nunca más
Después de aquella tropiada.
Allí dejó abandonada
Junto a estas pilchas camperas
Unas yegüitas changueras
Las que han sido subastadas
Y una mujer muy cansada
De esperarlo en la tranquera.
“Si la vida me presenta
Al matador donde cuadre,
Frente al puñal de mi padre
Tendrá que rendirme cuentas.
No busco entre la tormenta
De dudas y desaciertos:
Vivo rogando y no acierto
Ni tirando a las alturas
Dónde está la sepultura
De mi padre si es que ha muerto”.
El Indio Cruz comprendió
Que aquél hombre era su hijo
Y en un abrazo le dijo:
-“Tu padre muerto soy yo!”.
Mudo el paisano quedó
Frente a la revelación
Fue tan grande la impresión
Y el estremecido abrazo,
Que sintió como en pedazos
Partírselé el corazón.
Y así muere la leyenda
De Cruz que no había muerto
En un duelo a campo abierto
Por el amor de una prenda.
Tan sólo al dejar la hacienda
Cambió de rumbo y querencia
Llevando la penitencia
Clavada en su corazón:
Justificar la razón
Pa’tan misteriosa ausencia.
La muerte de Juan Canales
(Dibujo: Eleodoro Marenco)
Cuando el sol a cielo ancho
desparramaba su brillo,
me gritó desde el portillo
un chasqui, llegando al rancho.
Yo me encontraba muy pancho
dando rienda a mis querellas,
recontando las estrellas
de mis capitales viejos
y ordenando los consejos
que fui juntando en las güeyas.
Llegaba de unos caminos
con mi guitarra viajera,
que es la amplia compañera
de mis sueños peregrinos.
Empapado de sus trinos
romántico de su ensayo
quemao del sol por su rayo
y con el alma más pura
con rayones de maclura
y el cuerpo olor a caballo.
¿Quién escribe en estas fechas?
decía mi mente intranquila
si el que no se halla en la esquila
se ha metido en las cosechas.
Y en unas letras mal hechas
me contaba que unos males
le aplastaron "los baguales"
del pecho, y que se desgarra,
que vaya con mi guitarra
me pedía el viejo Canales.
Y me largué pa'su pago
diba al puesto de una estancia,
a dejarle la fragancia
que perfumaba su halago.
"Al buche" le tiré un trago
pa'andar la jornada entera,
me acomodé en la galera
tiré arriba las valijas
cuidando la de clavijas
por lo que pucha pudiera.
Y cruzando campo abierto
cuando estábamos llegando
me fui en la posta enterando
de que mi amigo había muerto.
Quedé en las penas cubierto
aplastao por la distancia
llegué hasta "la vigilancia"
y en la tranquera cha digo,
pensé si no está el amigo
pa'que dentrar a la estancia.
Me volví pa'mi querencia
en un letargo profundo,
como si nada en el mundo
arreglara mi existencia.
Y ante la pura evidencia
de mis sueños peregrinos,
andando por los caminos
recuerdo a mi viejo hermano
porque al morir un paisano
mueren muchos argentinos.
Cuando el sol a cielo ancho
desparramaba su brillo,
me gritó desde el portillo
un chasqui, llegando al rancho.
Yo me encontraba muy pancho
dando rienda a mis querellas,
recontando las estrellas
de mis capitales viejos
y ordenando los consejos
que fui juntando en las güeyas.
Llegaba de unos caminos
con mi guitarra viajera,
que es la amplia compañera
de mis sueños peregrinos.
Empapado de sus trinos
romántico de su ensayo
quemao del sol por su rayo
y con el alma más pura
con rayones de maclura
y el cuerpo olor a caballo.
¿Quién escribe en estas fechas?
decía mi mente intranquila
si el que no se halla en la esquila
se ha metido en las cosechas.
Y en unas letras mal hechas
me contaba que unos males
le aplastaron "los baguales"
del pecho, y que se desgarra,
que vaya con mi guitarra
me pedía el viejo Canales.
Y me largué pa'su pago
diba al puesto de una estancia,
a dejarle la fragancia
que perfumaba su halago.
"Al buche" le tiré un trago
pa'andar la jornada entera,
me acomodé en la galera
tiré arriba las valijas
cuidando la de clavijas
por lo que pucha pudiera.
Y cruzando campo abierto
cuando estábamos llegando
me fui en la posta enterando
de que mi amigo había muerto.
Quedé en las penas cubierto
aplastao por la distancia
llegué hasta "la vigilancia"
y en la tranquera cha digo,
pensé si no está el amigo
pa'que dentrar a la estancia.
Me volví pa'mi querencia
en un letargo profundo,
como si nada en el mundo
arreglara mi existencia.
Y ante la pura evidencia
de mis sueños peregrinos,
andando por los caminos
recuerdo a mi viejo hermano
porque al morir un paisano
mueren muchos argentinos.
Por darle mucho a la farra
Yo venía tarareando
desgranando la pacencia,
y mi bayo la querencia
la estaba como añorando.
Ansí andaba mañeriando
dende que pasé Navarro,
paré pa comprar cigarros
en La Guardia de Luján,
y encontré a Pablo Alzarán
con una tropa de carros.
Me invitó pa'yo abajarme
pa'tomar con él un trago,
y dispués me hizo el amago
si quería conchabarme.
Que yo podía ganarme
dijo tomando una copa,
pa'comprarme buena ropa
y le dije justo hoy,
rumbeo pa'Chivilcoy
pa'venir con una tropa.
Quiero Alzarán que me entienda
escasean los de "a miles",
culpa e los ferrocarriles
que aura transporta la hacienda.
He estado en una contienda
que me dejó despilchao
pero sé que algún gateao
mi amigo me va a prestar
pa'poderme ansí sacar
de lo pobre que he quedao.
Le he dao mucho a la farra
y es tal cual como lo pinto
hoy ya ni un peso en el cinto
me quedó por la guitarra.
Cantando como chicharra
he pasado mis momentos
endulzando sentimientos
en el ambiente rural,
largando como el zorzal
su silbo a los cuatro vientos.
.............................
No sé que pidió al pulpero
un moreno improvisado
que venía provocando
la pasada de sombrero.
Con un chino guitarrero
muy famoso de la zona,
compadre de la patrona,
el cual hacía un buen papel
paseándose el chino aquél
de la prima a la bordona.
Atentos al instrumento
el paisanaje se hallaba,
y la taba se tiraba
al fondo que era un contento.
Un paisanito al momento
una guitarra me trajo
me sentí como un badajo
en un "ciervo" sonador
le cabrestié al payador
dejando a un lao el trabajo.
Y enredé entre los bordones
cifras, milongas y güeyas,
como si fueran estrellas
alumbrando corazones.
Rasguidos de pericones,
estilos, gatos y prados,
entre guitarras y asados
toda una vida pasé,
y en mis andanzas gasté
muchísimos encordados.
Y ansí sin hacer cuestiones
si en la huella gano o pierdo
despacito al tranco lerdo
vivo sin complicaciones,
con valederas razones
ando en la senda derecho
no me hace mella el repecho
de galguera un patacón
siempre tengo una canción
que me va endulzando el pecho.
(Pintura: Molinca Campos)
desgranando la pacencia,
y mi bayo la querencia
la estaba como añorando.
Ansí andaba mañeriando
dende que pasé Navarro,
paré pa comprar cigarros
en La Guardia de Luján,
y encontré a Pablo Alzarán
con una tropa de carros.
Me invitó pa'yo abajarme
pa'tomar con él un trago,
y dispués me hizo el amago
si quería conchabarme.
Que yo podía ganarme
dijo tomando una copa,
pa'comprarme buena ropa
y le dije justo hoy,
rumbeo pa'Chivilcoy
pa'venir con una tropa.
Quiero Alzarán que me entienda
escasean los de "a miles",
culpa e los ferrocarriles
que aura transporta la hacienda.
He estado en una contienda
que me dejó despilchao
pero sé que algún gateao
mi amigo me va a prestar
pa'poderme ansí sacar
de lo pobre que he quedao.
Le he dao mucho a la farra
y es tal cual como lo pinto
hoy ya ni un peso en el cinto
me quedó por la guitarra.
Cantando como chicharra
he pasado mis momentos
endulzando sentimientos
en el ambiente rural,
largando como el zorzal
su silbo a los cuatro vientos.
.............................
No sé que pidió al pulpero
un moreno improvisado
que venía provocando
la pasada de sombrero.
Con un chino guitarrero
muy famoso de la zona,
compadre de la patrona,
el cual hacía un buen papel
paseándose el chino aquél
de la prima a la bordona.
Atentos al instrumento
el paisanaje se hallaba,
y la taba se tiraba
al fondo que era un contento.
Un paisanito al momento
una guitarra me trajo
me sentí como un badajo
en un "ciervo" sonador
le cabrestié al payador
dejando a un lao el trabajo.
Y enredé entre los bordones
cifras, milongas y güeyas,
como si fueran estrellas
alumbrando corazones.
Rasguidos de pericones,
estilos, gatos y prados,
entre guitarras y asados
toda una vida pasé,
y en mis andanzas gasté
muchísimos encordados.
Y ansí sin hacer cuestiones
si en la huella gano o pierdo
despacito al tranco lerdo
vivo sin complicaciones,
con valederas razones
ando en la senda derecho
no me hace mella el repecho
de galguera un patacón
siempre tengo una canción
que me va endulzando el pecho.
(Pintura: Molinca Campos)
El Pangaré de Calfiao
(Dibujo: Rodolfo Ramos)El que lo vio entreverao
valoró su condición
y habló con almiración
del pangaré de Calfiao.
Jamás se vido aplastao
nunca le hizo mella un viaje,
asombrao por su coraje
en los pagos del Tandil,
de las ancas al cuadril
lo palmeaba el paisanaje.
