sábado, 29 de septiembre de 2012

El carrero



Fui reventando caballos
una vez pa' mi querencia,
naide se vino conmigo
naide me abrió la tranquera.

En antes fui domador
aura voy con la carreta
no me rindieron los potros
me ha cansado aquella vuelta.

Serena y calmosamente
sin sentir hago las leguas
mis bueyes van bien despacio
y a mi me suebra pacencia.

Muchos pasan al galope
y algunos a media rienda
yo no envideo a ninguno
quién sabe cómo es la vuelta.

Linda la vida e'carrero
pa'l que no tiene querencia.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Al que enfrenen




1

Hay murmullos de cuadreras,
y de pingos imbatibles…
para mí no hay imposibles,
tratándose de carreras.
“Al que saquen las bajeras”
-pegó el grito Enrique Uzal-,
luego Nicasio hizo igual
con otro, tan manso y bueno,
que hasta les corría sin freno
con la rienda en el bozal.
2
Uno vino de La Pampa
ya listo para el apronte,
y el de la Guardia del Monte
es buenazo hasta en la estampa.
Don Nicasio, si hacen trampa,
los piensa sacar “sirviendo”;
a gritos me estoy riyendo
-amenazar a talero-
pero en fin, al “Dorreguero”
le van a ganar corriendo.
3
Corriendo me han de ganar,
siempre que haya quien acete.
Yo dispuesto al que me rete,
“pago!”, le voy a gritar;
no acostumbro a disparar
ni a quedarme en el pantano.
Tengo por si acaso un “ruano”
que siempre ha sido primero,
y si echan un tropillero
también tengo un “rabicano”.
4
A ese mentao “sangre ‘e toro”
y al “alazán” de Cirilo
soy capaz de darle kilos
con un potrillito “moro”.
No respeto a Uzal ni a Floro,
a Nicasio, ni a ninguno.
Pueden puntear de uno a uno
los de la marca Contreras,
porque, en cuestión de carreras,
mi crédito, es un “lobuno”.
5
Como ya no tiene contra
olvidó casi al galpón,
pero, así y todo, sueltón,
en un momento se apronta.
Este servidor lo monta
porque si llega a extrañar,
es capaz de corcovear
y a partir, loco, se niega,
pero al punto se sosiega
con solo verme llegar.
6
Los que se quieran probar
pueden nombrar el paraje,
fecha, cantidá y metraje,
y comiencen a varear.
Que yo pienso terminar
con “tordillos” y “tostados”,
y con todos los mentados
de la Esquina de “Las Latas”;
no han de llevarse mi plata
ni corriendo con dopados.
7
No se me vengan en fija
con unos deshechos gordos.
Si tienen y no son sordos,
echen mano a la verija,
aprieten bien la clavija
y afilen los animales.
los Nicasios, los Uzales,
los Contreras, los Cirilos,
no pido lonja ni kilos,
-¡Vamos de iguales a iguales!
8
Yo le doy pasto cortado;
también avena aventada.
La ración bien controlada
siempre por litros he dado.
Tuve un maestro a mi lado
y no le salí tan manco;
lo sé trabajar al tranco,
cuando hay alguno alocado;
también le doy máiz quebrado
marca “Pisingayo” blanco.
9
Bien levantadito el freno,
después de alguna partida,
le hago a fondo una tendida
y me lo traigo sereno.
Si el animal está bueno
en el desbaste se sabe;
no es señores que me alabe
pero la ocasión me obliga
y perdonen que les diga
que, cuidar es cosa grave.
10
Igual les corro a bandera,
a media vuelta o partiendo;
me parece estarlos viendo
saltándome la tranquera.
Pero, de cualquier manera
el desafío está hecho.
El que se crea con derecho
y pingo para medirse,
puede montar y venirse
que yo no aflojo ni un trecho.
11
Ya estando en este terreno
no puedo volverme atrás,
a no ser que esté de más
como rana en charco ajeno.
Enfrene el que tenga bueno
y si hay otros que lo sigan.
Si son muchos y me obligan,
también tengo dos nocheros.
Bueno, sin más caballeros,
será hasta que ustedes digan.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Estribos de aspas


Viejos estribos gastados
por los años con el uso,
hoy por el recuerdo cruzo
con los bordones templados,
para evocar los pasados
momentos en que ensillaba
lo de mi marca y gustaba
lucirme en algún domingo
con mis pilchas y algún pingo
al que yo mismo amansaba.

Estribos de aspa que un día
siendo yo un adolescente,
compré en el pueblo de oriente
en la vieja pulpería;
con cuanta y cuanta alegría
sintiéndome domador,
me armé de un apero flor
que lucía sobre un picazo,
con riendas, cabresto y lazo
y un recadito cantor.

Aún el recuerdo está vivo
cuando en una madrugada,
una tremenda rodada
me hizo perder un estribo;
hoy ese instante revivo
recordarlo todavía,
la búsqueda cada día
y cuando al fin lo encontré,
entonces recuperé
el estribo y la alegría.

Estribos de aspa que fueron
de mis proezas culpables,
destinos inseparables
en la vida nos unieron;
hoy otros vientos vinieron
con los años en su empeño,
y esperan como su dueño
dentro de cuatro paredes;
yo ya no muento y ustedes
duermen tranquilos su sueño.

Cuando llegue al fin el día
que me ha marcado la suerte,
y el chúcaro de la muerte
me gane en esa porfía,
en esa senda sombría
me sentiré más seguro
estribando sin apuro
rumbo al olvido profundo,
cuando me aleje del mundo
sobre un redomón oscuro.


Por darme el gusto




Miro el campo
ondulante y milenario
con la mirada nostalgiosa y animal
lo bebo de a poco ,
hasta inundarme el alma de verde
hasta sentir la tierra ,
y ganándome la carne
me quedaré, ¡oh si! me quedaré...

Quiero ver el Sol
inclinándose al poniente
con su rostro agonizante
y su boca enrojecida,
rendido de andar distancia ,
sediento de noche y cría
hambriento de ese horizonte
donde se esconde la luna
que huele a gramillas mansas
y al agua de las lagunas...

Miro el campo,
desde los ojos dorados
de un girasol luminoso
por el lomo del viento
me trepare a los molinos,
giraré con las aletas;
el paisaje será mió
y por darme el gusto nomás
juntaré pequeñas flores
de margaritas silvestres,
de alfalfa y de manzanilla,
retozaré como un potro
dueño del cielo y la pampa
entre un griterío de teros,
de lechuzas y chimangos,
de chajás ,de caranchos,
de patos y garzas blancas
de mistos y de cachilas,
de chingolos y otros tantos
y cuando llegue la noche
me tenderé sobre el pasto,
esperaré las estrellas
y me iré silbando bajo,
por ese camino largo
silbando, me iré silbando
con un ramito de flores,
entre dormido, en los brazos.

Mala cara

(Pintura: Molina Campos)


La lleva en ancas, no la ve, la siente
prendida con las uñas en la espalda;
es el "Chisme" el que va como jinete
y es su hermana "Tradición" la que se agarra.

Van pisoteando nombres y honradeces
a todo lo que corre el pampa criollo
que sabe que no es gaucho ser infieles
y quiere revolcarlos a corcovos.

Lo montaron a oscuras y en silencio,
sabiendo que era nomble más que manso,
pa hundirlo, de un tirón en el misterio,
tapando con calumnias todo el rastro.

Hay baile en cada cueva de la envidia
y son los convidaos todos aquellos
que no pudiendo ser más que inmundicia
rocían con cicuta el triunfo ajeno.

