viernes, 31 de agosto de 2012

La vuelta del Montonero (Recitado)

(Monumento a Pancho Ramirez en el Paraje La Esquina,un lugar cercano a la localidad de San Francisco del Chañar en la prov. de Córdoba)


Güenas noches, Pedro Argüello,
un escapao... no sé cómo,
qu'estando cuasi de lomo
no lo han pasao a degüello;
de un galope sin resuello
me trujo mi doradillo,
soy soldao de mi caudillo
y a fe de güen entrerriano,
pa los amigos, la mano,
pa los otros, el cuchillo.

Si hay gente de otro partido
artiguistas o porteños
que quieran hacerse dueños
d'este suelo en qu'he nacido,
como de encargo he venido
pa'que dentren a servirse:
campo tendrán pa lucirse
ande empiece la junción
y si tienen corazón
no se irán sin divertirse.

Si he cáido al ruedo, cavilo,
no será pa que me asusten,
he tráido pa los que gusten
recién asentao el filo,
una luz de rejucilo
me alumbra el paso apurao
y anque ando juido y cortao
y desconozco la cancha,
el que quiera hacer pat'ancha
que se ponga pa un costao.

No crean que los provoca
un zafao de nacimiento:
ande más peligro siento
menos me gasto de boca;
nadie sabe a quién le toca
si hay "quintada" ser el quinto: (*)
soy pintor y cuando pinto
pinto flor en pinta brava:
¡el que me pise la taba
tendrá que tantiarse el ciento!

Dejuro no es de Entre Ríos
el que suponga que abuso:
Dios o Mandinga me puso
como un tapial, pa los míos:
ranchos y campos vacíos
va dejando el invasor
ande me tope un traidor
áhi comienza mi venganza:
con uno que háiga, me alcanza
pero si son más, mejor.

El que a lonja nos tratara
igual tratamiento espere.
Pancho Ramirez lo quiere
y lo afirma mi tacuara"
Quien tenga sangre en la cara
sabrá qué cosas lo obligan;
es la ocasión pa que digan
lo que son, y lo que pueden:
los resinaos, que se queden,
y los dimás, que me sigan.

Ansí soy y pa esto llego,
si rodiao y presidario
me le hice humo al alversario
como una rama en el "juego",
que se confíen les ruego
en mi ley de rumbiador,
juro qu'en el caso pior
lanza en mano y Dios mediante
el que no salga triunfante
podrá morir con honor.

No han de blanquiarme las canas
sin que a esos contrario vea
cuando el jefe, los arrea
como a güeyes, con picanas:
ya me güelve gusto a ganas
de otro Cepeda, cualquiera;
pa que sientan, lo quisiera
and'entren a dispersarse,
la vergüenza de Balcarce
juyendo en la polvadera.

Sepan que ha llegao el caso
de ser todo o no ser nada
y hay que ganar la cinchada
anque se reviente el lazo:
pa eso pide nuestro brazo
la tierra que nos acuna:
Entre Ríos no hay más que una
y aunqu'ella no es la nación
mientras no haiga lial unión
ella es la patria, o denguna!

Juró el Supremo Entrerriano
el federal compromiso
porque el pueblo ansí lo quiso
y ansí lo cumplió su mano.
Me apena, que a un orejano,
le haiga confiao la "escuadrilla";
no es de los nuestros, Mansilla,
y más que aliao, prefiriera,
qu'el Supremo lo tuviera
de enemigo, en la otra orilla.

Es de sentir que un valiente,
como Arau de Lamadrí
se venga a nadar aquí
contra la propia corriente.
Entre Ríos, le hará frente,
pues si nos ataca, es justo,
que dispués de hacerse el gusto,
por meterse a comedido,
se lleve su merecido
y a López le deje el susto.

Se le'acabao la pacencia
al que con tropa a caballo
llegó a Plaza de Mayo
vencedor, pero a concencia,
su generosa prudencia
rispetó pueblo y cuarteles
y pa ejemplo de sus fieles
noble, honrao y justiciero
pensó en la patria, primero,
que en agravios y laureles.

Ni el pan qu'entonces comimos
jué a cuenta de la vitoria;
pagamos con sangre... y gloria,
el gasto que les hicimos:
la libertá que les dimos
sirvió pa que al día siguiente
proclamando falsamente
sus embrollos de escribanos
nos palmiaron como a hermanos
pa engañarnos nuevamente.

Esa es la esperencia triste
que dende Pilar sacamos
por eso al servicio estamos
del hombre que los resiste:
pa vestirse ella, desviste
Gúeno Saire a los dimás,
su gobierno lenguaraz,
nada ofrece y tuito pide
y al pobre que se descuide
le hund'el fierro por atrás.

Y es puro humillarse al cuete
dir sacándose el sombrero;
será una mano de acero
la que le baja el copete,
tenaza que cuando apriete
no le afloje, ni con rezo,
garra que l'entre hasta el güeso
pa que sepa de una vez
que ha risuelto hacerse juez
cansao de abusos, el preso.

Si llega a salirnos güena
la torta qu'el jefe amasa,
dispués de limpiar la casa
vamos a barrer l'ajena:
esto lo digo con pena
pero en familia nutrida
juerza es pa tenerla unida
que alguien maneje el cencerro,
y reparta a cara e perro
deber, trabajo y comida.