El Viejo Pampa ha llegao
y comentó al desmontar,
que vino a parlamentar
por lo que había pasao.
Angustia grande en Calfiao
demostraba en ese día,
por la cruenta correría
que a su toldo le dejó,
en donde le destruyó
completa la toldería.
Los pobres toldos se hallaban
costeando el "Colón Quelú".
Y los milicos con su
armamento lo rodeaban.
Cuando a matar comenzaban
alcanzó a escapar Calfiao,
con un muchacho enancao
que lo levantó en un pie,
en el zaino Pangaré
que sabía correr boliao.
El milico Pancho El Ñato
a Calfiao lo persiguió,
y el Pangaré le volió
como pa'dejarlo chato.
Montaba un "güevo de pato"
que era por demás ligero,
un famoso parejero
que le tenía mucha fe,
y boliao el Pangaré
mostró que era más ligero.
A cruzar vizcacherales
con gran maestría lo enseñó,
y hasta maniao lo adiestró
a correr por los güadales.
A galopiar tremedales
lo tenía prepararo,
en él ponía su cuidao
"porque hay que tener presente,
que todo Pampa valiente
anda siempre bien montao".
valoró su condición
y habló con almiración
del pangaré de Calfiao.
Jamás se vido aplastao
nunca le hizo mella un viaje,
asombrao por su coraje
en los pagos del Tandil,
de las ancas al cuadril
lo palmeaba el paisanaje.
El Viejo Pampa ha llegao
y comentó al desmontar,
que vino a parlamentar
por lo que había pasao.
Angustia grande en Calfiao
demostraba en ese día,
por la cruenta correría
que a su toldo le dejó,
en donde le destruyó
completa la toldería.
Los pobres toldos se hallaban
costeando el "Colón Quelú".
Y los milicos con su
armamento lo rodeaban.
Cuando a matar comenzaban
alcanzó a escapar Calfiao,
con un muchacho enancao
que lo levantó en un pie,
en el zaino Pangaré
que sabía correr boliao.
El milico Pancho El Ñato
a Calfiao lo persiguió,
y el Pangaré le volió
como pa'dejarlo chato.
Montaba un "güevo de pato"
que era por demás ligero,
un famoso parejero
que le tenía mucha fe,
y boliao el Pangaré
mostró que era más ligero.
A cruzar vizcacherales
con gran maestría lo enseñó,
y hasta maniao lo adiestró
a correr por los güadales.
A galopiar tremedales
lo tenía prepararo,
en él ponía su cuidao
"porque hay que tener presente,
que todo Pampa valiente
anda siempre bien montao".
Sabores y sin sabores
(Pintura: Bernabé De María)
A un bailongo flor y flor
diba yo con mi Petrona,
enancada en mi lobuno
que hacía jugar la coscoja.
"Si sigo el camino real"
dije, "mal gasto las horas
y en la entrada principal
del puesto diez de "la zorra",
le metí a campo traviesa
goloso por la "milonga".
Don Aniceto festeja
los añitos de su doña,
invitando al paisanaje
de una legua a la redonda.
Y cuando me iba acercando
al patio de "Las Totoras",
lo vide a Don Aniceto
empinando una "pamplona"
que la pasó y le siguió
sacudiéndole a una polka.
El viejo de la guitarra
ya tenía dos cuerdas rotas
y no le aflojaba un tranco
el viejo de la cordiona.
La patrona con pasteles,
las hijas con unas tortas,
y dos cuñados mamados
con una jarra de losa
convidan a las visitas
con un vino de "la costa".
Al terminar el bailongo
monté, la enanqué a Petrona
encarando el mesmo rumbo
por el puesto de "la zorra".
En una cueva el lobuno
como una cosa loca,
mete una mano y se quiebra
no lo pude alzar ni en broma,
quedando mi china y yo
a pie, golpiao y a esas horas.
Salí'a disfrutar la vida
y casi voy a a la fosa,
porque naides sabe donde
la buena racha se corta.
Tan lindo lo había pasao
y se me cortó la ola;
tiene estas cosas la vida,
la vida tiene esta forma,
una veces son espinas
y en otros casos son rosas.
A un bailongo flor y flor
diba yo con mi Petrona,
enancada en mi lobuno
que hacía jugar la coscoja.
"Si sigo el camino real"
dije, "mal gasto las horas
y en la entrada principal
del puesto diez de "la zorra",
le metí a campo traviesa
goloso por la "milonga".
Don Aniceto festeja
los añitos de su doña,
invitando al paisanaje
de una legua a la redonda.
Y cuando me iba acercando
al patio de "Las Totoras",
lo vide a Don Aniceto
empinando una "pamplona"
que la pasó y le siguió
sacudiéndole a una polka.
El viejo de la guitarra
ya tenía dos cuerdas rotas
y no le aflojaba un tranco
el viejo de la cordiona.
La patrona con pasteles,
las hijas con unas tortas,
y dos cuñados mamados
con una jarra de losa
convidan a las visitas
con un vino de "la costa".
Al terminar el bailongo
monté, la enanqué a Petrona
encarando el mesmo rumbo
por el puesto de "la zorra".
En una cueva el lobuno
como una cosa loca,
mete una mano y se quiebra
no lo pude alzar ni en broma,
quedando mi china y yo
a pie, golpiao y a esas horas.
Salí'a disfrutar la vida
y casi voy a a la fosa,
porque naides sabe donde
la buena racha se corta.
Tan lindo lo había pasao
y se me cortó la ola;
tiene estas cosas la vida,
la vida tiene esta forma,
una veces son espinas
y en otros casos son rosas.
El boyerito
(Pintura: Carlos Montefusco)
Con la boinita gastada
y un ujero donde el pelo
aborbe la luz del cielo
por culpa de una capada.
La bombarcha remendada
ni una mirada precisa.
Por el estirón, la risa,
andaba en boca de todos,
cuando le dio por los codos
los puños de la camisa.
Tenía varias razones
por pasar tardes enteras
entre nidos de monteras
acariciando pichones.
En todas las ocasiones
su patrona se encargaba
si una alpargata mostraba
a su dedo gordo afuera
esperando que viniera
la otra que reemplazaba.
Guardaba de una carneada
una cuchiyita mocha
y su carita morocha
parecía como pintada.
En su petiza gateada
se la pasaba silbando
o se quedaba pensando
en recuerdo de la madre
cuando los retos del padre
lo dejaban lagrimeando.
Ya en su mente había trenzados,
tañidos de los cencerros,
el ladrido de los perros
y nombres de reservados.
De potros bien trabajados
de carreras muy habladas
de peleas, de tabeadas,
mentires de los fogones,
negociados de patrones
y cuentos de reseriadas.
Empañado en su purismo
le va dejando a la tierra,
la tradición que a él se aferra
y ejemplos de argentinismo.
Vivió de su padre mismo
angustias que lo desdeñan
y entre paisanos que sueñan
y con patrones de maña
va aprendiendo en la campaña
lo que los libros no enseñan!!
Con la boinita gastada
y un ujero donde el pelo
aborbe la luz del cielo
por culpa de una capada.
La bombarcha remendada
ni una mirada precisa.
Por el estirón, la risa,
andaba en boca de todos,
cuando le dio por los codos
los puños de la camisa.
Tenía varias razones
por pasar tardes enteras
entre nidos de monteras
acariciando pichones.
En todas las ocasiones
su patrona se encargaba
si una alpargata mostraba
a su dedo gordo afuera
esperando que viniera
la otra que reemplazaba.
Guardaba de una carneada
una cuchiyita mocha
y su carita morocha
parecía como pintada.
En su petiza gateada
se la pasaba silbando
o se quedaba pensando
en recuerdo de la madre
cuando los retos del padre
lo dejaban lagrimeando.
Ya en su mente había trenzados,
tañidos de los cencerros,
el ladrido de los perros
y nombres de reservados.
De potros bien trabajados
de carreras muy habladas
de peleas, de tabeadas,
mentires de los fogones,
negociados de patrones
y cuentos de reseriadas.
Empañado en su purismo
le va dejando a la tierra,
la tradición que a él se aferra
y ejemplos de argentinismo.
Vivió de su padre mismo
angustias que lo desdeñan
y entre paisanos que sueñan
y con patrones de maña
va aprendiendo en la campaña
lo que los libros no enseñan!!
Homenajeando al resero
Don Calendarios Agüero
pal día de la tradición,
pensó hacer una reunión
en homenaje al resero.
En su campo el pago entero
acudió ese día feliz,
y el viejo Don Mauro Ruiz
ha sido el Abanderado,
del que durmió en el recado
tropeando por el país.
Invitaos al asao
en una mesa de honor,
estaba Justino Amor
y Don Prudencio Mercao.
A un costao Don Juan Tirao
conversa con Cruz Luján,
mientras qeu planeando están
la carrera de un potrillo,
el payador Amarillo
con el rata Barragán.
Cuando llegó el Turco Elías
una taba apareció,
y tanteando la tiró
junto a Marcelino Díaz,
la pisó Lauro Farías
dando vuelta el tirador,
como al buen entendedor
no hay que darle explicaciones,
había muchos patacones
en contra del jugador.
Con un arco bien prolija
a un costao del galpón,
se arregló con precaución
pa'que corran las sortijas.
Y pa'que el gauchaje elija
pa'armarse de un nacional,
en la entrada principal
que es como una calle ancha,
pa'cuadreras una cancha
se hizo hasta el camino real.
Y cuando los resplandores
del sol se adentró apagar,
se empezó el patio a colmar
pa'escuchar a los cantores.
Rodeao de unos domadores
muy alegrones al ver,
que en el bello anochecer
iban a dejar su gala,
el viejo Roberto Ayrala
y el payador Crubellier.