Traición, envidia y chisme, son resacas
que vinieron boyando por el río;
no son criollos de aquí, son de una marca
que usan de contrabando los bandidos.

Pasaron gambetiándole a la aduana,
saltando el alambrao de la nobleza,
y hambrientos de maldad, como las ratas,
dejaron, al roer, una epidemia.

La musa criolla



Muy lindo, viejo, "El Fogón",
parejito y empilchado
con mucho pretal plateado
y bullas de pericón,
de las vihuelas al son
vibran los cantos queridos,
ésos que tienen gemidos
de los montes y las lomas
que traen silvestres aromas
entre sus versos sentidos.

Que del juncal y el bañado
cuentan historias viriles
y de los patrios pensiles
copian el cuadro encantado,
donde el paisano esforzado
luce su gracia serena,
llenando toda la escena
con la figura bizarra,
cuando canta en la guitarra
la amargura de una pena.

Los que retratan colores
del remanso y la laguna
en donde tiembla la luna
como una estrella entre flores,
ésos que tienen rumores
de la tarde mortecina
y la diana matutina
del zorzal en el ramaje,
los que saben del salvaje,
del matrero y de la china.

Los que de luchas pasadas
refieren el entrevero
en que la chuza de acero
enrojeció las cañadas,
que de hierros y domadas
pintan lances inauditos,
que imitan risas y gritos
de la esquila y de las eras
y esas risas lastimeras
de las huellas y cielitos.

Lo que susurran las hojas
bajo el sauce cimbrador
cuando gime el payador
dando al viento sus congojas,
que al compás de las coscojas
y la espuela nazarena,
van en la noche serena
volando por la llanura,
con mensajes de ternura
para el rancho y la morena.

Que siga chisporroteando
la brillante llamarada
de ese "Fogón", que llamada
está a los criollos tocando.
La guitarra bordoneando
cante en estrofa sencilla
del hijo de la cuchilla
la leyenda portentosa,
agreste, libre y hermosa
sin sonrojo ni mancilla.

El buey y el caballo



Presten todos su atención.
Señores les contaré
un coloquio que pasó
entre un caballo y un güey.
Un güey estaba bebiendo
en la orilla de un huadal
y a cada rato decía:
-"¡Qué triste y grande es mi mal!"

Un caballo que lo oyó
cuando estaba en lo mejor,
-"No diga, amigo, le dijo,
que mi vida es mucho peor.
El hombre me ha hecho su esclavo
no me deja descansar,
noche y día me trajina
con su afán de trabajar;
si hay que hacer algún aparte,
traer una punta o carniar,
lo primero que se acuerdan
es de hacernos ensillar;
si tienen que hacer un viaje
o salir pa algún destino,
no se fijan que está enfermo,
cansao, bichoco o chapino.
Si hay yerra, trilla o esquila,
siempre atao en el palenque
sufre la suerte maldita
de la espuela y el rebenque;
en el lomo del caballo
va el paisano a la frontera,
cuando no le da la juria
por lucirlo en las carreras.
Cuando es potro vive bien.
Pero apenas dejó e'ser,
no le tienen compasión
y empieza su padecer."

Un momento pensó el güey
y en seguida retrucó:
-"Mucho peor es la vida
del pobre güey en su ley.
Cuando es toro en el rodeo
sabe que lo han de matar,
si no es su triste destino
vivir para trabajar.
Él es quien labra la tierra
pa el maizal o el alfalfar;
él con su santa paciencia
pa el trigo tiene que arar.
Cuando se lleva la lana
o hay carga pa la ciudá
la picana le ensangrienta
sin piedá ni caridá.
¿Quién carga con los ladrillos
que hay que traer pa edificar?
¿Quién lleva todas las cosas
que se van a negociar?
¡Ay, mi amigo, creamé,
más peor es mi condición!
El hombre nos trata fiero
sin tenernos compasión.
-"Perdone, gran amigazo,
dijo el caballo atareao,
todavía es peor nuestra suerte
que todo eso que ha contao.
Si va el caballo a la yerra
o a carniar o rejuntar,
su pecho resguarda al gaucho
si alguien le quiere cornear.
En medio de la batalla,
¿Quién lo libra de la muerte,
o que caiga prisionero
por su triste y mala suerte?

martes, 25 de septiembre de 2012

Brazos de madre (Salmo criollo: 130/131)

(Pintura: Molina Campos)
1
No busco, Señor, la gloria,
ni por dentro me he engreído,
no me imagino grandezas
ni tampoco te las pido.

 2
Sólo a tu lado mi alma
sabe quedarse callada,
como criatura dormida
en los brazos de la mama.

3
Así debemos confiarnos
los que somos de su raza:
¡pegaditos a su pecho
como manija a la taza!

domingo, 16 de septiembre de 2012

Puestero gaucho

(Pintura: Patricio E Marenco)


Soy puestero de la estancia
donde empecé de gurí
y todo lo que aprendí
fue pa’ olvidar mi inorancia.
Hoy conozco a la distancia
si hay un alambre cortau,
de áhi que salí preparau
cuando arranqué de mi casa
con perno, yave, tenaza
y alambre, en el recau.

Recorrer en el verano
bravo es pa’l que no conozca,
más, si ha venido la mosca
peligrosa pa’l gusano;
yo que corté de antemano
las caña’a mis corraleras
pa’ unas maletas camperas
pa’l remedio necesario,
y pa’l caso, lo contrario
se lo comen las bicheras.

Ni bien a la hacienda entré
ya vi bichera en un ojo
y yo, ni manco ni flojo,
a mi torcido lo armé,
de lo delgau lo encajé
al tirarle con tres royos
y al no tener el apoyo
le gritaba: “Virgen mía
te’scaparás algún día
de la yapa de’ste crioyo!”·.

Recorriendo yo prosigo
porque’sa es mi obligación,
si es tarde la parición
se abichan en los umbligos,
pero yevando consigo
los remedios ya indicau
no se me auste, cuñau,
y si algún ternero ve
el lazo, encájele,
dispués, lo suelta curao.

Ya las once‘e la mañana,
pa’ mi rancho voy rumbiando
en donde me’stá esperando
el amor de una paisana,
que sonriente y muy ufana
me da un verde de sabor
y me dice: “Que calor!”,
después que baño el rosiyo,
con el lomo del cuchiyo
le seco el resto ‘e sudor.

Mi oscuro pa'los tres


A ese famoso “Manchao”
y al “Alazán” de Cirilo
les puedo correr tranquilo
lo mismo que al “Colorao.”
Tengo un “Oscuro tapao”
que no tiene sangre ‘e toro,
no lo muenta ningún Floro,
larga con o sin bandera
y en la cancha que usté quiera
corre por plata o por oro.

Con que ya sabe, cuñao,
si le gusta, priendasé,
hagale honor a la fé
que le tiene a su “Manchao”.
Yo ando muy entusiasmao
porque mi “Oscuro” es parejo
conque, a su criterio dejo
la eleción de ese final
y si tiene capital
ponga, y que se haga el cotejo.

Así se sabrá aparcero
de los fletes, el valor,
y siempre será mejor
aquel que llegue primero.
Tengo confianza y espero
fácil alcanzar la meta
pues mi “Oscuro”, aunque ‘maceta’
si lo hago correr por plata
no le hacen boliar la pata
ni lo hacen clavar de jeta.