No saben mis pocas luces
si dejaremos en esta
de andar con la pal'a cuesta
sembrando el suelo de cruces,
semos medios avestruces
los gauchos, pa compriender,
mas he comenzao a crer
que si tanto padecemos
es porque al final tenemos
algo muy grande que hacer.

En nuestro más pobre rancho
ande la raza se cría
tal vez empolle algún día
güevos de águila el carancho:
la güella que abre Don Pancho
tiene albores de destino
y ese ha de ser el camino
que un entrerriano, siñuelo,
le señale, rumbo al cielo
a tuito el pueblo argentino.

.......................................
(*)Cuando se ejecutaba prisioneros para no hacer a veces un exterminio total se "quintaba". Contándolos en filas improvisadas se fusilaba al quinto.

jueves, 30 de agosto de 2012

La vuelta del Montonero (Milonga)



Lucilo Ramón Argüello,
prisionero echao de lomo,
a juerza de ni sé como,
no me pasan a degüello.
Di un galope, y sin resuello,
me trujo mi doradillo,
soy soldao de mi caudillo,
y como buen entrerriano,
pa’ los amigos la mano,
pa’ los otros, el cuchillo.

Estando entre hombres, cavilo:
no ha de ser pa’que se asusten,
he tráido, pa’lo que gusten,
recién asentao el filo,
en sangre de rejusilo,
tengo el pecho envenenao,
y aunque ando solo,cortao
y desconozco la cancha,
el que quiera hacer pata ancha,
que se vaya haciendo a un lao.

No crean que los provoca
un zafao de nacimiento,
es que amor y sufrimiento,
me han puesto hiel en la boca.
Al que le toca, le toca,
si hay quintadas en el quinto,
soy pintor, y cuando pinto,
pinto flor en pinta brava,
y el que me pise la taba,
tendrá que tantearse el cinto.

De juro, no es de Entre Ríos
quién considere que abuso.
Dios o Mandinga me puso
como un tapial pa’ los míos.
Ranchos y campos vacidos,
va dejando el invasor
Y envenenao de dolor,
sangre pido pa’ mi lanza:
con uno que haiga, me alcanza,
pero si son más, mejor.

Se ha de quebrar mi tacuara,
antes que mi empeño ceje,
Pancho Ramírez, el jefe,
mi palabra lo declara.
Quien tenga sangre en la cara,
sabrán que cosas le obligan.
Aquí estoy pa’ que me digan,
cuántos son, y los que jueren,
los asustaos, que se queden,
y los otros, que me sigan.

No es pa’cantar la milonga,
que los convido a la fiesta.
En las patriadas como éstas,
el baile es de meta y ponga.
Si la bala nos rezonga,
duebla el valiente sus bríos,
naides sienta escalofríos,
cuando chifle la coruja,
frente al clarín, que rempuja,
gritemos: ¡Viva Entre Ríos!

miércoles, 29 de agosto de 2012

Caudillo

(Pintura: Hugo Diez)

Alzó la espuela en la bota
blandió en el aire su lanza
atrás, su gente en derrota
y al frente el grupo que avanza.

-"Floro Luna no dispara
-rugió mordiendo el barbijo-
me v'a servir la tacuara
pa salvarle el nombre a m'hijo".

Todo el campo se estremece,
cierra la tropa el camino
y ante ella un gaucho parece
el hombre frente al destino.

El choque es breve y sangriento
mil chuzas contra una chuza
se ahoga en polvo un lamento
y el grupo triunfante cruza.

Después, el silencio, nada,
un valiente que agoniza
y una mano casi helada
que aún aprieta la divisa.

¿Y aura...?


Norte de Entre Ríos, sobre los límites del Guaiquiraró, 1932.

Güeno Comesario, aquí estoy y dentro,
no vengo a peliarlo ni me tráin atao;
medio potro en tratos, le salgo al encuentro
pa decirle cosas que no habrá escuchao.

Una vez que me haiga sacao este peso
corte puande quiera; total mi rosillo
se salva de trotes si me deja preso;
cuanto más escuro, mejor canta el grillo.

Soy Pedro Larriera, criollo hasta las eses;
mi agüelo jué puma, mi tata un matrero,
yo en cambio, le tuve más miedo a los jueces
qu'el zorro a los dientes del perro ovejero.

Nací güey, siendo hijo de un brazo hecho garra
más que la divisa me gustó el arao
y si anduve triste, mi única guitarra,
jueron los sáis hilos de algún alambrao.

Pa no estar solo, como las perdices
le endulcé a silbidos el óido a mi china,
y ansí nos llenamos de años y gurises,
yo siempre en el campo, y ella, en la cocina.

Dende muy muchacho, me chocó la fama
que le hacen al criollo; cuando no es tramposo
es un vago a monte sin techo ni cama
que acaba sus días en un calabozo.

No me he dao sosiego pa labrar mis tierras,
vigilé a lo madre, novillo y majada,
nunca anduve en chismes ni en fiestas ni en guerras,
ni tengo en mi apero bajera empriestada.

¿Y áhura Don, que semos, dispués del repecho?
Estos cuarenta años que llevo sudando
en vez de servirme de amparo y provecho
harán que mañana viva mendigando.

Ahí tiene la hacienda, no pagan ¡ni el cuero!
Vale más un pucho que una bolsa e lino
y una tarde d'estas llega el bolichero
planta dos banderas y m'echa al camino.