Y por fin los floreadores
se pudieron desahogar
después de tanto florear
milongas a los cantores,
salieron los payadores
a hacer su representación
y luego con emoción
homenajeando al resero
dejé mi canto surero
pal día de la tradición.
El Batarás contra el Jiro
(Pintura: Molina Campos)
Era una fiesta macuca,
a dos leguas del poblao;
habían caído afisionaos
de tuito el alrededor.
Las riñas, de lo mejor,
se estaban desarroyando
y la gente entusiasmando
cada vez, con más ardor.
Se echaron varias parejas
y cual mejor preparao
y un paraguayo mentao
hombre entendido y decente,
por goluntá de la gente
y no era la primera ves,
estaban atuando de jues
con retitú sufisiente.
Ahi estaba el intendente,
el caudiyo, el comisario,
el jues y su secretario,
misturaos entre la gente;
cuando cayó derrepente
un viejo mal entrasao,
traindo un batarás pelao
y hasiendosé el inosente.
El comisario, hombre bravo,
asigún se comentaba,
disconfiao, lo relojiaba
cuando el viejo se movía.
Aquel, ni caso le hasía
y con sonrisita fiera,
desprendiendo la gayera
al batarás le desía:
A ver cómo te portás
y te ganás las rasiones,
que aquí son regularones
y a cual, mejor enselao.
Las lisiones que t'he dao
no me las mandés al suelo
y acordate del regüelo
que no al ñudo t'he mantiao.
Con cariñosa confiansa,
en forma suave y sensiya,
peinandolé la goliya
en las faldas lo paró;
el batarás sacudió
de sus alas, las variyas,
y ahi nomás, en las rodiyas
cortito y ronco, cantó.
Aquí tienen, gritó el viejo,
un ordinario cantor!ª
A ver quien le hase el favor
de mandarlo al otro mundo.
Reinó un silensio projundo,
solo el batarás cantaba
y al ver que naides copaba,
dentró a ponerse iracundo.
El que viene a un reñidero
dijo el viejo ha'e ser sin miedo;
yo con cualquiera m'enriedo
sin pedir ventaj'alguna;
y me juego la jortuna
que son estos pocos pesos.
Priendansé que es blando el güeso
que yo, no rispeto pluma.
Naides rispondió el convite
y el hombre con ironía,
mormuró, vendré otro día,
que hoy abundan las mujeres,
y olvidando los deberes
que marca la hurbanidá,
gritó con rabia, ande está
la madre de los plaseres.
Qué van a peliar ustedes
si se les arruga el cuero,
tuitos son camanduleros
y de ésta, naides se safa!
Pa, qué planchan la baraja
cuando no hay uno que taye?
Si en las riñas o en la caye,
solo pelean con ventaja.
Ofendido el comisario,
revolciendo el avispero,
gritó desde el reñidero,
yo soy quien le vá a peliar!
Dentre jues a recortar,
que mi gayo está enterito,
y sacó un jiro bonito,
que también dentró a cantar.
Se cambiaron una puga;
calsaron los animales,
el jues recontó los riales
y les ordenó largar.
El jiro entró a picar
una lona colorada
y la gente entusiasmada,
comensó al pronto a jugar.
Largó el viejo el batarás
y apenitas tocó el suelo,
se estrenó con un regüelo
y el jirito se encogió.
Se vió que el pugón dentro
ande empiesa la goliya
y mordiendo de papiya
tres tiros se despachó.
El jiro, tocao a jondo
por esas pugas de juego,
tomó las de villadiego
y el reñidero saltó.
En eso el jues sentensió:
ganó su gayo, aparcero!
Y entregándole el dinero,
al dueño felisitó.
El batarás vitorioso,
parao sobre el bastidor,
sintiéndose superior
entre el murmuyo, cantaba.
El comisario, miraba
con una rabia jetuda,
las ensangrentadas pugas,
del que ansí lo abochornaba.
Y ahi nomás, cuando el gayito
quiso cantar otra ves,
le acomodó tal revés
que a la pu...cha, lo tiró.
No bien el gayo cayó
aquel viejo, con destresa,
de un planaso en la cabesa
como en pe... pe, lo largó.
Cuanto castigó la tierra,
el pegador, listo y guapo,
pegó un salto como gato
y en el suelo lo apretó;
el rególver le sacó
pa emparejar el combate,
y le dijo, levantate,
que ansina, no mato, yo.
Con sierta dificultá
y por el golpe aturdido,
se enderesó el atrevido
que al batarás le pegó.
El viejo le arrebató
el facón, a otro paisano,
y al comisario, en las manos,
con asco, se lo tiró.
Tomá, dijo; defendete,
que aquí estamos, mano a mano:
hasta hoy andás orejano
porqeu naides te ha marcao.
Esta ucasión la he buscao
porque hase rato, trompeta,
que me andás a las gambetas,
pero aquí estás enserrao.
En la troja, me golpiastes
con el sargento y dos más,
pero aquí, ni Satanás
te va a librar del entierro!
Te acordás pedaso'e perro,
cuando'e guapo te pasastes
y en el suelo me estaquiastes
en la mesma punta'el serro?
Y tuito, porqué? ¡Sotreta!
Desilo, no te cayés!
Jué porque no le aflojé
la rienda a tus pretensiones!
Vos cres que los corazones
de las hijas que uno cría,
son pa'que tu fantasía
los ruempa, en sus ambisiones.
Ya sé que a m'hija menor
la agarrastes a la juersa
y le cortastes la trensa
porque no te rispondió;
no carculaste que yo,
soy capás en esta dansa,
de ojalarte bien la pansa
y mandarte'hablar con Dios!
Conque ansina, ya sabés;
tenés un minuto'e tiempo,
pa, que hagás el testamento
en presencia'e la runión:
que no faltará un mirón
que tenga y quiera a sus hijas
y adelante'e la justicia,
me sepa dar la rasón.
Y se acabó mi pasensia
y con eya este rosario:
despedite, comisario,
que ya estás serca del fin.
Aquí estás sin espadín,
sin el pito, ni el sargento.
No metás como en el cuento,
entre la bolsa, el violín.
Con los ojos hecho un juego,
fijos en el alversario,
pero... lo encontró de duelo
enderesó al comisario.
El facón taba en el suelo,
y el que a tantos apaliaba,
igual que una hoja temblaba
con visible desconsuelo.
Muy hombre el viejo y al ver
que su rival amainaba,
él, que marcarlo pensaba
pa cumplir un juramento,
le dijo con agrio asento:
¡Andate, nomás, matón!
Que tan lindo papelón
te ha de servir de escarmiento!
Y tranquilo, el güen paisano,
levantó su batarás,
descalsándoló ahi nomás
y lo metió a la gayera;
acomodó las bajeras,
volió la pierna y montó
y al tranquito se perdió,
al trasponer la ladera.
Era una fiesta macuca,
a dos leguas del poblao;
habían caído afisionaos
de tuito el alrededor.
Las riñas, de lo mejor,
se estaban desarroyando
y la gente entusiasmando
cada vez, con más ardor.
Se echaron varias parejas
y cual mejor preparao
y un paraguayo mentao
hombre entendido y decente,
por goluntá de la gente
y no era la primera ves,
estaban atuando de jues
con retitú sufisiente.
Ahi estaba el intendente,
el caudiyo, el comisario,
el jues y su secretario,
misturaos entre la gente;
cuando cayó derrepente
un viejo mal entrasao,
traindo un batarás pelao
y hasiendosé el inosente.
El comisario, hombre bravo,
asigún se comentaba,
disconfiao, lo relojiaba
cuando el viejo se movía.
Aquel, ni caso le hasía
y con sonrisita fiera,
desprendiendo la gayera
al batarás le desía:
A ver cómo te portás
y te ganás las rasiones,
que aquí son regularones
y a cual, mejor enselao.
Las lisiones que t'he dao
no me las mandés al suelo
y acordate del regüelo
que no al ñudo t'he mantiao.
Con cariñosa confiansa,
en forma suave y sensiya,
peinandolé la goliya
en las faldas lo paró;
el batarás sacudió
de sus alas, las variyas,
y ahi nomás, en las rodiyas
cortito y ronco, cantó.
Aquí tienen, gritó el viejo,
un ordinario cantor!ª
A ver quien le hase el favor
de mandarlo al otro mundo.
Reinó un silensio projundo,
solo el batarás cantaba
y al ver que naides copaba,
dentró a ponerse iracundo.
El que viene a un reñidero
dijo el viejo ha'e ser sin miedo;
yo con cualquiera m'enriedo
sin pedir ventaj'alguna;
y me juego la jortuna
que son estos pocos pesos.
Priendansé que es blando el güeso
que yo, no rispeto pluma.
Naides rispondió el convite
y el hombre con ironía,
mormuró, vendré otro día,
que hoy abundan las mujeres,
y olvidando los deberes
que marca la hurbanidá,
gritó con rabia, ande está
la madre de los plaseres.
Qué van a peliar ustedes
si se les arruga el cuero,
tuitos son camanduleros
y de ésta, naides se safa!
Pa, qué planchan la baraja
cuando no hay uno que taye?
Si en las riñas o en la caye,
solo pelean con ventaja.
Ofendido el comisario,
revolciendo el avispero,
gritó desde el reñidero,
yo soy quien le vá a peliar!
Dentre jues a recortar,
que mi gayo está enterito,
y sacó un jiro bonito,
que también dentró a cantar.
Se cambiaron una puga;
calsaron los animales,
el jues recontó los riales
y les ordenó largar.
El jiro entró a picar
una lona colorada
y la gente entusiasmada,
comensó al pronto a jugar.