Sé que su flete “Manchao”
pa’ moverse no es enclenque
y lo corre a dos rebenques
porque es medio retobao.
Pero por anticipao
encomiéndese a Jesús.
Mi “Oscuro” que es una luz
sabe correr como bueno
cuando lo afirmo en el freno
y me echo sobre la cruz.

Y si llega la ocasión
de aceptar el desafío
le jugaré al pingo mío
en priendas, un fortunón,
entre ellas un tirador
recuerdo del finao Tata
todito tapao en plata,
rastra, espuelas y el recao
y hasta un pañuelo bordao
que me regaló mi “Ñata”.

Con respeto a la distancia
será la que se le antoje,
mi “Oscuro” estira y se encoje
a según la circunstancia;
yo vivo en esa confianza
porque nunca me ha fallao
y está tan acostumbrao
a guapear en los finales,
que si corremos ¡no vale
si no le gano cortao!

(7/1945)

jueves, 13 de septiembre de 2012

El cardenal (Estilo/Milonga)


Ya me han pedido que cante
y hacerme rogar no puedo
Ya me han pedido que cante
y hacerme rogar no puedo.
Si me llego a equivocar
tiemplo y empiezo de nuevo.
Si me llego a equivocar
tiemplo y empiezo de nuevo.

Prisionero un cardenal
y en su jaula con porfía,
se lamenta noche y día
su encierro triste y fatal.
Y digo soy cardenal
porque en las selvas me crié,
mis alegrías canté
en un solitario prado,
dos mil suspiros di al aire
y entre rejas encerrado.

Yo también fui cardenal
que en un tiempo libre fui,
sobre de un mimbre subí
y allí me puse a cantar.
Nunca me pude pensar
que ahí estaría prisionero,
siendo un pájaro matrero
cómo me vine a encerrar
y hoy me puedo lamentar
y un cardenal verdadero.

Y prisionero en la jaula
ya no tengo más qué hacer
que esperar que echen alpiste
para ponerme a comer.
Y si me dan de beber
me puedo llamar ufano,
siento otros cantos lejanos
de otras aves que se alejan,
yo también dentro ‘e mis rejas
largo un canto soberano.

Soy cardenal de gran brillo,
de pluma fina y dorada.
Soy el ave condenada
y a vivir en el presidio.
Sufro males y martirios
por mi libertad clamando,
y allá las horas logrando
por ver si puedo salir,
mas creo voy a morir
entre rejas encerrado.

-----------------------------
Estilo muy antiguo de autor desconocido.
Esta es la versión que cantaba Daniel Maximiliano “El Ciudadano” Videla Dorna.


El sino

(Pintura: Tito Saubidet)

Se me jué de la mano
lo mesmo que una taba que refala
topa en la bota sucia de un paisano
y pega un salto pa pararse... en mala.

Era lo que quedaba de mi china:
flor de mujer, su máma, la finada,
nu era madre, rialmente, era madrina
d'esta gurisa dulce, y disgraciada.

Pero jué como propia, un brote suyo,
criada a lo rosa, cuidadosamente;
se babiaba la zonza en el orgullo,
de lucirla algún día entre la gente.

Dios dispuso el asunto, a su manera:
murió mi gaucha y al tapiarme el luto,
miré con odio la criación entera;
ni sé qué diba'hacer, de puro bruto.

Cuando andaba bramando mi amargura
tal que un puma chumbiao y perseguido
el llanto en manantial, de una criatura,
me degolvió de nuevo al guen sentido.

Guardé el cuchillo y me limé la garra;
le lavé hasta la ropa en la laguna
y pa hacerla dormir, a lo chicharra,
lloró mi pena, su canción de cuna.

Ni más ni menos que borrega guacha
se hizo grande a mi lao: una hermosura...
quien se babió jui yo, con la muchacha,
al ver en tal virtú, tanta lindura.

No precisé rodiarla con alambres
pa librarla de avispas tentadoras,
ella mesma espantaba los enjambres
que rondaban mi rancho a tuitas horas.

Ricos y pobres, mozos convenientes,
los barrió sin mirar, su indiferencia;
era un vaso con aguas transparentes
l'alegre joventú de su ensistencia.

¿Qué le pasó dispués, a mi pobre hija?
razón de su nacer, mal barajada,
misturas qu'echa el Diablo en la vasija
pa ensombrecer un alma inmaculada.

El gusano más vil llegó a mi rosa:
ni lo vide, ni supe ni podía
suponer que un tirao, un cualquier cosa
diba a ser lo que m'hija merecía.

No se atrevió a contarme esos amores
emparvó de misterio el estravío:
ricién cáigo, que a veces, sus temores
le ñublaban los ojos de rocío.

Se jué una noche que llegué en retraso
sobre la cama me dejó una esquela
atada en una cinta de oro y raso:
¡el premio, "A la mejor", que dió la Escuela!

Días y meses la busqué a lo loco
se enflaqueció, en los trotes, la tropilla,
y me juí serenando poco a poco
al pensar: "He pecao, si Dios me humilla".

Quise olvidarla y la olvidé... de a ratos,
me informaron más tarde ande vivía
de su equivocación, de malos tratos,
de la miseria ruin que padecía.

"Ella sabrá -les contesté- lo que ha hecho
de su vida y la mía" y p'adelante
me juí clavando espinas en el pecho
con la resinación de un promesante.

Luego, me anoticié qu'el entrañudo
se robó otra infeliz "pa compañera"...
Rosa sin suerte... la vergüenza pudo
y amaneció colgada en la cumbrera.

Voy a dir a enterrarla y a ponerla
pegadita a mi gaucha: ansí, dormida,
habrá guelto a ser flor y quiero verla
pa juntar al perdón la despedida.

Mis dos cariños van a estar mañana
bajo esta tierra qu'he querido tanto...
si no juese un varón que pinta en cana
tamién como a un gurí me vence el llanto.

Pero debo cumplir con cielo y tierra:
me quedan libre, el corazón y el brazo
siento un a modo de clarín de guerra
que me alza en peso y que me apura el paso.

Tengo que conversar con ese... mozo:
siguramente no hablaremos mucho.
¡Humo es la vida... y humo venenoso!
A uno e los dos se le termina el pucho.

La yerra

(Dibujo: Eleodoro Marenco)
1
En el cruce de colores,
de sombras y de reflejos
donde alzan los bozalejos
caballos escarceadores,
restallan los arreadores
marcando la atropellada,
pasa la hacienda asustada
y el retroceso del pial
echa al suelo al animal
como planta desgajada.
2
El cuchillo fulgurante
modula el son del balido
tajando junto al latido
la roja carne anhelante,
mientras el lazo tirante
como una cuerda templada,
en la mano traspirada
produce la sensación
de que por cada tirón
hay una vena cortada.
3
La masa humeante y oscura
sobre el suelo pisoteado,
extiende un charco ondulado
de espesa sangre madura,
y al ablandar la postura
y recobrar el resuello,
recibe el bárbaro sello
de humillación de la marca,
que nubla la vista zarca
y estira el tendón del cuello.
4
Uniendo la fuerza airada
al lujo de la baquía,
allí todo se confía
al brazo y a la mirada;
el fondo de compadrada
que en el porte se revela,
de ningún riesgo recela
teniendo una buena cincha,
y luce desde la vincha
a la estrella de la espuela.
5
(No hablo de yerra con brete
ni contorno de corral,
sino de yerra campal
donde se luce el jinete;
hasta el viento se somete
a su violenta nobleza,
y en medio de la proeza
parece que el campo entero
hiciera mayor su esmero
de rodearlo de belleza).
6
Es como si resurgiera
intacto, un antiguo rito,
que elevara al infinito
junto al humo de la hoguera,
el eco de la carrera
y ásperas voces de mando,
el olor del pasto blando
en la pampa rastrillada
y una neblina morada
que en nubes se va azulando.
7
Cuando el silencio extendido
va recuperando el llano,
se escucha un hondo, lejano
y doloroso balido,
pero ya el grupo reunido
comparte con risa franca
el frasco de caña blanca
que anima el ritmo del pulso
y sazona el gusto insulso
del asado de potranca.
8
Y la noche que derrama
sus sombras por los colores,.
tapa heridas y sudores
poniendo final al drama;
entonces junto a la llama
el grupo desdibujado,
eslabona en el pausado
y serio correr del mate,
esa congoja que late
cuando el cuchillo ha brillado.