Quise que en mi vida, como en un espejo
se vieran mis hijos... Pensé que podía
cuando me sintiese fatigao y viejo
gozar del riposo que me merecía.

Y áhura, ¿qué me dice Comesario d'esto?;
ya'llegao el caso, ya estoy blanco en cana
de pura vergüenza me aguanto en el puesto
y me empujo al surco, yo mesmo, a picana.

No crea que invento ni me quejo al ñudo;
vea a mis muchachos: el que esté mejor
poco ha de faltarle pa que ande desnudo
y por mí se callan y aguantan, señor.

Pero tuito acaba, por eso he venido
pa que no le extrañe si disesperao
el m´sa manso d'ellos, se güelve un bandido
¡No lo hará de malo, sino de obligao!

martes, 28 de agosto de 2012

Las chancletas de Ña Juana



Sin andar con indiretas
ni palabras de dotores,
voy a contarles, señores,
la historia de unas chancletas.
Son ellas tan indiscretas
que en perjuicio de ña Juana,
se han hecho cada ventana
para que le dentre fresco,
que le dan como refresco
seis resfríos cada semana.

Ya se pueden figurar
como será la cosiaca,
y pobre del que se atraca
y las tiene que olfatiar,
si no las llega a calar
le da el cólera a la fija
porque es pior que una vasija
llena de mala conserva,
tiene como de reserva
un poco de sabandija.

Y es lástima que así sea
porque la dueña es güenaza,
no tiene más que la traza
más que un poquitito fea,
cabeza como azotea
porque de crespa es porruda,
es por demás orejuda
la nariz como picana,
pero tiene misia Juana
una boca macanuda.

Lengua hasta de sobra tiene,
y charla hasta por los codos,
te pleitea de tuitos modos
y en enredos se entretiene;
mas, esto al caso no viene
perdonen mi distraimiento,
voy a seguir al momento
mi empezada rilación
y a dentrar de sopetón
con las chancletas del cuento.

Ellas andan a disgusto
tuita la santa semana,
porque en los piese'e ña Juana
tienen medio siglo justo,
¡y cómo han de andar con gusto
si casi esqueletos son,
tienen cada costurón
y cada parche poroso,
qu'es por demás doloroso
verlas entuavía en junción!

Tienen remiendos tamaños
de zaraza y terciopelo,
de pedazos de pañuelos
y de diferentes paños.
Hace ya como veinte años
que la suela se acabó
y d'entonces empezó
a arreglarlas con cartones
qu'en más de cien ucasiones
a mí mesmo me pidió.

Y a pesar de tal cuidado
mientras que va caminando,
los dedos van asomando
por uno, y otro costado;
muchas veces se ha cortado
con vidrios qu'encuentra al paso
y se ha pegado un porrazo
lastimándose la jeta,
y ha sentido la chancleta
mucho más que el hocicazo.

Pero, para eso es prudente,
y si acaso ha rezongao
es porque se le ha averiao
la chancleta nuevamente.
Y, si se halla, casualmente,
dispuesta pa'costuriar,
la comienza a champurriar
pa'no comprar más terreno,
pero, si se le hace güeno
l'anda haciendo viboriar.

A veces, de sufrir harta,
la pobrecita se sale
pero eso de nada vale,
porqu'ella otra vez la ensarta...
¡Pu... cha, la vieja lagarta!
Hereje con la chancleta,
aunque ande como carreta
nunca es capaz de dejarla,
si debieran de multarla
pa'que no juera trompeta...

Tiene botas abrochadas
que son para los domingos,
pues van unos cuantos gringos
que invita con empanadas,
gracias a estas convidadas
en qu'ella hace gran derroche,
pasan la tarde y la noche
las chancletas descansando,
mientras tanto les va dando
un poquito a las de broche.

(Foto: José Carlos Soto)



Décimas copiadas de un cuaderno del señor Arnaldo Bordeu por Mario A. López Osornio en su libro "Oro Nativo".

En el fogón del velorio

(Pintura: Vasco Machado)

Hace, no sé qué tiempo, setenta años lo menos
llegó, p'hacer tropillas en la estancia "Los Talas"
un domador con fama de guapo entre los güenos
d'esos que no reculan ni anque le lluevan balas.

Generoso a lo santo, no negaba ni el habla,
capaz por un amigo de quedarse desnudo,
derecho en upiniones lo mesmo que una tabla
y en las de a pie, lujoso de puro corajudo.

No es qu'él buscase guerra... atento a sus quihaceres
l'eran pocas las horas cumpliendo ubligaciones
pero fallaba fiero ande hubiese mujeres
ansí jueran las priendas de sus mesmos patrones.

Natural qu'ese vicio, suele trai a la cincha
cuistiones peligrosas, y más p'aquél entonce
cuando usaban los hombres facón, trabuco y vincha,
y las chinas tenían las carnes como bronce.

Las mentas, que le diban haciando de baquianas
ni el trabajo le daban de andar rondando puertas;
los viejos, se acostaban cerrando las ventanas
y el mozo, a medianoche, las encontrab'abiertas.

Cantor de voz templada, sabía pa lucirse
gemir en un estilo, y ansina, las muchachas
dentraban a encintarse, cuchichear y sentirse
en el desasosiego que viven las viscachas.

Picaba como el cuervo, ojos, pechuga y boca;
pañales y puñales jué dejando en su rumbo;
más de una vez la muerte que sabe ser tan loca
le costurió la vida sobre el ojal de un chumbo.