Largó el viejo el batarás
y apenitas tocó el suelo,
se estrenó con un regüelo
y el jirito se encogió.
Se vió que el pugón dentro
ande empiesa la goliya
y mordiendo de papiya
tres tiros se despachó.
El jiro, tocao a jondo
por esas pugas de juego,
tomó las de villadiego
y el reñidero saltó.
En eso el jues sentensió:
ganó su gayo, aparcero!
Y entregándole el dinero,
al dueño felisitó.
El batarás vitorioso,
parao sobre el bastidor,
sintiéndose superior
entre el murmuyo, cantaba.
El comisario, miraba
con una rabia jetuda,
las ensangrentadas pugas,
del que ansí lo abochornaba.
Y ahi nomás, cuando el gayito
quiso cantar otra ves,
le acomodó tal revés
que a la pu...cha, lo tiró.
No bien el gayo cayó
aquel viejo, con destresa,
de un planaso en la cabesa
como en pe... pe, lo largó.
Cuanto castigó la tierra,
el pegador, listo y guapo,
pegó un salto como gato
y en el suelo lo apretó;
el rególver le sacó
pa emparejar el combate,
y le dijo, levantate,
que ansina, no mato, yo.
Con sierta dificultá
y por el golpe aturdido,
se enderesó el atrevido
que al batarás le pegó.
El viejo le arrebató
el facón, a otro paisano,
y al comisario, en las manos,
con asco, se lo tiró.
Tomá, dijo; defendete,
que aquí estamos, mano a mano:
hasta hoy andás orejano
porqeu naides te ha marcao.
Esta ucasión la he buscao
porque hase rato, trompeta,
que me andás a las gambetas,
pero aquí estás enserrao.
En la troja, me golpiastes
con el sargento y dos más,
pero aquí, ni Satanás
te va a librar del entierro!
Te acordás pedaso'e perro,
cuando'e guapo te pasastes
y en el suelo me estaquiastes
en la mesma punta'el serro?
Y tuito, porqué? ¡Sotreta!
Desilo, no te cayés!
Jué porque no le aflojé
la rienda a tus pretensiones!
Vos cres que los corazones
de las hijas que uno cría,
son pa'que tu fantasía
los ruempa, en sus ambisiones.
Ya sé que a m'hija menor
la agarrastes a la juersa
y le cortastes la trensa
porque no te rispondió;
no carculaste que yo,
soy capás en esta dansa,
de ojalarte bien la pansa
y mandarte'hablar con Dios!
Conque ansina, ya sabés;
tenés un minuto'e tiempo,
pa, que hagás el testamento
en presencia'e la runión:
que no faltará un mirón
que tenga y quiera a sus hijas
y adelante'e la justicia,
me sepa dar la rasón.
Y se acabó mi pasensia
y con eya este rosario:
despedite, comisario,
que ya estás serca del fin.
Aquí estás sin espadín,
sin el pito, ni el sargento.
No metás como en el cuento,
entre la bolsa, el violín.
Con los ojos hecho un juego,
fijos en el alversario,
pero... lo encontró de duelo
enderesó al comisario.
El facón taba en el suelo,
y el que a tantos apaliaba,
igual que una hoja temblaba
con visible desconsuelo.
Muy hombre el viejo y al ver
que su rival amainaba,
él, que marcarlo pensaba
pa cumplir un juramento,
le dijo con agrio asento:
¡Andate, nomás, matón!
Que tan lindo papelón
te ha de servir de escarmiento!
Y tranquilo, el güen paisano,
levantó su batarás,
descalsándoló ahi nomás
y lo metió a la gayera;
acomodó las bajeras,
volió la pierna y montó
y al tranquito se perdió,
al trasponer la ladera.
Chuzazo
(Pintura: Carlos Montefusco)
Era po'aquí, ricuerdo;
al lao de ese espiniyo,
ande anidó el jilguero y la calandria
y al cair la tarde senserreaba el griyo,
que la vide cosiendo los pañales
conque esperaba el fruto generoso
al pareser serena,
de sus entrañas de crioyita güena.
Me atraqué dispasito
y ande la tuve a tiro,
le dije -sin pensar que podía herirla-
si otro no hay antes, yo seré el padrino.
Levantó la cabesa;
me miró sorprendida
y yo, que craiba hayar una sonrisa
vide una mueca, de dolor, furtiva.
Se le juyó un suspiro;
sus labios se torsieron
y entre pliegues de su bata lila,
los ojitos de sielo, se escondieron.
Los hombros ajitaba
augando mil soyosos
y a sus faldas cayeron rebosantes,
las gotas desprendidas de esos ojos.
Le prigunté la causa
de su maldito yanto
y buscando mi cara, dolorida
volcó la confesión de su quebranto.
Venía rumbo a la vida
un ángel consebido,
condenao a sufrir, sobre la tierra
la negra culpa de un amor mentido.
Satisfecho'e su obra,
había volao el cuervo,
dejando solamente una husamenta
y el rastro vergonsoso'e su ricuerdo.
Con el alma partida
y el corazón deshecho,
al ver ansina su honra revolcada
le dije, con la mano sobre el pecho.
No me prigunte nada
si la odio o si la quiero,
solo le vi'a desir, que pa'una madre,
su fruto está, por sobre el mundo entero.
Y pa'que el día'e mañana
no se avergüense de hombre,
pongalé mi apeyido, soy Vayejos
y por si acaso, Juan Jesús, de nombre.
Y ansina jué el prensipio;
el gurisito vino:
mas lindo que el lusero'e la mañana
era como los ángeles, divino.
Eya premió mi gesto
dandomé su cariño
al ver que yo, al cargar con su desonra,
del barrial la aparté, como el armiño.
La vida, era un paraíso;
la calandria parlera,
alegraba cantando, hasta de noche
este nido de amor, que hoy es tapera.
Si las mesmas auroras
mas claras paresían
y el romeral y el moye perjumaban
las brisas que en el serco se envolvían.
Vahhh! pa'qué seguir pensando
en cosas que ya han muerto,
si eso es lo mesmo que querer robarle
el rumor de los vientos al disierto.
Jué al volver de un arreo
dispués de muchos días
y de haber galopiao leguas y leguas
entre las sombras de la noche fría;
trayendo a flor de labio
mil besos con delirio
que pensaba en su frente derramarlos
como yuvia de perlas, sobre un lirio.
Ave María! le dije:
no se asuste alma mía!
que aquí viene su pobre golondrina
buscando el nido que dejó hace días!
Un silensio de muerte
en el rancho reinaba;
detrás del gavilán que la perdiera
había volao mi palomita amada.
Solo encontré una carta
que eya escrebió, apurada,
ande el gurí asentó sus dos manitos
como disiendo; tata, perdonala!
Y al igual que las aves
que el huracán asota,
echando mi tropiya por delante
levanté el güelo, y me perdí en la sombra.
Dispues, mas reflesivo,
vide, que aunque matrero,
no borra la mujer, ni el hombre borra
las hondas güeyas del amor primero.
Era po'aquí, ricuerdo;
al lao de ese espiniyo,
ande anidó el jilguero y la calandria
y al cair la tarde senserreaba el griyo,
que la vide cosiendo los pañales
conque esperaba el fruto generoso
al pareser serena,
de sus entrañas de crioyita güena.
Me atraqué dispasito
y ande la tuve a tiro,
le dije -sin pensar que podía herirla-
si otro no hay antes, yo seré el padrino.
Levantó la cabesa;
me miró sorprendida
y yo, que craiba hayar una sonrisa
vide una mueca, de dolor, furtiva.
Se le juyó un suspiro;
sus labios se torsieron
y entre pliegues de su bata lila,
los ojitos de sielo, se escondieron.
Los hombros ajitaba
augando mil soyosos
y a sus faldas cayeron rebosantes,
las gotas desprendidas de esos ojos.
Le prigunté la causa
de su maldito yanto
y buscando mi cara, dolorida
volcó la confesión de su quebranto.
Venía rumbo a la vida
un ángel consebido,
condenao a sufrir, sobre la tierra
la negra culpa de un amor mentido.
Satisfecho'e su obra,
había volao el cuervo,
dejando solamente una husamenta
y el rastro vergonsoso'e su ricuerdo.
Con el alma partida
y el corazón deshecho,
al ver ansina su honra revolcada
le dije, con la mano sobre el pecho.
No me prigunte nada
si la odio o si la quiero,
solo le vi'a desir, que pa'una madre,
su fruto está, por sobre el mundo entero.
Y pa'que el día'e mañana
no se avergüense de hombre,
pongalé mi apeyido, soy Vayejos
y por si acaso, Juan Jesús, de nombre.
Y ansina jué el prensipio;
el gurisito vino:
mas lindo que el lusero'e la mañana
era como los ángeles, divino.
Eya premió mi gesto
dandomé su cariño
al ver que yo, al cargar con su desonra,
del barrial la aparté, como el armiño.
La vida, era un paraíso;
la calandria parlera,
alegraba cantando, hasta de noche
este nido de amor, que hoy es tapera.
Si las mesmas auroras
mas claras paresían
y el romeral y el moye perjumaban
las brisas que en el serco se envolvían.
Vahhh! pa'qué seguir pensando
en cosas que ya han muerto,
si eso es lo mesmo que querer robarle
el rumor de los vientos al disierto.
Jué al volver de un arreo
dispués de muchos días
y de haber galopiao leguas y leguas
entre las sombras de la noche fría;
trayendo a flor de labio
mil besos con delirio
que pensaba en su frente derramarlos
como yuvia de perlas, sobre un lirio.
Ave María! le dije:
no se asuste alma mía!
que aquí viene su pobre golondrina
buscando el nido que dejó hace días!
Un silensio de muerte
en el rancho reinaba;
detrás del gavilán que la perdiera
había volao mi palomita amada.