Unas carreras

(Pintura: Carlos Montefusco)

1
En unas carreras grandes
de San Pedro en el partido,
iban a correr de tiro
un zaino y un azulejo,
el gauchaje en su embeleso
gritaba con alegría
al zaino'e José María,
uno una vaca, otro un toro
y en medio de alegre coro
jugaban hasta la vida.

2
Principiaron a partir
cuando el sol iba bajando,
y despacito tranquiando,
hicieron una partida
y la gente allí reunida,
con entusiasmo clamaba
porque era quien lo montaba
el viejo José María
que con limpieza partía
y lindamente largaba.

3
Siguieron partiendo así
hasta que a armarse empezaron,
y al pronto se prepararon
pa'hacer una atropellada,
cuando vieron que manquiaba
el zaino mentau del viejo,
y como el tiro era lejos
se le cambió el paisanaje,
y jugaba con coraje
a favor del azulejo.

4
Comenzaron por errar
las partidas largadoras,
pues las ocultaba todas
el zaino con su manquera,
para que la gente viera
que iba a perder de seguro,
el viejo esperaba astuto
qu'extendiesen la jugada
para tomar las paradas
como luces en lo oscuro.

5
Siguieron las largadoras
un momento más, partiendo,
hasta que la gente, viendo,
que pronto iban a largar
comenzóse a amontonar
en la raya en un momento
y el viejo obrando con tiento
ligerito armó a su flete
poniéndolo com'un cuhete
de alegre, vivo y contento.

6
La gente empezó a cansarse,
hasta que el abanderado
mirando que habían tardado
tanto tiempo por largar,
en cuanto los vió igualar
pronto les bajó bandera,
mostrando el zaino lo qu'era,
pues, medio cuerpo sacó,
y el viejo también mostró
lo falso de la manquera.

7
Conforme se convidaron
castigó el del azulejo
y sin rebenquiar el viejo
le sacó la delantera.
En mitad de la carrera
casi se puso a la par,
teniendo que salpicar
el viejo de cuando en cuando,
porque el otro s'iba entrando
como chancho en el maizal.

8
Allí, cerca de la raya,
un grito le pegó el viejo
a su zaino tan parejo
y de un salto, sin rebenque,
lo mesmito que a un palenque
al azulejo dejó,
que ni siquiera lo vió
al zaino que disparaba
y que a la raya llegaba
y ansí, señores, ganó.
................................

Del libro "Oro Nativo" de Mario A López Osornio.

Sin libertad


Cuando amanece la aurora
con sus luces admirables,
empiezan todas las aves
a cantar en aquella hora.
La que se halla presa, llora,
con lo duro de sus grillos,
sirviéndole de martirio
ver a las otras que vuelan,
mientras penosas se quedan
pegadas a su destino.

Ya no sacude las alas
porque no afija en el viento,
sólo los tristes lamentos
se oyen dentro de la jaula.
¡Qué pesada y dura carga!
¡Qué pena tan sin igual
no poderse liberar
de tan grandes aflicciones!
¡tener plumas e ilusiones!...
¡Con alas y no volar!

Al fin por su mala suerte
pega un suspiro y se queda
parando su triste pena
hasta que llegue la muerte;
ya que su dolor no advierten
ni le tienen caridad,
triste se pone a pensar
en su largo padecer,
porque hasta el fin ha de ser
cautiva y sin libertad.
.............................................
(Décimas dictadas por don Pedro José Gómez. El señor Draghi Lucero tiene anotadas en su mencionado libro, unas décimas muy parecidas a las transcriptas,que demuestran una vez más la corriente cultural del Plata a los Andes o viceversa, por medio de los cantores carreteros).
Tomado del libro "Oro nativo" de Mario A López Osornio.

Dios rastreador (Salmo criollo: 138/139)


1.
Vos, bichando me aguaitás
como puma en la espesura;
Vos conocés mi postura
y todos mis pensamientos,
si estoy despierto o durmiendo:
¡Rastreador de mis llanuras!

2.
Antes de que abra yo el pico
ya conocés mis palabras,
como perrada que ladra
Vos me rodeás sin cesar:
yo jamás podré alcanzar
lo que a mi ciencia no cuadra.

3.
¿Y ande dir, que no me sigas,
pa esconderme de tu vista?
Si ni el chajá te despista
con lo alto de su vuelo;
porque Vos desde tu cielo
no hay suceso al que no asistas.

4.
Si le pido alas al viento
para volar hasta el mar
ni allí me podré ocultar
pues de tu lazo trenzado
ha de ser brujo el ganado
para poderse zafar.

5.
Y si me hundo en la noche
pa esconderme en algún bajo
es inútil mi trabajo
porque pa Vos no hay tinieblas
y a la noche de más niebla
la cortás de un solo tajo.

6.
Fuiste Vos quien me trenzó
en las entrañas maternas
y frente a tu ciencia eterna
yo me inclino y me recojo
pues ya estuve ante tus ojos
cuando era una sombra tierna.

7.
Al grano hundido en el surco
Vos vigilás con esmero,
y en tu libro de estanciero
le tenés marcada fecha
en que habrá de dar cosecha
para principios de enero.

8.
Imposibles de seguir
son las huellas de tu obrar,
y si las quiero contar
veo que como mis penas
son tantas como la arena
que arrulla en su canto el mar.

9.
¡Ah canejo!... pienso yo...
si mi Dios se decidiera
a librar nuestras fronteras
de los hombres sanguinarios
de tan mal vocabulario
y de conducta altanera.

10.
¿Acaso no debo odiar
a los que odian a mi Dios?
Porque te odian a Vos
yo, Señor, los aborrezco
y mi facón te lo ofrezco:
¡los peliaremos los dos!

11.
Tirá nomás de la cincha
pa ver si aguanto el cimbrón;
si acaso mi corazón
se apartó de tu cariño,
yo te pido como un niño:
¡concedeme tu perdón!

(Pintura: Molina Campos)

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Disculpame la franqueza


Dejá hermano la baraja
y escuchá este canto nuevo:
ande hasta el manco trabaja
sólo el traidor hace sebo.

No pensés que desajero
ni que caigo en un error
si lo mesmo considero
al haragán que al traidor.

Pa el traidor nada es sagrao:
patria, familia, amistá,
es todo papel pintao,
ni le viene ni le vá.

Ansí un justo le dé abrigo,
lo vista, cure y defienda,
si cuadra, mata al amigo
o le arma cimbra a su prienda.

Sin ley, ni fe, ni virtú,
vacío de alma, reseco,
parece un tronco de ombú:
aparente... pero güeco.

¿Y qué diferencia ensiste
entre éste y el haragán?
No mirará si comiste
pa atorarse con tu pan.