De "Los Talas" por eso, tuvo que dirse un día,
dispués de andar a tajos a causa de una piona
hirió al dueño del campo, asigún se decía
porque lo halló prosiando pegao a la patrona.

De estancia en pulpería y de monte en chilcales
cruzó tuito Entre Ríos y a filo de agua y tierra
vido pa la otra costa peliar los Orientales
y dentró como a un baile contra el gubierno en guerra.

No se perdió en la lucha lanciada ni entrevero
lo silbaron "las moras" en las cuchillas grises
y en paz ya los hermanos, se trujo sobre el cuero
pa no olvidarse d'ellos, como diez cicatrices.

No bien pisó sus pagos, le hicieron abanicos
de enconos y machetes, por cuentas atrasadas,
y se trenzó a lo perro con gauchos y melicos
en un vivir a saltos, cambiando puñaladas.

Tuvo que juir de nuevo, p'allá, p'ande el Bermejo
como si le envidiara su resplandor de plata
le güelca borbollones de barro en el espejo
al río, que entre los juncos se añuda y se desata.

Ahi jué el hacerse nutria comiendo verde y crudo
dormir de un ojo abierto, vichando a lo cigüeña
marcar el tiempo en piola, por cada luna un ñudo,
saber lo que se sabe cuando el dolor enseña.

En esas soledades, se jué poniendo blanco,
los indios le robaron avíos y tropillas
no le quedaba nada más que un lobuno manco
que andaba haciendo ruido con tripas y costillas.

Hilachas se golvieron sus ropas más vistosas
se le gastó hasta el mango platiao a su cuchillo,
la cama era un rejugo de bajeras grasosas
y la barba una mata ceniza, de espartillo.

A veces cavilaba mascando un pasto amargo.
"Si juera camalote... pelusa... nube... pluma..."
Miraba a los silbones que cruzaban de largo...
se echaba junto al río pa ver pasar la espuma.

Cismando en sus disgracias lloraba la criatura.
¿Él era Juan Osuna, lancero de Don Justo
el hombre entre los hombres, mentao por su bravura
el que no halló una moza que no le hiciera el gusto?

"¡Qué fiesta se darían, si viesen esa ruina
los que venció en los lances de amor correspondido
dejándoles un tajo a cuenta de una china...
tantos melicos maulas con el lomo curtido!"

En muchas ucasiones pensó dir y entregarse
pero ¿y dispués, su fama, su estao y su apellido...?
y lo paraba en seco la pena de mirarse
hecho una sombra triste del hombre que había sido.

Mas al final, un día, no tuvo ya ni orgullo.
"No sé pa qué demontres andar como el zorrino
jediendo y disparando de un yuyo pa otro yuyo
total, si me ajusilan se habrá cumplido el sino".

"Qué dice mi lobuno, ¿se anima pa este viaje?"
Mosquió el matungo viejo como si lo entendiera;
no le faltaban ganas, al pobre, ni coraje
la cosa eran los años, la vista y la manquera.

Salieron un verano por la orilla de un banco
de arena y sarandises, costiando siempre el río,
y ansina a cada legua el lobuno más manco,
el aire más caliente y Osuna más sombrío.

Pararon bajo un sauce, llamiando el sol a plomo
y en cuanto le sacaron el peso de los cueros
se jué el lobuno al suelo; dentró a encoger el lomo
y a dar como un cristiano, quejidos lastimeros.

Al rato arquió las patas lo mesmo que un cangrejo
pegó un relincho suave, l'entró una dormidera
y se cortó de a poco el pobre manco viejo
entre hipos y cociadas y soplos de ronquera.

Se estuvo hasta la noche al lao d'esos despojos.
La Cruz del Sur le puso la luz de cuatro velas;
y él le alisaba el pelo, le tantiaba los ojos,
los rastros, en la panza, de lanzas y de espuelas.

Igual que pa una fiesta, le trenzó cola y clinas
le emparejó los vasos con su mellao rabincho,
aperó la osamenta, y como p'alzar chinas
le tendió sobre el anca un cuero de carpincho.

Dispués, con ramas y hojas del sauce le hizo manta
le armó una cruz de palo junto a la cabecera
y dijo en su extravío no sé qué cosa santa
dispacio, pa que naide más que el cielo lo oyera.

Puntiando ya la otra'alba, continuó a pie la marcha
de a trecho se golvía, saludaba al vacío
y en la barba las lágrimas, parecían la escarcha
que se hace entre los pastos con gotas de rocío.

Ansí anduvo los meses, perdido en la maciega
hasta que unos isleros lo hallaron en un güeco
descalzo, sin un trapo, la vista cuasi ciega
puro pelo y abrojos, encorvao y reseco.

De lástima a la güelta, lo trujeron río abajo
le hicieron medio poncho de un chiripá rompido,
y apareció en el pago, más arrugao que un cuajo
un viejito que hablaba mesmamente que un ido.

Denguno lo entendía; comenzó a ser la risa
de grandes y de chicos; conversaba sin tino
de amores y grandezas; andaba sin camisa
rezando y mendigando igual que un peregrino.

Ya naides se acordaba ni d'él ni sus hazañas
el que no se había muerto tenía otra querencia,
no vido en las riuniones más que caras extrañas
en ranchos y tranqueras más que rastros de ausencia.