Solo encontré una carta
que eya escrebió, apurada,
ande el gurí asentó sus dos manitos
como disiendo; tata, perdonala!
Y al igual que las aves
que el huracán asota,
echando mi tropiya por delante
levanté el güelo, y me perdí en la sombra.
Dispues, mas reflesivo,
vide, que aunque matrero,
no borra la mujer, ni el hombre borra
las hondas güeyas del amor primero.
viernes, 18 de noviembre de 2011
El rebenque
(Foto: Eduardo Amorim)
En el machazo pasao
que envuelve a nuestra llanura
perdido en la noche oscura
de todo lo ya olvidao,
quedó quien te ha bautizao,
quien te patentó varón,
y en más de una ocasión
te tuvo como defensa:
cuando detrás de una ofensa
relampagueaba un facón.
No es alarde fanfarrón
ni demuestra ser bisoño
quien hace a la lonja un moño
y lo cuelga del facón;
de sentirse en la ocasión
es más cómodo el avío,
decía un amigo mío:
“Si el mozo es capaz y bravo
ha emplear mejor el cabo
si por casual hay un lío”.
Como si fuera de seda
lonja que es bien sobada
en la paleta arraigada
por buena puntada queda;
antes se rompa que ceda
al igual que la manija,
de confeción muy prolija
que del hocico asujeta
¡y al bagual por muy sotreta
como a palenque lo fija!
Lonja que trata a rigor
al potro que corcovea
y en las paletas chasquea
o en las verijas, mejor,
y hace alarde de primor
el que doma y no sancocha
y su habilidá derrocha
aunque de taura resume
¡si hasta jugando, presume,
con el rebenque, a las bochas!
Cuando el grosor desmedido
del cabo, resulta fiero,
le dá el nombre de “talero”
el gauchaje prevenido;
muchas veces le ha servido
al jinetear a un paisano,
para lucirse en el llano:
voltear de un palo tremendo
¡y salir fácil corriendo
con el rebenque en la mano!
En el machazo pasao
que envuelve a nuestra llanura
perdido en la noche oscura
de todo lo ya olvidao,
quedó quien te ha bautizao,
quien te patentó varón,
y en más de una ocasión
te tuvo como defensa:
cuando detrás de una ofensa
relampagueaba un facón.
No es alarde fanfarrón
ni demuestra ser bisoño
quien hace a la lonja un moño
y lo cuelga del facón;
de sentirse en la ocasión
es más cómodo el avío,
decía un amigo mío:
“Si el mozo es capaz y bravo
ha emplear mejor el cabo
si por casual hay un lío”.
Como si fuera de seda
lonja que es bien sobada
en la paleta arraigada
por buena puntada queda;
antes se rompa que ceda
al igual que la manija,
de confeción muy prolija
que del hocico asujeta
¡y al bagual por muy sotreta
como a palenque lo fija!
Lonja que trata a rigor
al potro que corcovea
y en las paletas chasquea
o en las verijas, mejor,
y hace alarde de primor
el que doma y no sancocha
y su habilidá derrocha
aunque de taura resume
¡si hasta jugando, presume,
con el rebenque, a las bochas!
Cuando el grosor desmedido
del cabo, resulta fiero,
le dá el nombre de “talero”
el gauchaje prevenido;
muchas veces le ha servido
al jinetear a un paisano,
para lucirse en el llano:
voltear de un palo tremendo
¡y salir fácil corriendo
con el rebenque en la mano!
Gigantes de la llanura
Surcaron con sus ruedas las venas de la tierra pampeana, abrieron sendas, acercaron progreso y desarrollo. Ellas y sus carreros, hombres criollos e inmigrantes que hicieron grande esta tierra bendita. GIGANTES DE LA LLANURA, es un pequeño homenaje a ésta heroica gesta. Sala Enrique Borthiry, jueves 17 las 19.30 hs, 7ª Feria del libro de Mar del Plata, Colon y Mitre.
Autora: Mariana Suárez de Boh
Diseño Gráfico e ilustraciones: Daniel Boh
jueves, 17 de noviembre de 2011
Tata Nica
Tata Nica era entrerriano
y había andado en las cuchillas.
Cincuenta vacas de vientre
le habia regalado Urquiza.
Un chumbo como hecho a dedo
le sumió una carretilla,
y las lanzas en el cuerpo
le araron melgas torcidas.
Viejito más embustero
nunca he topao en mi vida;
sacaban brillos sus ojos,
los llevaba a las esquinas
cuando riendo contaba
mientras pa' mentir tosía:
"por aquí me dentró la mora
chiflada por garabina".
Y si alguno pa' cargarlo
le preguntaba a don Nica
¿por dónde puertió la bala
que no se le ve salida?
el viejo componía el pecho
refalando con malicia:
"Yo iba pu...ntíándolos m'hijo
y mientras me divertía
la 'e plomo vió el horno abierto,
tiró un colmillo a la cincha,
y buscó luz apurada
mientras yo gané la orilla."
Y uno de su misma edad
que mucho lo conocía,
sabía decir que eran cuentos
esos de lanza y guerrillas;
que el chumbo era un grano malo
que supo salirle un día;
las cicatrices de chuzas
eran... de alambre de espinas
donde cayó bien pintón
cuando de un baile venía.
Era más boca que hechuras,
era mas miedo que Nica.
Nunca sintió el pororó
de las doñas "garabinas",
ni lo sintió a don Trabuco
toser en las escupidas.
Vacas de vientre las daba
don Justo José de Urquiza
pero eran vacas pa' toros
no p' andar con las gallinas.
"¡Que mienta delante mío:
ni pa' cebador servía!"
Fuera cierto o fuera falso
me gustaba el Tata Nica
da lo mismo hacer un sueño
que vivirlo en esta vida.
"¡Guá mi sobrino...-empezaba--;
parece que el sandial pinta.
Hembra que tope en la huella
debe ser siempre seguida.
Siga la avispa en su rumbo
p' hallar la miel escondida.
"Su rebenque debe ser:
en el cabo, picardía,
y en la azotera una pluma
pa' tratar con las gurisas"
"Si puede guardar un peso
no está demás en la vida,
que es triste llegar a viejo
sin un hijo que sea espejo
y sin un rial pa' comida..."
Tata Nica tenía un poncho
como carpas,lleno e' listas.
No le faltaba ni un diente
y a los ochenta en la líña,
recién el jacarandá
tuvo en la copa ceniza.
Cambió caballo por sulky
de los noventa p' arriba
y el Tero, su tranqueador,
lo acarreaba al lanceador
chiflando pa' su guarida.
Una mañana de invierno
el sulkicito gemía,
el overito tranqueaba
y el Tata Nica dormía.
Riendo sestió pa'siempre
con su ponchito de listas
y apuntando con el dedo
la chumbeada carretilla,
le iba contando a la muerte:
"Fue un chiflido'e garabina."
Pulpería "La Colorada"
Dicen que fue pulpería,
pa'l tiempo de las galeras
ahura tan solo es tapera,
rincón pa las brujerías;
pero conserva entuavía
una pared levantada
con varias letras pintadas
que al leerlas al pasar,
uno se viene a enterar
que esa fue "La Colorada".
Viejos que tienen memoria
cuentan que en aquella esquina
fue pa los tiempos de Alsina
un mojón para la historia.
Que allí perdieron su gloria,
entre pelea y jugada,
gente que fue muy mentada
recorriendo los caminos
y que hasta el mismo Gabino
allí templó su encordada.
Como si leyenda fueran,
cuentan que esa pulpería
en un costado tenía
una cancha pa cuadreras,
que un día llegó de afuera
del lao de "Rincón del Toro"
un mozo llamado Floro
y desafió en buena ley
al flete pangaré güey
pa correrle con su moro.
Y se amontonan las mentas
de aquella esquina campera
que en otros tiempos luciera
como el gauchaje lo cuenta
y aunque tal vez se le aumentan
las cosas como si nada
pienso que 'ta bien ganada
la fama que antes tuviera
y que es triste ver tapera
lo que fue "La Colorada".
pa'l tiempo de las galeras
ahura tan solo es tapera,
rincón pa las brujerías;
pero conserva entuavía
una pared levantada
con varias letras pintadas
que al leerlas al pasar,
uno se viene a enterar
que esa fue "La Colorada".
Viejos que tienen memoria
cuentan que en aquella esquina
fue pa los tiempos de Alsina
un mojón para la historia.
Que allí perdieron su gloria,
entre pelea y jugada,
gente que fue muy mentada
recorriendo los caminos
y que hasta el mismo Gabino
allí templó su encordada.
Como si leyenda fueran,
cuentan que esa pulpería
en un costado tenía
una cancha pa cuadreras,
que un día llegó de afuera
del lao de "Rincón del Toro"
un mozo llamado Floro
y desafió en buena ley
al flete pangaré güey
pa correrle con su moro.
Y se amontonan las mentas
de aquella esquina campera
que en otros tiempos luciera
como el gauchaje lo cuenta
y aunque tal vez se le aumentan
las cosas como si nada
pienso que 'ta bien ganada
la fama que antes tuviera
y que es triste ver tapera
lo que fue "La Colorada".
Campos pampeanos
Campos pampeanos...
sol derramado.
Sueltas las riendas de mis recuerdos,
en esta noche se han desbocado,
como el pampero que grita: ""Vuelvo""
cuando recién nomás, ha pasado.
Campos pampeanos...
sol derramado.
En el silencio de tanta tierra,
jugué de niño con la esperanza,
pero la aurora dura muy poco
y así de poco, duró mi infancia.
Luego en mis años de adoslecencia
llegó a mis manos una guitarra,
me habló de cosas, me dijo: ""vamos""
y monté el potro de la distancia.