En su rancho, es una peste,
duerme, masca, gasta, fuma,
ansí a la madre le cueste
mendigar lo que consuma.

Todo vicio se le pega,
taba, monte, truco, escoba...
si piala un peso, lo juega,
si no lo tiene, lo roba.

Mal amigo y pior vecino
se ríe del güen patriota:
de sucio, jiede a zorrino,
y anda de camisa rota.

Grasiento y porrudo el pelo
con cuasi naide se trata;
le hacen surcos en el suelo
los dedos de la alpargata.

Si uno, de apuro, lo llama,
pa que se gane unos riales
risulta qu'está en la cama
sufriendo... supuestos males.

Ansina el techo se llueva
o esté muriendo un cristiano
no habrá juerza que lo mueva
ni le haga dar una mano.

No sirve, ¡ni pa enemigo!
ni hay peligro que se enoje.
Sabe, que alguien siembra el trigo
y que alguno lo recoje...

Inora lo qu'es, rastrojo,
parva, trilla, escardadura,
si ha cavao, es tras un piojo
metido en una costura.

Incapaz de un sentimiento
hasta cuando halaga, ofiende
y a quien le brinda sustento
igual qu'el traidor, lo vende.

Su palabra es tiento e piola
muy dao al chisme y la intriga,
su condición, una sola,
ser más malo que la ortiga.

Pa el bien, no dentra en denguna,
pero en todas, sí hay delito;
ansí de güelta una cuna
ande duerma un angelito.

No jué pa esto lo qu'en Mayo
nuestro agüelo gaucho dijo:
¡Por la Patria, y a caballo!
Si me matan, queda m'hijo.

Si es falsa la comparancia
podés quedarte a jugar.
Te oferto un puesto en la Estancia
................................
No te pongás a llorar.

La muerte de los Blancos de Villegas



Los niños mimados del viejo Villegas
los caballos blancos de su frenesí,
la nave que anduvo por toda la pampa
y que de un galope fue a Nahuel Huapí.

Los que en desoladas regiones marcharon
devorando leguas contadas de a mil
por el espinazo helado del mundo
un día en el Ñorquin encuentran el fin.

Fue acaso llevados a pagar tributos
de muerte a la nieve por ese color
el que en tantos años fue tan progegido
del orgullo ese de algún superior.

El fiel prodigioso que en tantas patriadas
de machos encuentros airoso salió
murió en la campaña que se hizo a Los Andes
donde toda entera la fila tembló.

Por la densa nieve y la tropa yerta
un jefe interino fue quien ordenó
que se racionara a las guarniciones
carneando los blancos y así se cumplió.

De salvar la vida del pobre soldado
único recurso que Dios le mandó
pues el hambre había llegado a las fases
de un hecho tan grave y conmovedor.

De uno por uno la gran mayoría
de todos los blancos se lo condenó
a la misma mano del pobre milico
que por muchos años se le enhorquetó.

Oh cuanta tristeza daría verlos quieto,
después que la daga funesta quedó
manchada de rojo, manchada de nieve,
manchado el pelaje después que murió.

Hoy los pobres blancos del cabo Villegas
siguen galopando hacia el rumbo del sol
por la misma cresta de la Cordillera,
entre los peñascos del mismo color.

Los niños mimados del viejo Villegas
los caballos blancos de su frenesí,
la nave que anduvo por toda la pampa
y que de un galope fue a Nahuel Huapí.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Así no más, de montao

(PIntura: Ricardo Raúl Bossie)

Con pena, te vengo'hablar,
más juerte que la otra vez,
porque m'hijo, y'hace un mes,
que no vas a trabajar.

Cuando te alzaste de casa
tu máma quedó llorando
y yo en silencio, cismando;
diba a pasar, lo que pasa.

Ayer vide a tu patrón,
hombre gueno, si los hay,
que en más de un caso, caray,
te sacó de un apurón.

Ni oligarco ni usurero
luce en vejez y en riqueza
porque en chacarero empieza
y termina en chacarero.

No vino a enterarse de ojo
de di es cierta tu dolencia
pasó en surky en cuincidencia
que yo andaba en el rastrojo.

Hablamos del máiz, del trigo
me ofreció enfardar el pasto
corriendo él con tuito el gasto
pues bien sabés qu'es mi amigo.

Las diez hetáreas cuadradas
en que con tu madre vivo
me las cedió con recibo
cuasi como regaladas.

No pagué ni la mitá
y ya me dió por cumplido:
si otro igual se ha conocido
baje un santo y lo dirá.

En verdá, ni prieguntó
si estabas pior o mejor
y eso mesmo jué un dolor
que hasta el gueso me dentró.

El menos juicioso, piensa,
que si de intento, lo hacía,
es porque el hombre, sentía,
vergüenza de mi vergüenza.

Te juro que si averigua,
por tu vida y por tu estao,
yo le hubiera contestao
francamente y a la antigua:

"M'hijo señor, está sano:
puede no más, despacharlo,
que aquí estamos pa probarlo
yo, la madre, y el hermano".

Sos de aquellos que relaja
con injundios de haragán
la proteción que hoy le dan
al paisano que trabaja.

Nunca más justa una ley
ni en más justa circunstancia:
¡si lo sabrá el pión de estancia
que jué tratao a lo guey!

Pero vos, has confundido
vagancia, con proteción,
chicaneos, con razón,
pillería, con despido.

Nu jué pa eso que se hiciera
la ley que el trabajo ampara
ni tiene sangre en la cara
quien la embrolla a tu manera.

Manqueras o sacaduras
por este mal o este daño
los doce meses del año
se te van en composturas.

Cuando no es fiebre es la tos,
el oído, el pecho, la vista:
ni caballo de prebista
tiene más mañas que vos.

En tanto, la ley ubliga
al que mal pensó, al empliarte,
a callarse y a pagarte
porque si nó, lo castiga.

Los patrones que te echaron
jué pa llorarlo cien veces:
amenazaos por los jueces
que diban'hacer, pagaron.

Esa plata te sirvió
pa siete mil herejías:
tu fama, en las pulperías,
la cargo en mi cuenta yo.

Me estás deshonrando el nombre
y como d'eso se trata,
he dejao de ser tu tata:
vengo a enfrentarte como hombre.

Aura, yo, t'echo del pago,
al menos que arrepentido
cambiés el paso torcido
y dejés de ser un vago.

Cincuenta años de honradez
no es un honor alcanzao
pa que dengún enviciao
como vos, lo pisotiés.

Sin rispeto ni concencia
tomaste mi apelativo
pa utilizarlo de estribo
en cualisquiera indecencia.

Te lo niego: ya no es tuyo:
no ha sido pa dispreciarlo
tirarlo al barro y mancharlo
que lo hice mi único orgullo.
.............................
Me voy, sangrando, y te dejo:
si no cambiás, Dios risuelva,
que no te halle cuando güelva:
no es amenaza, es consejo.

Templo de terrón

(Pintura: María Laura Martinez)

Ha pegao una hocicada,
y aunque vencido, contemplo,
su antigua imagen de templo,
totalmente destrozada...;
dispués..., vendrá la rodada
qu'el destino ha sentienciao...,
ya cáido y desparramao...
no quedará en el lugar...,
ni un horcón pa'señalar
que aquél... jué un punto habitao.

Jué altar de luz matinal...
el templo siyón del rancho;
con su espacio abierto y ancho...
que hoy lo escuende un fachinal,
a un lao del camino rial
su simple simbología...
parió penas y alegrías
en ésta cuenca del Plata...,
y su presente delata
lo enfermo di'una porfía...!