A veces lo encontraban pegao a una tapera
con la vista ñublada mirando una ventana
o prosiando en un cerco tuita la noche entera
con sepa Dios qué sombra misteriosa y lejana.

Le decían "El Duende" los gurises traviesos,
"El viejo Salamandra" las chinas enjundiosas;
algunos le pedían, payé, gualichos, güesos,
secretos de Mandinga pa engatuzar las mozas.

En otras ucasiones se diba al camposanto
rodiaba sepulturas con flores de potrero,
les pedía disculpas pu'haberse tardao tanto
y se estaba las horas parao y sin sombrero.

Echao en los caminos miraba arriar las tropas
con gente, pelo y marcas, que ya no conocía
y en las yerras y bailes, si le daban dos copas
se caiba mermurando contra la polecía.

De trompezón en golpe llegó a un galpón en ruinas,
se le juntó una yunta de gatos cimarrones
y áhi le traiban comida las familias vecinas
que el hombre repartía a grito y manotones.

Un día, haciendo posta, se arrimó una orientala,
mujer dentrada en años, pero linda entuavía
con restos estrelleros de potranca baguala
y cachetes y labios jugosos de sandía.

Vaya a saber qué cosas conversó con el viejo
le entriegó al bolichero como una bolsa'e plata:
"Gástela en él, le dijo, que pa eso se la dejo"
y se jué refregando los ojos con la bata.

De poco le sirvieron al disgraciao los riales...
ansí es siempre la suerte...! Amaneció torcido,
tenía al lao la guardia de sus dos animales
y en las manos un ramo de aromo florecido.
...................................................

-"¡Pu... cha qu'es triste el cuento! ¡Me secó la saliva!
Digame, pa si acaso, no es el viejito Osuna,
ese qu'est'áhi adentro con las ráices p'arriba?"
-"El mesmo".
Media noche, vela al muerto la luna.


(Pintura: Patricio E. Marenco)

Gracias al pingo azulejo


Pobre mi pingo azulejo,
en el recuerdo te evoco
al verte así, tan bichoco
y que apena’andás de viejo;
juiste pa’ todo parejo,
yo te amansé con pacencia,
y a pesar de mi esperencia,
cuando una semana hacía
que en mi poder te tenía
...te fuiste pa’ tu querencia.

A ver quién te había atracao,
le pregunté al del remate...
¡Por vos ligué’l primer mate
de los tantos que me ha dao!
Y ya salí entusiasmao,
por eso, sin más espera,
dejé abierta la tranquera
pa’ poderte ir a buscar
y así poder conquistar
a la que’s mi compañera.

Pero un día al dirte a traer
me salió al cruce, su Tata,
que “me devolvía la plata”
si no te podía tener.
Entonces, fue mi deber
el tenerle que aclarar
que te dejaba escapar
pa’ que busques la querencia.
Y ya le pedí licencia
pa’ poderte visitar.

En sus ancas t’he cargao
pa’ yevarte al casamiento
y ya desde aquel momento
¡cuánto servicio has prestao!
Nuestros hijos has yevao
a la escuela, que’ra lejos,
fuiste pa’ todo parejo
y hoy… un nieto te ha subido…
Recuerdo... ¡t’he conocido
gracias al pingo azulejo!


lunes, 27 de agosto de 2012

Los potros



Fué un borbollón de crines y relinchos,
de resuellos potentes, cascos ágiles...
multicolor y rápido,
resonante en la loma
que cortaban sesgado.

Corrían porque sí.
Pasaban rebotando
en sol los músculos
palpitantes de un ímpetu primario,
y del lustroso pelo
se miraba fluir
un torrente de luz hacia los pastos.

Corrían como locos...
¡Locos de ir exultando
su libertad, corrían!...
Se alejaron
como sombra de nube por los campos.

Silencio de suspensa expectativa
se elevó tras las ancas del tropel
como si fuera polvo...
Y quedaron
unas miradas mozas, largamente
fijas en el camino solitario...

Peón de estancia

(Pintura: Vasco Machado)



Tiene la lidia ruda y azarosa,
la ignorancia y la duda en pobre cuero...
tiene el fogón, el flete y el lucero,
y, en el pueblo de ratas, una moza.

De tanta tierra virgen, ni un pedazo
donde hacer rancho y levantar su estrella
tendrá jamás... Y mira hacia la huella
que al estirarse ahorca como un lazo.

¡Allá va el sin raíces!... Alzan vuelo
en las flotantes puntas del pañuelo
sus maneadas tristezas de varón,

y confían al aire atardecido,
desolados retornos el silbido
y congojas de ausencia la canción.

Milonga de "La Pastora"



Milonga de "La Pastora",
milonga de jineteada,
milonga bien palenqueada
tandilera y entradora.
Canto gaucho que atesora
leyendas de montadores,
de triunfos y sinsabores
siempre tanteando al destino,
¡macho coraje Argentino
y orgullo de mis mayores!

Milonga flor del desierto,
milonga que es una insignia,
milonga por la Virginia
de Tuculé, campo abierto.
Dos nombres que en el concierto
más genuino del gauchaje,
dos nombres que son paisaje
del Tandil que quiero tanto
por eso es que con mi canto
también les brindo homenaje.