Hoy ya soy árbol que tiene flores
y algunos nidos entre las ramas
y sin embargo, mi pobre sombra
no da más sombra que a mi nostalgia.
Campos pampeanos...
sol derramado.
Yo bien quisiera con mis aperos
de muchas leguas y algunas canas,
volver un día, como el pampero,
pero a quedarme, mi tierra larga.
Campos pampeanos...
sol derramado.
miércoles, 16 de noviembre de 2011
Pidiéndole rienda al día
(Foto: Eduardo Amorim)
El sol entraba a escarsear
pidiéndole rienda al día
y el lucero en la porfía
no dejaba de alumbrar.
Tal vez se quiso quedar
pa'contemplar la jornada
y en la laguna planchada
lo mismo que un terciopelo,
el chajá frena su vuelo
buscando la pichonada.
De una volanta viejaza
se han descolgau las gallinas
encaran pa'la cocina
buscando el dueño de casa.
Suelta el vuelo una torcaza
golpeteándose en las alas,
y entre las ramas de un tala
el zorzal suelta su brío,
y un fresco y manso rocío
le pone un toque de gala.
El viento quebró una rama
y sobre su techo se queja,
el zumbar de unas abejas
copó la planta'e retama.
En puñado se amalgaman
buscando el néctar mejor
y aunque no es esa la flor
pa'el caso, les viene igual,
convirtiéndolo al panal,
en miel de especial sabor.
El sol siguió sin parar
llevando un tranco parejo,
el horizonte a lo lejos
no deja de bostezar.
De a poco se entra a ordenar
las cosas en forma serena
cuando el astro rey ordena
resignate a cabrestear,
en vano es quererle hablar
él no comprende de pena.
Así es la vida paisano
de todo rancho Argentino,
pájaros que siembran trinos,
tierra que fecunda el grano.
Encallecida las manos,
de aquél que cultiva el suelo
sufre el pobre en su desvelo
por la ansiedad de llegar,
quien no nació pa'volar
en vano es que mire el cielo.
Por eso es que a mi manera
y a mi modo de pensar
así quise diagramar
una mañana campera.
Pa'algunos serán sonseras
que les recuerde el pasao
pero el que está acostumbrao
y anda solo con lo puesto
ese no niega ni muerto
lo mucho que Dios le ha dao.
El sol entraba a escarsear
pidiéndole rienda al día
y el lucero en la porfía
no dejaba de alumbrar.
Tal vez se quiso quedar
pa'contemplar la jornada
y en la laguna planchada
lo mismo que un terciopelo,
el chajá frena su vuelo
buscando la pichonada.
De una volanta viejaza
se han descolgau las gallinas
encaran pa'la cocina
buscando el dueño de casa.
Suelta el vuelo una torcaza
golpeteándose en las alas,
y entre las ramas de un tala
el zorzal suelta su brío,
y un fresco y manso rocío
le pone un toque de gala.
El viento quebró una rama
y sobre su techo se queja,
el zumbar de unas abejas
copó la planta'e retama.
En puñado se amalgaman
buscando el néctar mejor
y aunque no es esa la flor
pa'el caso, les viene igual,
convirtiéndolo al panal,
en miel de especial sabor.
El sol siguió sin parar
llevando un tranco parejo,
el horizonte a lo lejos
no deja de bostezar.
De a poco se entra a ordenar
las cosas en forma serena
cuando el astro rey ordena
resignate a cabrestear,
en vano es quererle hablar
él no comprende de pena.
Así es la vida paisano
de todo rancho Argentino,
pájaros que siembran trinos,
tierra que fecunda el grano.
Encallecida las manos,
de aquél que cultiva el suelo
sufre el pobre en su desvelo
por la ansiedad de llegar,
quien no nació pa'volar
en vano es que mire el cielo.
Por eso es que a mi manera
y a mi modo de pensar
así quise diagramar
una mañana campera.
Pa'algunos serán sonseras
que les recuerde el pasao
pero el que está acostumbrao
y anda solo con lo puesto
ese no niega ni muerto
lo mucho que Dios le ha dao.
Llanquetruz
(Foto de José María Bulnes conocido como Cacique Yanquetruz)
Requintándome el sombrero
y con el ceño fruncido
presiento lo que han sufrido
mis habitantes primeros.
En estas estrofas quiero
reflejarles mi sentir,
y entre tantos elegir
a un Cacique y venerarlo
del olvido rescatarlo
pa'que quede en su latir.
Sos de origen araucano,
en tu nombre se divisa,
que es "piedra color cobriza"
que apreciaban tus hermanos.
Del combate un veterano
defendiendo así tus tierras,
a tus ríos y tus sierras
de los crudos invasores,
que hoy se dicen ser señores
ganadores de una guerra.
Sos la huella del desierto
que ni el tiempo ha borrao,
sos reseña del pasao
de una historia que no ha muerto.
Hoy tienen destino incierto
ya ni tierra le han quedao
las mejores le han quitao
y vivís en el olvido,
pues tus sueños se han perdido
o quedaron sepultao.
A los seis años, de edá
por pehuenches cautivao
sos vendido al otro lao
sin la mínima piedá.
Con tus sueños de hermandá
y diecinueve cumplidos
te volviste decidido
con tus hueste y tu cultura,
y trajiste la escritura
pa'rescatar lo perdido.
Hoy hermano aborigen
que naciste en este suelo,
yo no encuentro otro consuelo
que volvieras a tu origen.
Los gobiernos que dirigen
hoy te tienen ya olvidao,
y no estás considerao
sólo queda en los rescoldos
la memoria de tus toldos
pa'l recuerdo del pasao.
Fue tan fiel tu trayectoria
que al leerla me enardezco
y es por eso que te ofrezco
éste verso a tu memoria.
Sos puntal de nuestra historia
y quiero sacar a luz
aquella pesada cruz
que llevaste por tu gente,
hoy evoco simplemente
al Cacique Llanquetruz.
Requintándome el sombrero
y con el ceño fruncido
presiento lo que han sufrido
mis habitantes primeros.
En estas estrofas quiero
reflejarles mi sentir,
y entre tantos elegir
a un Cacique y venerarlo
del olvido rescatarlo
pa'que quede en su latir.
Sos de origen araucano,
en tu nombre se divisa,
que es "piedra color cobriza"
que apreciaban tus hermanos.
Del combate un veterano
defendiendo así tus tierras,
a tus ríos y tus sierras
de los crudos invasores,
que hoy se dicen ser señores
ganadores de una guerra.
Sos la huella del desierto
que ni el tiempo ha borrao,
sos reseña del pasao
de una historia que no ha muerto.
Hoy tienen destino incierto
ya ni tierra le han quedao
las mejores le han quitao
y vivís en el olvido,
pues tus sueños se han perdido
o quedaron sepultao.
A los seis años, de edá
por pehuenches cautivao
sos vendido al otro lao
sin la mínima piedá.
Con tus sueños de hermandá
y diecinueve cumplidos
te volviste decidido
con tus hueste y tu cultura,
y trajiste la escritura
pa'rescatar lo perdido.
Hoy hermano aborigen
que naciste en este suelo,
yo no encuentro otro consuelo
que volvieras a tu origen.
Los gobiernos que dirigen
hoy te tienen ya olvidao,
y no estás considerao
sólo queda en los rescoldos
la memoria de tus toldos
pa'l recuerdo del pasao.
Fue tan fiel tu trayectoria
que al leerla me enardezco
y es por eso que te ofrezco
éste verso a tu memoria.
Sos puntal de nuestra historia
y quiero sacar a luz
aquella pesada cruz
que llevaste por tu gente,
hoy evoco simplemente
al Cacique Llanquetruz.
martes, 15 de noviembre de 2011
Mi vida es todita blanca
Por las seis huellas sonoras,
polvorientas sendas gauchas,
galopo al pago'e los sueños
arriero de la esperanza.
Flete tordillo es mi flete
con clinera de aclaradas,
de punta en blanco mi fierro,
forrado el cabo de escarcha,
y el yarará forma d'hembra
prendido en la S'e mi daga.
¡Deme un taco pa'ladero,
mi vida es todita blanca!
Cuando en la huella me cruza
la tropilla'e la desgracia,
golpeando a lo indo la boca
pialo la madrina zaina;
me le siento sobre el lomo,
lluevo rebenque sin alma,
y el filo de mis espuelas
por las noches de esas ancas,
va rayando el firmamento
con tizazos de rodajas.
¡Soy domador, compañero,
abran puerta y dénme cancha!
Cerrazones de gaviotas
levantan mis madrugadas;
a medio sol me hago nube,
al atardecer soy garza,
y a la noche polvareda
de luna entre las cañadas
que se filtra en los aleros
y en rancho'e moza se gana,
entibiándole los pechos
con calor de serenatas.
¡Calcule -déme otro trago-
si no es mi vida bien blanca!
El poeta debe ser pájaro,
cantar sin saber que canta,
templar de arriba'e los ceibos,
y al refrescar la garganta,
hacer cantar los arroyos
al tocarlos con las alas.
¡Debe ser de vida limpia,
debe ser de vida blanca!
Debe entregar pa'los perros
la achura de la alabanza;
tirar a los cuereadores
un verso como de yapa,
y después... seguir cantando
porque la sangre lo manda.
Desde que he visto la luz,
la luz me gustó por blanca;
desde que probé la miel
volqué miel en mi guitarra;
he llorao con los crespines,
he chiflao con las calandrias,
así caen a mi rancho
igual que hermanos de crianza,
zorzales, boyeros, tordos,
cardenales y torcazas.
"¡No sé qué tendrá en las vistas
que los pájaros amansa!"
dice la gente y no sabe
que soy pájaro de raza;
que nunca vendí un pichón,
que jamás hice una jaula,
que ni faltándome yerba
ni escaseando un trago'e caña,
gatié un cantor en el nido
ni puse nunca una trampa.
