Miro el campo
ondulante y milenario
con la mirada nostalgiosa y animal
lo bebo de a poco ,
hasta inundarme el alma de verde
hasta sentir la tierra ,
y ganándome la carne
me quedaré, ¡oh si! me quedaré...
Quiero ver el Sol
inclinándose al poniente
con su rostro agonizante
y su boca enrojecida,
rendido de andar distancia ,
sediento de noche y cría
hambriento de ese horizonte
donde se esconde la luna
que huele a gramillas mansas
y al agua de las lagunas...
Miro el campo,
desde los ojos dorados
de un girasol luminoso
por el lomo del viento
me trepare a los molinos,
giraré con las aletas;
el paisaje será mió
y por darme el gusto nomás
juntaré pequeñas flores
de margaritas silvestres,
de alfalfa y de manzanilla,
retozaré como un potro
dueño del cielo y la pampa
entre un griterío de teros,
de lechuzas y chimangos,
de chajás ,de caranchos,
de patos y garzas blancas
de mistos y de cachilas,
de chingolos y otros tantos
y cuando llegue la noche
me tenderé sobre el pasto,
esperaré las estrellas
y me iré silbando bajo,
por ese camino largo
silbando, me iré silbando
con un ramito de flores,
entre dormido, en los brazos.
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