Sus paredes de chorizos
jueron macizas y juertes...,
per'hoy cien muecas de muertes
lo cubren tuito de'chizo...;
hecho añicos contra el piso
su antigua forma lobuna...;
jugando al horror, la luna,
tinta terrones sin briyos...
qui'una tropa de noviyos
rompió en canchadas vacunas...!+

Ya no luce alrededor
barrido el patio, que ayer...
por cuidao di una mujer
tuvo jardines en flor,
no contrastan su color
con aquel cerco de tunas
las lindonas y oportunas
campanas del floripón...;
ni besa en rojo el malvón...
ni flota'romas denguna...!

Juera la escuela, una esquina
la botica o la herrería...,
ranchos pa'comisaría
o tienda de ropa fina...;
la matera u la cocina...;
'lantiguo puesto d'estancia;
el capricho y su arrogancia
tan encarnizao se plasma...
qu'es hoy un punto fantasma
produto de la inorancia.

La imagen... dolor me da
y contemplando aquél nido
veo un destino vencido
sin tiempo de identidá...,
el futuro que vendrá
será... pa'triunfar hermano
si agarrados de la mano
encaramos el destino...:
"Que soñó un pueblo Argentino
por tuito lo Americano...!"

Sin rayeros


Para mi aparcero "El Pampa Filemón"

1
Pa’ llegar al “Trompezón”
a conocerlo, aparcero,
doce leguas a mi overo
le hice dar de un galopón.
Conversando, Filemón,
un refrán medio viejaso
sale a mi memoria al paso
sin que nada lo detenga,
“¡No hay mal que pa’ bien no venga!”
que hoy llega justito al caso.
2
Casi salimos trensaos
como que no somos lerdos
y es por eso que me acuerdo
de ese refrán tan mentao.
Mucho me alegro, cuñao,
sintiendo hasta cierto orgullo
dejar de lao sin barullo
aquel gaucho desafío,
¡hoy usté es amigo mío,
y yo honrao de serlo suyo!
3
Las carreras entre amigos
igual que tirar la taba
a la larga en fija, acaba
por hacerlos enemigos.
Aunque es verdá lo que digo
siempre el juego me ha gustao
pero he tenido cuidao,
en carreras o en el “güeso”,
no jugar jamás un peso
contra un amigo estimao.
4
En cuestiones de carreras
si el chuzo no es guapo y fuerte
no me confío de la suerte
porque la suerte es matrera.
Yo me he topao en cuadreras
con fletes renombradasos
y hasta me he dao el gustaso
venir todo el tiro, ufano,
una rienda en cada mano
y el rebenque abajo ‘el brazo.
5
Su “tordillo azafranao”
es lindo pu’ande lo mire
y en la cancha, ande se estire
se debe venir cortao.
A mi “tordillo platiao”
ya vido que no le escondo
y aunque soy medio redondo
la franqueza está primero:
¡con su mentao parejero
me hubiera metido a l’hondo!
6
Usté tiene un flete bueno
sanito ‘e las cuatro patas
pa’ defenderle la plata
en cualquier tiro y terreno.
Flete que tráindolo “al freno”
el rebenque está de más
y yo sé que usté es capaz
de correrle al más pintao
dar punta y ganar cortao
mirando al otro pa’ atrás.
7
Cuesta igual pa’ mantener,
usté sabe mi aparcero,
lo mismo un pingo ligero
que un sotreta pa’ correr.
Mil veces yo pude ver
muchos hombres querendones
jugarse los patacones
a sus fletes dando usura,
¡son de estampa una hermosura
pero pa’ correr maulones!
8
Antes de dirme, paisano
quiero mi rancho ofertarle
pa’ cuando caiga, apretarle
su gaucha y sincera mano.
Usté que es buen campechano
mi convite no se ataje
porque sé que en mi paraje
pa’ su patrón, reseriando
suele cáir de cuando en cuando
con alguna tropa en viaje.
9
Aunque pobre, en mi tapera
siempre hay pa’ arrimar al fuego
un costillar de borrego
o alguna achura ‘e ternera.
Le alvierto, que la tranquera
a la usansa del pasao
nunca conoció el candao
y ansina ha de continuar
pa’ abrirla y poder cerrar
sin bajarse del montao.

-------------------------------------------
Versos de “El Zurdo Nicasio”, o sea, Pedro Risso

Al venir la primavera...

(Pintura: Florencio Molina Campos)

1.
Al venir la primavera,
¿no has visto los campos solos,
los casales de chingolos
cuerpiando por donde quiera?
Y no sé porqué manera
me andás huyendo alma mía
con que espere todavía,
que después, que otro momento,
o que hace frío, que hace viento,
que otra noche, que otro día...

2.
Si vengo de mañanita
me salís con qu'es temprano,
si voy de tarde: es en vano
ya no es hora pa'visita.
Si caigo de tardecita
no hay quien te alcance aunque corra,
que si llora la cachorra
que si estás cebando mate,
que se vuelca el chocolate,
que se arde la mazamorra.

3.
De pronto te da un dolor
cuando no te da un insulto,
todo es por sacarme el bulto
de puro miedo al Amor,
de repente a lo mejor
dentro de los dedos te huís...
¡Y dale con el psh, psh...!
Que escondete, que callate,
que entrá, que salí, que andate,
hasta que te hacés perdiz.

4.
Así ando el año entero
de un lado al otro trotiando,
y siempre me andás armando
más alborotos que un tero.
Decime: ¡quiero o no quiero...!
Y dejate de embrollar
porque con tanto cuerpiar,
como pescado en la arena,
como algún ánima en pena
dejuro me has de cansar.
...............................

(Copiadas de un cuaderno de don Domingo Casalins, 1872).

Ricordando

(Pintura: Bernabé de María)

Al aparcero Jacinto Amores


1
Con mil apeyidos suyos
aquí le brindo, Ño Amores,
estas marchitadas flores
que más bien parecen yuyos;
no busque tiernos arruyos
en mis humildes canciones,
que’levo sin pretensiones
y en ellas solo reflejo,
de mi corazón de viejo
amarguras y afliciones
2
Ya soy muy viejo, amigazo,
no valgo lo que he valido,
si lijerón hube sido
hoy no me sacan del paso;
mas, como todo criollazo,
cuando ricuerdo el pasao
lo contemplo despejao
y de luz resplandeciente,
mientras mirando el presente
se me presenta ñublao.
3
“Hoy todo es luz qu’ilumina”
nos dice la estranjerada
maldigo la luz mentada
si pa’ mi, solo es ñeblina;
cuando yo tenía una china,
un rancho y un parejero,
cuando yo tenía un apero
y una guitarra… que hablaba;
¡esa era luz que alumbraba
porque’ra luz de campero!
4
Cuando bajo la ramada
sentao al lao de mi prienda
(dispués de encerrar l’hacienda
y acorralar la majada),
una décima entonada
con amor puro y sin trampa
iba a conmover la estampa
de mi precioso lucero,
¡esa era luz, aparcero,
porque’ra luz de la pampa!
5
Cuando rodiando un jogón
estábamos los paisanos,
quién cantando unos pampianos,
quién prendido á un cimarrón;
otro pegao á un porrón
como cachorro á la perra,
ó cuando en alguna yerra
se carniaba un orejano,
¡eso si era luz, paisano,
porque’ra luz de mi tierra!
6
O cuando en noche serena
de’sas en que duerme’l viento,
bajo un ombú corpulento
cantaba el gaucho su pena;
cuando su negra melena
se peinaba con acierto,
formando como un concierto
con su estampa y con su flete,
esa era luz ¡la gran siete!
porque’ra luz del desierto.
7
Hoy nos han falsificao,
tuito se hace á maquinaria,
no le queda’l pobre paria
ni el ricuerdo del pasao;
hasta dicen que han sacao
(esto me contó un nación)
una especie de cajón
que guarda la voz humana;
¡y no hay un alma cristiana
que guarde la tradición!
8
La taba nos ha echao “cero”
y el criollo vive á tirones,
no se bailan pericones
ni se come un güen puchero;
ya el paisano no es puestero,
esos tiempos se acabaron,
ranchos y hacienda volaron
lo mesmo que la ilusión,
¡quién sabe que maldición
sobre los gauchos echaron!
9
Solo se vé algún paisano
soportando con pasencia
el rigor y la inclemencia
de su destino inhumano;
que pa’l criollo americano
esta tierra es casa agena,
naides consuela su pena
y es, á mi ver, sin disputa,
lo mesmo que la cicuta
que hasta su olor envenena.
10
Por eso es que’n la ocasión,
aunque lo hago sin estudio,
evoco en este preludio
a la gaucha tradición;
que la civilización,
á media rienda avanzando,
vá, poco a poco, tapando
con el poncho del olvido
y que algún viejo atrevido,
como yo, vá ricordando.