Milonga pampa y sencilla
de un domingo de febrero,
milonga del palenquero,
acarriador y tropilla.
Milonga de maravilla
de mi guitarra cantora
si hasta el alma se me atora
cuando nombro a ese paisano,
"Mayo" Gogorza, mi hermano,
bandera de "La Pastora".

Milonga de los pilcheros,
del pampa Miguez, milonga,
amistad que se prolonga
andando rumbos camperos.
Milonga de los sogueros,
de Perico en los fogones,
olla tiznada, tizones,
milonga de floreadores,
milonga de payadores
trenzando improvisaciones.

Milonga de los cantores,
de Omar Vasquez mi aparcero,
Duhalde y "Los Lomos de Acero",
potradas de las mejores.
De los apadrinadores,
jugando como si nada,
la vida en la disparada
atajando algún sotreta,
milonga de la gambeta
y la trágica rodada.

Milonga de le epopeya
de Veroy y el gran "Tucuta",
de Aristegui el que en su ruta
desensilló en una estrella.
De Jorge que anda en la huella
jugándose en los baguales,
dejó bien sentaos sus riales
en arriesgada porfía,
allá por Jesús María
y en los pagos orientales.

Milonga de mis paisanos,
milonga de patria plena,
del zurdo Bigurrarena
rienda y rebenque en las manos.
Milonga de los hermanos:
Borda y los Santamaría,
como un incendio diría,
brillaron por su coraje
pa'recuerdo del gauchaje,
¡glorias de la tierra mía!

Milonga con toda mi alma
por ser nacido en Balcarce,
milonga del Chulo Arce,
milonga laurel y palma
relincho, corcovo y calma
del potro más reservao,
milonga que hoy he dejao
pa'cuando llegue mi hora:
no olviden que a "La Pastora"
con todo el rollo he cantao.






Vieja "Estancia de San Juan"


Vieja estancia de San Juan
qué cambiada que te encuentro,
te juro al mirar adentro
ganas de llorar me dan;
las cosas cambiando van
para aquel que conociera
el movimiento que hubiera,
te notará tan extraña
cuando mire tu cabaña
ya convertida en tapera.

Ya no cruza el vagonero
con rumbo a General Pinto,
hoy está todo distinto:
no cuidan un parejero,
ya no ha quedado un carrero,
ni hay cereal en el galpón,
ni un coche con guarnición
toda cubierta de bronce
como usaban entonces
el mayordomo o patrón.

Ya no amansan un potrillo
tironeándolo de abajo,
ni tropillas pal trabajo,
ni galopean un padrillo,
ni un toro ni novillo
con esmero y atención
para ir a la exposición
que además de la ganancia
le daba honor a la estancia
cuando salía un campeón.

No hay campamento de arada,
el de montes se acabó
y ya en la nada quedó
el de pasto y desbichada,
no llevan paja enfardada
con que la cama se hacía;
cuanto personal había
hay para trabajar
que en verano sabían carnear
de a cinco reses por día.

................................

Pa'saber un poco más de ésta estancia: http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Estancia_San_Juan.jpg

Mate amargo


Mate amargo o cimarrón,
me recuerdo todavía
unos cinco años tenía
y ya eras mi tentación.
Despertabas mi atención,
si pa la yerba había plata
matiaba bajo la chata,
me hizo mi madre un regalo,
un matecito de palo
y una bombilla de lata.

Estando en un campamento
en tantas faenas rurales
en otras arriando animales
siempre me distes aliento.
La calderita a los tientos
tenía de poco grandor
y agua de cualquier sabor
de laguna arroyo o río,
quitaste en invierno el frío
y la sed con el calor.

Siendo nuevo en un paraje
si un mate me han alcansao
según como era cebao
me transmitías un mensaje.
Unos decían seguí viaje
y otros me decían quedate
y aunque de olvidarlo trate
veo un galpón o cocina
o una mano femenina
reflejada en cada mate.

¡Y que ahora diga un doctor
que lo tengo que dejar,
privarme de ese manjar
olvidarme su sabor...!
Si a mí me alivia un dolor
y es la propia tradición,
es quien me da inspiración
en cuando su espuma miro
daré el ultimo suspiro
saboreando un cimarrón.



El estilo



El gaucho ya había cantado los cuatro motivos
gloriosos; el canto de amor a la tierra
el canto de alarma que montó a caballo los héroes nativos
el canto sagrado a la patria y el canto de triunfo en la guerra.

El gaucho era ahora un arco sin cuerda; la caja vacía
del tambor patriota; clarín sin acentos
un gesto en la puerta de la pulpería
y una encrucijada de presentimientos.

Con tientos de dudas se ataba al palenque
de las ilusiones; buscaba otro rumbo en su trillo.
De tanto sobarla la "guacha" se le hizo rebenque,
de tanto achicarla la lanza se le hizo cuchillo.

Le faltaban voces, palabras, algo en que encenderse
algo en que gastarse. Sentía que era otro.
Le ahogaba el silencio y el ansia de andar y de hacerse
nube, polvo, estrella, galope de potro...

Su mano impotente yacía sobre la guitarra,
se crispaba en vano buscando armonías en el clavijero.
Su mano era entonces la garra
de un puma con ojos y alma de cordero.