¡Nunca, ni estando sin cuerdas
el cuerpo de mi guitarra;
porque cuando eso sucede,
cuando la sonora calla,
templan sus cuerdas los pájaros
y me cantan en bandadas!
¡Vaya sabiendo, paisano,
por qué es mi vida tan blanca,
por qué me quieren los pájaros,
por qué en mis manos juntadas,
de las mieles de mis islas
las avispas me regalan...!
¡Porque de avispas y pájaros,
soy un hermano de crianza!
polvorientas sendas gauchas,
galopo al pago'e los sueños
arriero de la esperanza.
Flete tordillo es mi flete
con clinera de aclaradas,
de punta en blanco mi fierro,
forrado el cabo de escarcha,
y el yarará forma d'hembra
prendido en la S'e mi daga.
¡Deme un taco pa'ladero,
mi vida es todita blanca!
Cuando en la huella me cruza
la tropilla'e la desgracia,
golpeando a lo indo la boca
pialo la madrina zaina;
me le siento sobre el lomo,
lluevo rebenque sin alma,
y el filo de mis espuelas
por las noches de esas ancas,
va rayando el firmamento
con tizazos de rodajas.
¡Soy domador, compañero,
abran puerta y dénme cancha!
Cerrazones de gaviotas
levantan mis madrugadas;
a medio sol me hago nube,
al atardecer soy garza,
y a la noche polvareda
de luna entre las cañadas
que se filtra en los aleros
y en rancho'e moza se gana,
entibiándole los pechos
con calor de serenatas.
¡Calcule -déme otro trago-
si no es mi vida bien blanca!
El poeta debe ser pájaro,
cantar sin saber que canta,
templar de arriba'e los ceibos,
y al refrescar la garganta,
hacer cantar los arroyos
al tocarlos con las alas.
¡Debe ser de vida limpia,
debe ser de vida blanca!
Debe entregar pa'los perros
la achura de la alabanza;
tirar a los cuereadores
un verso como de yapa,
y después... seguir cantando
porque la sangre lo manda.
Desde que he visto la luz,
la luz me gustó por blanca;
desde que probé la miel
volqué miel en mi guitarra;
he llorao con los crespines,
he chiflao con las calandrias,
así caen a mi rancho
igual que hermanos de crianza,
zorzales, boyeros, tordos,
cardenales y torcazas.
"¡No sé qué tendrá en las vistas
que los pájaros amansa!"
dice la gente y no sabe
que soy pájaro de raza;
que nunca vendí un pichón,
que jamás hice una jaula,
que ni faltándome yerba
ni escaseando un trago'e caña,
gatié un cantor en el nido
ni puse nunca una trampa.
¡Nunca, ni estando sin cuerdas
el cuerpo de mi guitarra;
porque cuando eso sucede,
cuando la sonora calla,
templan sus cuerdas los pájaros
y me cantan en bandadas!
¡Vaya sabiendo, paisano,
por qué es mi vida tan blanca,
por qué me quieren los pájaros,
por qué en mis manos juntadas,
de las mieles de mis islas
las avispas me regalan...!
¡Porque de avispas y pájaros,
soy un hermano de crianza!
Malas lenguas
(Pintura: Carlos Montefusco)
...¿Y quién me va'a prohibir que yo la quiera
y la haga mi mujer, si se me antoja?
...¿Que ha dao mucho que hablar?... ¿Y de áhi?... ¿le estraña?
¿u es la primer mujer, que como mosca,
cái en la tela'e comentarios negros
que tejen como arañas ciertas mosas?
¡Esas que manchan la honrades ajena
porque les suebra susiedá en las propias!
... Yo la miré po'encima de ese barro
porque soy sordo a las campanas locas,
y contra el parecer de cien poyeras
le viá dar mi apeyido... No es gran cosa,
pero le ha de servir pa'que a lo menos
tenga eya y el gurí, cubija y sombra.
... ¡La tratan de perdida!... ¿Porqué diablos?
¿Porqué le hacen cortar con manos ciegas
el trigo limpio de su amor de piona?
¿Eya jué la perdida?... ¡Que en mala hora
bendijo la intensión de un promesante
que le sembraba yedra entre sus rosas...?
¿Eya... la pobre?... Que capió sus malas
con la indomable juersa de una liona,
sin mas norte ni lus que su cachorro,
"carnesita'e pecao", sigún las bocas
que mastican las letras de su nombre
con los colmiyos sucios de ponsoña!
... ¿Quién me vá'a convenser que no la quiera?
¡Ricorra el pago entero y encuentre otra,
que en el tembladeral de la miseria
sepa hacer pié sobre su amor de madre
pa'conservarse vertical en su honra!
...¡¡Vaya!!... ¡Priegúnteles a esas comadres
que tragan las virtudes como tortas,
y pasan un güen nombre como un mate
pa'que lo chupe un poco cada boca,
si eyas alguna ves jueron yamadas
a cargar una crus en esa forma!
... Lo que pasa, está claro!... Ese cachorro
se concibió en el vientre de una "piona",
y eya no lo ha ocultao, porque al ser madre
¡ni en cuenta tuvo que'era pecadora!
Otra hubiera evitao la habladuría
y acabaría la historia
abandonando o rigalando al crío,
rinunciando al derecho y a la gloria
de ser crestiana y madre...
¡Eya nó!... Dende el fondo'e su derrota
alsó bien alto a su hijo, pa'que tuitos
supieran ande estaba su victoria!
...Cuando vido las caras dadas güeltas,
ricién dentró a pensar que era una "piona",
¿Qué hacer... sinó yorar y arrinconarse
como un trapito más entre sus cosas...?
...Ayer tarde la echaron de la estancia...
Mujer con hijo no les sirve... ¡estorba!
Ahí juí mensual quince años, con orguyo,
¡Hoy con vergüensa, retiré mis cosas!
Al dentrar a hacer cuentas, se apotraron
tuitos los pensamientos que galopan
buscándole el porqué a las injusticias...
El patrón quiso alsar su prepotencia,
pero con la verdá... ¡soy duro'e boca!
y antes de que pudiera sofrenarme
dentré a sacar verdades de mis trojas,
¡Una por cada mate que acarriara
en su vida de hormiga aqueya mosa,
que perdió su conchabo por ser madre,
y ganó mil injurias por ser piona!
... Ya vé porque me emperro en dimostrarle
que no me dá pavura la ponsoña...
Pueden ponerle rueda a mi apeyido,
que aunque le den mas güeltas que una noria,
¡Naides me vá'prohibir que yo la quiera
... y la haga mi mujer, si se me antoja!!
(Pintura: "Chismosas" de Molina Campos)
...¿Y quién me va'a prohibir que yo la quiera
y la haga mi mujer, si se me antoja?
...¿Que ha dao mucho que hablar?... ¿Y de áhi?... ¿le estraña?
¿u es la primer mujer, que como mosca,
cái en la tela'e comentarios negros
que tejen como arañas ciertas mosas?
¡Esas que manchan la honrades ajena
porque les suebra susiedá en las propias!
... Yo la miré po'encima de ese barro
porque soy sordo a las campanas locas,
y contra el parecer de cien poyeras
le viá dar mi apeyido... No es gran cosa,
pero le ha de servir pa'que a lo menos
tenga eya y el gurí, cubija y sombra.
... ¡La tratan de perdida!... ¿Porqué diablos?
¿Porqué le hacen cortar con manos ciegas
el trigo limpio de su amor de piona?
¿Eya jué la perdida?... ¡Que en mala hora
bendijo la intensión de un promesante
que le sembraba yedra entre sus rosas...?
¿Eya... la pobre?... Que capió sus malas
con la indomable juersa de una liona,
sin mas norte ni lus que su cachorro,
"carnesita'e pecao", sigún las bocas
que mastican las letras de su nombre
con los colmiyos sucios de ponsoña!
... ¿Quién me vá'a convenser que no la quiera?
¡Ricorra el pago entero y encuentre otra,
que en el tembladeral de la miseria
sepa hacer pié sobre su amor de madre
pa'conservarse vertical en su honra!
...¡¡Vaya!!... ¡Priegúnteles a esas comadres
que tragan las virtudes como tortas,
y pasan un güen nombre como un mate
pa'que lo chupe un poco cada boca,
si eyas alguna ves jueron yamadas
a cargar una crus en esa forma!
... Lo que pasa, está claro!... Ese cachorro
se concibió en el vientre de una "piona",
y eya no lo ha ocultao, porque al ser madre
¡ni en cuenta tuvo que'era pecadora!
Otra hubiera evitao la habladuría
y acabaría la historia
abandonando o rigalando al crío,
rinunciando al derecho y a la gloria
de ser crestiana y madre...
¡Eya nó!... Dende el fondo'e su derrota
alsó bien alto a su hijo, pa'que tuitos
supieran ande estaba su victoria!
...Cuando vido las caras dadas güeltas,
ricién dentró a pensar que era una "piona",
¿Qué hacer... sinó yorar y arrinconarse
como un trapito más entre sus cosas...?
...Ayer tarde la echaron de la estancia...
Mujer con hijo no les sirve... ¡estorba!
Ahí juí mensual quince años, con orguyo,
¡Hoy con vergüensa, retiré mis cosas!
Al dentrar a hacer cuentas, se apotraron
tuitos los pensamientos que galopan
buscándole el porqué a las injusticias...
El patrón quiso alsar su prepotencia,
pero con la verdá... ¡soy duro'e boca!
y antes de que pudiera sofrenarme
dentré a sacar verdades de mis trojas,
¡Una por cada mate que acarriara
en su vida de hormiga aqueya mosa,
que perdió su conchabo por ser madre,
y ganó mil injurias por ser piona!