Buenos Aires, 1905

En el tranguay


1.
De la costa del Salado
truje yo una novillada,
y pa'la ciudad mentada
abajé por mi pecado.
Sin haber siquiera echado
dentro'el buche un cimarrón,
enderecé a un carretón
d'esos que llaman tranguay
y no bien trepé, ¡Velay!,
rodé dando un trompezón.

2.
Dispués que me hube parado
dió el carretón la arrancada,
y le atraqué una pechada
a un mozo qu'estaba al lado.
Hice pie despatarrado
cuando el que iba manejando,
paró de golpe apretando,
el mango de un mojinete,
y me juí como chijete
largo a largo manotiando.

3.
"Dispense", dije, y seguí
aguantando el traqueteo
pero hice un escobilleo
y de nuevo me cayí.
Como dir rodando ayí
no era güeno a mi entender,
juí a sentarme y sin querer
le di a un viejo un pisotón,
y me senté pesadón
encima de una mujer.

4.
El viejo pegó un chillido
como puerta amojozada,
la mujer dijo enojada
de que yo estaba bebido.
Me sujeté confundido
de un cajetilla ajustao
que iba mirando embobao,
y ansina m'enderecé
pero otra vez me ladié
y ansí anduve de lao a lao.

5.
Logré sentarme ¡Por fin!,
junto mesmo a una deidá
y pa'trabar amistá
le dije: "Mi serafín...
"que dicha pa'un gaucho ruin
"estar a su lao rendido..."
Pero halló mal el cumplido
tildándome fieramente,
pues, delante de la gente,
me dijo: "Gaucho atrevido..."

6.
"¡Hembra linda!- retruqué-,
"tan mala, cómo me reta...
"Si quiere pondré mi jeta
"pa'que la pise su pie..."
Con ésto medio logró
seguir haciendo mi juego,
pues, viendo una hembra me pego
como abrojo entre la lana,
y cabrestiando con ganas
me vuelvo manso y m'entriego.

7.
Contento me le arrimaba
al lao de lo calientito,
y en cada balencecito
de intento me refregaba,
viendo que ya no mosquiaba
más cerquita me le pongo
cuando oigo como un rezongo...
Era un gringo sofocao
ancho, gordo apelotao
y la panza com'un porongo.

8.
Luego vide al lao del lazo
un inglés engarrotado,
pelo rubio azafranado
larguirucho y muy fierazo.
Seguí pegando un vistazo
a otro banco medianero,
vide una moza, primero,
lujosamente aperada,
con l'anca muy empinada
y gorra como plumero.

9.
Bostezando y aburrida
la gente iba amontonada,
pujando tuita apretada
como a la gata parida;
cada parada o rompida
que daban los mancarrones,
dentraban los refregones
de que yo me aprovechaba,
mientras los otros ligaban
pechadas y pisotones.

10.
Cuasi medio carretón
poco menos ocupaba,
una gorda que trataba
de consolar a un mamón;
agrupaos en un rincón
cabeciaban dos mamados
y adelante entreverados,
ande va la campanilla,
se acomodó una tropilla
de gringos amadrinados.

11.
Al rato el gringo panzaón
soltó el puerco por el fondo,
un resuello tan gediondo
que juyí del carretón.
Voy y pego un trompezón
sin tener de qué agarrarme
y al querer enderezarme
contra el inglés me ladié,
y juerte le pisotié
los juanetes sin fijarme.

12.
Puso una cara el inglés
que no he visto otra más fiera,
pero, ¡ni ay!, dijo siquiera,
quedando tieso otra vez.
Quise empinarme después
pa'tocar la campanilla,
se me duebla una canilla
y a la guasca no alcancé
y manotiando áhi rodé
encima del cajetilla.

13.
Le dije que dispensase
que no estaba acostumbrado
a ser pruebista embarcado
en carretón de esa clase.
Ni esperé que contestase
pues, cumplidos pa'pior era,
cuando al dir saliendo ajuera
sofrenan el carretón,
bailo un gato y de un guantón
hago plasta una galera.

14.
"No es nada", dije turbado,
disparando de la gente,
pero quedo de repente
de una pollera enredado,
y, tantiando yo apurado
-procurando no ofender-
la manera de poder
lo más pronto desmaniarme,
manoseo sin yo fijarme
las piernas de una mujer.

15.
Salgo ajuera armo un cigarro,
pisa un charco el más sotreta
y me salpica la jeta
con un chijete de barro,+
la punta del poncho agarro
y jurioso lo limpié
¡Pare!- dije- y me abajé
de arrib'abajo manchao
y cansao y medio golpiao
a la Tablada llegué.



(Décimas copiadas de un cuaderno del señor Arnaldo Bordeu, del libro "Oro Nativo" de Mario A. Lopez Osornio).

domingo, 9 de septiembre de 2012

Indio de lanza

(Pintura: Eleodoro Marenco)


Como una visión pasada
que dende’l ayer me alcanza
veo el coligüe de la lanza
con plumas, empenachada.
Lo serio de una mirada
indio, me obliga a pensar,
y en mi pensamiento andar
pa’ brindarte con acierto,
mi ricuerdo anque estés muerto
porque te debo un cantar.

Aquel noble valor tuyo
defendiendo la querencia,
solo afluejó a la inclemencia
del jusil, sigún intuyo.
No se doblegó tu orguyo
y en una carga suicida
vendiste cara tu vida
antes que’ngriyarte a un cepo,
porque a mi ver, ¡ni de prepo!
tu lanza cayó rendida.

De cada pampa valiente
que abonó este crioyo suelo
se prendió en el aire’l güelo
de su imagen propiamente.
Por eso que ridepente
hoy noto tu aparición
como histórica visión
que me viene a ricordar,
que del indio jue’l lugar
ande hoy armo mi fogón.

Te puedo ver de a cabayo
en un overo galán
y que los dos viendo están
mi priesente de soslayo.
Por eso que pronto rayo
mi verso más parejero,
por tu estampa, por tu overo,
por tu yano y por tu gloria.
¡Pues lo cierto de la historia
quiero sepa el mundo entero!