Y en ese vacío de todo y de nada
cuando frente a frente con Dios y la vida
oró por los suyos a boca cerrada
y lloró sin llanto su raza vencida
¡un trino!
la gloria de un trino le abrió otro camino;
un trino fue rumbo, consuelo y destino.
Desde la arboleda
un zorzal le dijo con su voz de seda:
No es criollo el lamento;
el sol se recuesta pero empolla auroras;
cuando gime el viento
su dolor, es música entre las totoras.

De mañana
mi silbido es un toque de diana
se templa en vibrar de cristales
el redoble horoico de los cardenales
y en la horqueta del sauce, el jilguero
hace arpegios del hilo sonoro
que afina el "boyero"
en la rueca gaucha de su pico de oro.
La rueda del tiempo no para,
dan vueltas los días, la tierra y la luna;
ayer fue el coraje, la muerte se hizo cimbrón de tacuara,
hoy, hasta en los grillos hay cantos de cuna.
Es como un "señuelo" la vida del pobre chingolo;
lo arriaron con piedras a pico y a balas
y ahora parece un alma con alas
silbando la dicha de sentirse solo.

Y el gaucho que había cantado los cuatro momentos
gloriosos, oprimió las cuerdas claras y armoniosas
y compuso el canto que tiene la voz de los vientos
el eco profundo y humilde de todas las cosas.



Eso fue el estilo: dolor y sonrisa
corazón que aguanta, carne que padece,
ilusión que nace, tronco que florece,
chiflidos de arrieros que arrastra la brisa.

Su melancolía tiene la tristeza
del campo sin flores, del rancho sin techo,
del árbol sin nidos; duele, quema, pesa
y anuda en congojas las fibras del pecho.

Su alegre, es en cambio, un soplo de vida;
retoza en las primas, salta en las bordonas,
echa a los potreros la pena escondida
y baila malambos sobre las caronas.

En sus cuitas hablan, sus quejas
mezcladas con ruidos de ejes y cencerros
entreabren ventanas, despiertan los perros
y arrancan suspiros de mozas y viejas.

Es guapo en la yerra, suda en los trigales,
empuja a los bueyes, castiga
las yuntas, manda, puede, obliga:
canta en las burbujas de los manantiales.

Se pega al oído como una chicharra,
acorta la ausencia, es ternura y rezo
de madres, el estilo es eso;
¡un canto y un pueblo que nacen en una guitarra!

domingo, 26 de agosto de 2012

Alma en pena



Puso el alma en la mirada
movió una mano afligida
y quedó como dormida
en el güeco de la almuhada.

Dispués la gente vecina
dentró en el rancho a mandar
y yo me escondí a llorar
el triste fin de mi china.

Ahura, perdida la güella
camino, busco, suspiro,
y p'ande quiera que miro
me miran los ojos d'ella.

Como en vida, mesmamente
convierso con su retrato
y echao en la cama el gato
me contesta por la ausente.

En su petaca de cuero
abierta como al descuido
en un papel escrebido
amarillea un "Te quiero".

Ahí tiene su cola'e vaca
su ristra'e peines surtidos,
la piola con sus vestidos
y el sillón en que aún se hamaca.

Ella anda en cada rincón
viene del patio, pasea,
y allí adentro se golpea
por verla, mi corazón.

Tuavía está la yerbera
y el mate con la bombilla
sobre el banco, y en la silla
su costura y la tijera.

Los pobres tordos mimosos
qu'ella crió con tanto esmero
parecen sobre el alero
negros puntos silenciosos.

Llueve los flecos de luna
de un clavo, su pañueleta,
y blanquea, en la peineta
tal vez, su primera cana.

Duebla la palma bendita
su verde rama piadosa
sobre la vela y la rosa
de su Santa Teresita.

Tal como ella lo tenía
ha quedado tuito en su ausencia;
ya no vive y su presencia
llena la casa vacía.

Si hago noche en el recao
su voz me habla redepente
y siento el sitio caliente
de alguien que estuvo a mi lao.

Ayer, se asomó al espejo
y al acercarme, temblando
quedé abismao, y pensando
de qué cosas se hace un viejo!

Si a campiar horas de olvido
salgo al monte, en cada yuyo
me enrieda un ricuerdo suyo,
la oigo andar en cada ruido.

Y ansí al golver, distrozao
buscando alivio, en la puerta,
está esperando una muerta
al hombre más desgraciado.
................................




Aclaración: la letra original de donde se ha copiao el verso, se parece pero no es lo mesmo, a la letra que canta don Néstor Feria. Lo que se dice: ej el verso hecho canción... con las debidas licencias!

Ayer



Para Sarandí del Yi, en cuyos archivos duermen mis primeras alegrías.



Suena una nota. El ambiente,
leves contornos esfuma
y sube huyendo la bruma
por acción del soplo ardiente.
Surca una flecha potente
la extensión en rumbo vago
deja estela, causa estrago
el pie del cielo enrojece
y un día nuevo amanece
sembrando amor del pago.

Es que rodó por la altura
y salpicó la hondonada
una silvestre mirada
salida de la llanura.
Entre sus haces fulgura
un arrogante turbión
que modela la impresión,
sobre la yerba tendida,
de una mente donde hay vida,
de un alma donde hay pasión.

Quiero,dijo, ese pedazo
de suelo verde y quebrado,
ese que trilló el ganado
al ver viborear mi lazo.
Quiero unir en un abrazo
esas sierras y esos bríos,
las auroras, los rocíos,
las taperas y cardales,
donde guardna sus anales
los vibrantes sueños míos.