... Ya vé porque me emperro en dimostrarle
que no me dá pavura la ponsoña...
Pueden ponerle rueda a mi apeyido,
que aunque le den mas güeltas que una noria,
¡Naides me vá'prohibir que yo la quiera
... y la haga mi mujer, si se me antoja!!
El colorao
(Pintura: Carlos Montefusco)
-"¡Doy cien a ochenta, señores,
a las patas de mi pingo!"
¡Chisporrotea ese domingo
la voz de Nicasio Flores!
Su flete es de los mejores
pa'aguantarle la parada
de aceptar cualquier postura
y hasta poder dar usura
en esa "depositada".
Eran varias partidas, hasta que el "¡vamos!"
hace oviyo a las montadas sobre las cruces,
y se vienen los pingos, como dos luces
apretando los dientes de los paisanos.
Al pisar los cien metros corren pegados
como si un mesmo freno fueran mordiendo;
castigan los rebenques, a los doscientos
¡quiere sacar ventaja el colorao!
Brama la voz de Don Flores
en medio del griterío:
"¡Se viene el cabayo mío,
vayan poniendo, señores!"
Cruzan los dos, ganadores,
pa'encender el avispero:
-"¡Puesta ha sido, compañero!
-"Pa'mi ganó el colorao!",
Pero el juez ha sentenciao
-"¡Pa'tuitos el zaino overo!".
Mientras desanda leguas rumbo a su rancho,
dentra a hervirle la sangre a Nico Flores,
¡su flete, que era un lujo entre los mejores,
no sirve ni pa'carne de los caranchos!
Yega, y cuanto desmonta, pa'desahogarse
le cruza la cabeza con un "güachaso",
¡y es tan bárbaro el golpe que ha dao en el brazo
que el "colorao" ha caido pa'no pararse!
Los ojos del animal
se han agrandao, doloridos.
Recién al verlo caído
"Nico" dentra a cavilar...
¡Nunca debió maltratar
tan fieramente a ese hermano!
Si él, puso entre sus manos
los riales más bien ganaos,
y jué el lujo mas mentao
en su vida de paisano.
Lloroso y arrepentido
siente su su brazo temblar,
cuando entra a desensillar
al animal malherido.
¡Mejor hubiera querido
perder la luz de sus ojos,
en los ijares sudaos,
y aún, fieramente agarrao
a las verijas... ¡un abrojo!
Por un hilo de sangre va galopando
rumbo a un pago celeste, su parejero.
Ya ha ganao las cuchiyas el sol matrero.
Un jinete, ahí cerquita, pasa gritando:
-"¡Ya no está pa'cuadreras tu flete, Nico!".
...Él lo mira alejarse, y como un chico,
abrasao al cabayo... ¡sigue yorando!...
-"¡Doy cien a ochenta, señores,
a las patas de mi pingo!"
¡Chisporrotea ese domingo
la voz de Nicasio Flores!
Su flete es de los mejores
pa'aguantarle la parada
de aceptar cualquier postura
y hasta poder dar usura
en esa "depositada".
Eran varias partidas, hasta que el "¡vamos!"
hace oviyo a las montadas sobre las cruces,
y se vienen los pingos, como dos luces
apretando los dientes de los paisanos.
Al pisar los cien metros corren pegados
como si un mesmo freno fueran mordiendo;
castigan los rebenques, a los doscientos
¡quiere sacar ventaja el colorao!
Brama la voz de Don Flores
en medio del griterío:
"¡Se viene el cabayo mío,
vayan poniendo, señores!"
Cruzan los dos, ganadores,
pa'encender el avispero:
-"¡Puesta ha sido, compañero!
-"Pa'mi ganó el colorao!",
Pero el juez ha sentenciao
-"¡Pa'tuitos el zaino overo!".
Mientras desanda leguas rumbo a su rancho,
dentra a hervirle la sangre a Nico Flores,
¡su flete, que era un lujo entre los mejores,
no sirve ni pa'carne de los caranchos!
Yega, y cuanto desmonta, pa'desahogarse
le cruza la cabeza con un "güachaso",
¡y es tan bárbaro el golpe que ha dao en el brazo
que el "colorao" ha caido pa'no pararse!
Los ojos del animal
se han agrandao, doloridos.
Recién al verlo caído
"Nico" dentra a cavilar...
¡Nunca debió maltratar
tan fieramente a ese hermano!
Si él, puso entre sus manos
los riales más bien ganaos,
y jué el lujo mas mentao
en su vida de paisano.
Lloroso y arrepentido
siente su su brazo temblar,
cuando entra a desensillar
al animal malherido.
¡Mejor hubiera querido
perder la luz de sus ojos,
en los ijares sudaos,
y aún, fieramente agarrao
a las verijas... ¡un abrojo!
Por un hilo de sangre va galopando
rumbo a un pago celeste, su parejero.
Ya ha ganao las cuchiyas el sol matrero.
Un jinete, ahí cerquita, pasa gritando:
-"¡Ya no está pa'cuadreras tu flete, Nico!".
...Él lo mira alejarse, y como un chico,
abrasao al cabayo... ¡sigue yorando!...
¡Pa'bien tuyo, nomás!
(Dibujo: Ricardo Carpani)
ELVIRA: Me he entregao... No tengás miedo...
Podés vivir en paz; hacé de cuenta
que el que te'iba a matar, murió primero,
¡Entre tumba y prisión no hay diferencia!
Dios te apartó'e mi vista... ¡agradecele!
Sino juera por Él, tené por cierto
que hubiera sido doble mi condena,
porque de haberte hayao... ¡se acaba el cuento!
... Ni quiero imaginar lo que'en el pago
se conviersa de mi... ¡parece cuento!
¡Nunca maté una mosca... Y ridepente
achuro a un hombre ansí... Sin miramientos!
Siguro han de pensar en "borracheras"
o alguna discusión por deuda'e juego,
¡Si no saben la causa, pa'inventarla
les suebran alas en el pensamiento!
... Náides sabrá porqué... Pero les basta
pa'ensuciarme sin asco, el estar viendo
que hay quien yora al finao como a un güen hombre,
¡Aunque no es santo pa'ganar el cielo!
... Pa'pior... Vos, mi mujer, que sos la única
que podés alegar en mi provecho,
tenés la lengua atada a la vergüensa...
¡Si mi propia mujer no me defiende
quien va'a animarse a hacerlo!
... Riconosco que es mucho sacrificio
hacer lo que mi honor te anda esijiendo,
¡desnudar lo que queda'e tu conciencia
y gritar la verdá a los cuatro vientos,
... Pa' que tuitos se enteren por qué diablos
a veces se hacen pumas los corderos!
No puedo escrebir más. Acá en la celda
la escuridá se dentra hasta los güesos!
Por entre los barrotes, apenitas
si puedo saboriar un poco'e cielo...
No sé cuanto me dan. ¡No tengo apuro!
No hay naides que me espere o que me yore...
¡Pa tuitos entré a ser un mal ricuerdo!
... Antes de terminar... ¡Haceme caso!
Pa'bien tuyo nomás, cumplí con esto:
Yevá tuitas tus cosas de mi rancho
y marchate del pago... ¡andate lejos!
Ande no puedan verte cuando nasca
el gurí que esperás dende hace mucho tiempo,
¡no vaya a ser que salga parecido
al hombre que he matao, y sin quererlo,
por esa criaturita se dean cuenta
porqué él está enterrao... y yo estoy preso!
ELVIRA: Me he entregao... No tengás miedo...
Podés vivir en paz; hacé de cuenta
que el que te'iba a matar, murió primero,
¡Entre tumba y prisión no hay diferencia!
Dios te apartó'e mi vista... ¡agradecele!
Sino juera por Él, tené por cierto
que hubiera sido doble mi condena,
porque de haberte hayao... ¡se acaba el cuento!
... Ni quiero imaginar lo que'en el pago
se conviersa de mi... ¡parece cuento!
¡Nunca maté una mosca... Y ridepente
achuro a un hombre ansí... Sin miramientos!
Siguro han de pensar en "borracheras"
o alguna discusión por deuda'e juego,
¡Si no saben la causa, pa'inventarla
les suebran alas en el pensamiento!
... Náides sabrá porqué... Pero les basta
pa'ensuciarme sin asco, el estar viendo
que hay quien yora al finao como a un güen hombre,
¡Aunque no es santo pa'ganar el cielo!
... Pa'pior... Vos, mi mujer, que sos la única
que podés alegar en mi provecho,
tenés la lengua atada a la vergüensa...
¡Si mi propia mujer no me defiende
quien va'a animarse a hacerlo!
... Riconosco que es mucho sacrificio
hacer lo que mi honor te anda esijiendo,
¡desnudar lo que queda'e tu conciencia
y gritar la verdá a los cuatro vientos,
... Pa' que tuitos se enteren por qué diablos
a veces se hacen pumas los corderos!
No puedo escrebir más. Acá en la celda
la escuridá se dentra hasta los güesos!
Por entre los barrotes, apenitas
si puedo saboriar un poco'e cielo...
No sé cuanto me dan. ¡No tengo apuro!
No hay naides que me espere o que me yore...
¡Pa tuitos entré a ser un mal ricuerdo!
... Antes de terminar... ¡Haceme caso!
Pa'bien tuyo nomás, cumplí con esto:
Yevá tuitas tus cosas de mi rancho
y marchate del pago... ¡andate lejos!
Ande no puedan verte cuando nasca
el gurí que esperás dende hace mucho tiempo,
¡no vaya a ser que salga parecido
al hombre que he matao, y sin quererlo,
por esa criaturita se dean cuenta
porqué él está enterrao... y yo estoy preso!