Es cierto que maloquiaste
a tu gusto y discreción
pero antes una invasión
d’estranjeros soportaste,
y si al principio afluejaste
¡por asombro! y no temor,
dispués mostraste valor
y en lucha, por muchos años,
enfrentaste sin engaños
a’quel que jue “tu invasor”.

A vos te venció el progreso
y no el valor pecho a pecho:
la bala, anque grande’l trecho
te dio con juerza su beso.
Se sangreó tu cuero grueso
curtido viviendo al raso,
y si reculó tu paso
en defensiva bataya,
¡ni un jeme cedió tu agaya
en la línia del ocaso!

Tu presencia, indio guerrero
-con la libertá de istinto-
en mi crioyo verso pinto
por verte de cuerpo entero:
Bien montao sobre un overo
que’s calzao de pata y mano,
de grueso poncho pampiano,
chiripá y bota de potro,
hacia vos (o a cualquier otro)
estiendo mi brazo: ¡hermano!

(27/03/1982)

viernes, 7 de septiembre de 2012

El aparte

(Pinturas: Patricio E Marenco)

1
Copa el sol en el naciente
la banca a la oscuridá,
estiende su claridá
y huye la sombra al poniente.
La brisa va mansamente
peinando los pastizales
y en alivio de sus males
entre gorjeos divinos:
se hablan las aves con trinos
en mil notas de cristales.
2
Un grito vibrante y fiero
-nota aguda y sostenida-
clarín de la recojida,
rompe el silencio campero.
Y como un eco certero
que viene del infinito,
se oye repetirse el grito
al frente, a uno y otro lao
y entra a rumbiar el ganao
pa’l rodeo, derechito.
3
Suben desde la cañada
entreveraos con balidos
roncos y finos ladridos
de la furiosa perrada.
Una vaca rezagada
por defender su ternero
provoca aquel entrevero
y agachando la cabeza,
contra un gran perro endereza
que a cuerpiadas salva el cuero.
4
Del sol a los resplandores
va la hacienda como oleaje,
dándole vida al paisaje
con sus diversos colores.
Y al brindarles sus primores
la paleta de natura
a la vista se figura
que un telón se hubiese alzao
y un cuadro nos ha mostrao
de su más bella pintura.
5
Queda un momento en reposo
la hacienda que allí se junta,
el paisanaje se ayunta
dicharachero, animoso.
Y del trabajo anheloso
da comienzo a la jornada
y avizora la mirada
escudriñando al ganao,
por si ven un abichao
darle vuelta la pisada.
6
El día sigue avanzando,
y en diestras atropelladas
para esquivar las sentadas
sacan reses paletiando.
La tropa se va formando
con la hacienda más pareja,
porque siempre se aconseja
que el aparte ha de ser tal:
que uno con otro animal
no ha de sacarse una oreja.
7
Y ya la tropa formada
en la huella, maravilla
ver puntiando la tropilla
baquiana y aquerenciada.
El resero en la jornada
en gran mutismo se encierra,
todo su interés se aferra
al arreo de la tropa,
que’n ella, marchan a Uropa
las carnes de nuestra tierra.


Encargado de estancia

(Dibujo: Patricio E Marenco)

Aunque impongan los años su distancia
se quedó en la memoria de la estancia.
Lo recuerdo en la fría madrugada
retando por lo bajo a la perrada
que a los saltos sus paso’interrumpía
al salirle al encuentro cada día.
Puedo verlo ordenando su recado
y ensillar con esmero algún gateado,
mientras sólo el rozar de los correones
rompía el silencio en los galpones.
Me figuro que aún puedo escuchar
su voz diciendo “¡Vamos!” al montar,
la orden invariable y suficiente
que acataban los perros y la gente.

Así siempre comenzaban sus rutinas.
Llegando a las primeras cina-cinas
soltaba el galope del montado
y, apenas cuando el día había aclarado
ya andaba recorriendo los potreros
controlando pariciones y terneros.
Encaraba con gusto esos trabajos
por ser hombre de aquellos campos bajos.
Se había criado acostumbrado a la visión
del inmenso pastizal en su extensión
y de entonces, sin duda, provenía
la afición por el caballo que tenía
y ese típico modo de los viejos
de tender la mirada hacia lo lejos.

Era parco en el gesto y el decir,
como es quien ha logrado conseguir
el respeto cabal de los demás
por su propio prestigio y por capaz.
Conocía el manejo de la estancia
y sabía mandar sin arrogancia.
Porque fue para mí como un maestro
que en esos menesteres me hizo diestro
le rindo el homenaje que merece.
Y en muchas madrugadas me parece
que era ayer cuando el tranco del gateado
lo veía salir, acompañado
por el viejo ovejero seguidor,
con su lazo torcido y su arreador.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Al mate

(Dibujo: Patricio E Marenco)

Mate gaucho del ayer
de aquel ayer muy lejano.
Pasaste de mano en mano
y en la madrugada fría,
tu calor fue compañía
del solitario paisano.

El mate resulta siempre
motivo de inspiración.
Es el alma del fogón
y sin hacerse rogar,
el mate sabe llegar
y animar una reunión.

El mate es el compañero
que en torno a la mesa gira.
El rezongando se estira
y en todas las manos queda,
cuando más grande la rueda,
más se agranda la mentira.

El mate aparte de todo,
es económico y sano.
Es delicia del paisano,
lo toman hasta en el polo.
Ninguno se siente solo,
teniendo un mate en la mano.

Por ahí,el mate se para,
porque se arma algún debate
y en lo mejor del combate,
grita un viejo rezongón
cortando la discusión
-¡hagan caminar al mate!.

El mate estuvo en las buenas
y estuvo en cien entreveros.
Con los rudos montoneros,
supo tratar a la par
y cansado de rodar
hizo noche entre reseros.

Mi verso

(Dibujo: Patricio E Marenco)

Mi verso no es de salón
ni tampoco de alabanza
es como chuzo de lanza
como filo de facón
la furia del redomón
que busca hacerse justicia
mi verso no es la caricia
que estriba desde el palenque
es el chirlo del revenque
castigando la injusticia.

Mi verso no es la mordaza
ni sirvió nunca de freno
es ese decir sereno
del ayer de nuestra raza
ese ayer que no se pasa
al calor de los fogones
alegrando las reuniones
sin ladearse del camino
porque se siente argentino
donde cantan tradiciones.

Mi verso no es la picana
no es tampoco la sotera
es como pial puerta afuera
uniendo el hoy y el mañana
el hoy que al ayer se hermana
en el llano y en el cerro
y en el tin tin del cencerro
y en el potro bufador
Santos Vega el payador
y el inmortal Martín Fierro.

Mi verso es la simple idea
buena regular o mal
es el arisco bagual
que no conoció manea
es potro que corcovea
disparando a voluntad
es el grito del chajá
en la sociedad del llano
es el decir bien paisano
de algo nuestro que se va.

Mi verso no tiene escuela
es rudo sin pulimento
a ocasiones como el viento
tiende las alas y vuela
el no nació para espuela
ni ser hijo del rigor
no es el lazo zumbador
ni la décima que implora
ni la calandria que llora
ni canta endechas de amor.

Es mi décima como es
no claudica ni se vende
y como un chico la entiende
un chico le hace de juez
no tiene la pulidez
que da luz a la poesía
no se mezclan en porfías
y andando siempre a la cola
tiene una virtud sola
son modestas pero mías.