Quiero esa tierra de azares,k
la de las rojas verbenas,
esa que escondió mis penas
y que regó mis cantares.
Esa que en sus gramillares
sobre mi potro he corrido,
esa que templó el latido
de mi bordona doliente,
esa que clavó en mi frente
tanto recuerdo querido.

Quiero el espacio que abarca
la cuchilla y el estero,
ese que cruzó el matrero
como rey de la comarca.
Quiero grabarle la marca
que en mi hombruno pecho ruge,
quiero que él se dibuje
todo el vigor de mi garra
y hacer mi choza bizarra
con el tesón de mi empuje.

Lentamente fue surgiendo
de esas ansias un centauro,
que vió coronar sus lauros
con las dianas del estruendo.
Miró el porvenir sonriendo
y levantó soberano,
batido por el pampeano
aquilón del Sud-Oeste,
un pendón blanco y celeste
con el sol republicano.
................................
................................
Si acaso en hora enojosa
otra fibra nos espera
y esta sangre degenera
hasta una línea oprobiosa,
que esa águila majestuosa
torne a tender sus escalas
y que, inyectando sus galas,
enseñe otra vez su rol,
para volver hasta el sol
con el poder de sus alas.

*No se entiende bien la letra... en breve trataremos de subsanar el jeroglífico dialectal.

sábado, 25 de agosto de 2012

Milonga de dos hermanos


Traiga cuentos la guitarra
de cuando el fierro brillaba,
cuentos de truco y de taba,
de cuadreras y de copas,
cuentos de la Costa Brava
y el Camino de las Tropas.

Venga una historia de ayer
que apreciarán los más lerdos;
el destino no hace acuerdos
y nadie se lo reproche
ya estoy viendo que esta noche
vienen del Sur los recuerdos.

Velay, señores, la historia
de los hermanos Iberra,
hombres de amor y de guerra
y en el peligro primeros,
la flor de los cuchilleros
y ahora los tapa la tierra.

Suelen al hombre perder
la soberbia o la codicia:
también el coraje envicia
a quien le da noche y día
el que era menor debía
más muertes a la justicia.

Cuando Juan Iberra vio
que el menor lo aventajaba,
la paciencia se le acaba
y le fue tendiendo un lazo
le dio muerte de un balazo,
allá por la Costa Brava.
----------------------------
(Agregado que no es de Borges:)

Sin demora y sin apuro
lo fue tendiendo en la vía
para que el tren lo pisara,
el tren lo dejó sin cara
que es lo que el mayor quería.
---------------------------------
Así de manera fiel
conté la historia hasta el fin;
es la historia de Caín
que sigue matando a Abel.





Milonga de los morenos



Alta la voz y animosa
Como si cantara flor,
Hoy, caballeros, le canto
A la gente de color.

Marfil negro los llamaban
Los ingleses y holandeses
Que aquí los desembarcaron
Al cabo de largos meses.

En el barrio de Retiro
Hubo mercado de esclavos;
De buena disposición
Y muchos salieron bravos.

De su tierra de leones
Se olvidaron como niños
Y aquí los aquerenciaron
La costumbre y los cariños.

Cuando la patria nació
Una mañana de Mayo,
El gaucho sólo sabía
Hacer la guerra a caballo.

Alguien pensó que los negros
No eran ni zurdos ni ajenos
Y se formó el Regimiento
De Pardos y de Morenos.

El sufrido regimiento
Que llevó el número seis
Y del que dijo Ascasubi:
“Más bravo que gallo inglés”.

Y así fue que en la otra banda
Esa morenada, al grito
De Soler, atropelló
En la carga del Cerrito.

Martín Fierro mató a un negro
Y es casi como si hubiera
Matado a todos. Sé de uno
Que murió por la bandera.

De tarde en tarde en el Sur
Me mira un rostro moreno,
Trabajado por los años
Y a la vez triste y sereno.

¿A qué cielo de tambores
Y siestas largas se han ido?
Se los ha llevado el tiempo,
El tiempo, que es el olvido.

viernes, 24 de agosto de 2012

Chamamé

(Foto: Monumento a don Antonio Tarrago Ros)

La tarde filtra zafiros
sobre el sueño de los pastos.
Un abanico de teros
se agita sobre el pantano.
Se mezclan grises y añiles
bajo el alero del rancho
donde un paisano que puso
su jornada sobre el campo
pulsa una vieja cordiona
y con ella sigue arando.

Los hondos ojos se beben
en silencio aquél ocaso;
la agreste polifonía
le penetra hasta las manos
y van los dedos entonces
apretando y apretando
como requiriendo el zumo
de algún motivo increado.
Y allí el estero y el monte
con su prodigio de pájaros
y el mugido y el relincho
y el palmar y los naranjos,
Cabllitos invisibles
van galopando en los bajos
y un son dulce y primitivo
sale volando hacia el campo.

Hombre, paisaje, sosiego,
todo es uno amalgamado
para dar en chamamé
lo que callan mis paisanos.

jueves, 23 de agosto de 2012

Alba del 23 de agosto



El alba de agosto nacía a empujones
detrás de la curva cintura del monte.
El Chañi en la frente se ató una diadema
y el Zapla en los ojos ató un horizonte.

El cielo tensaba su espalda desnuda
rasgada por largos cuchillos de cobre.
Las grises campanas lloraban de angustia
sus notas redondas golpeaban el bronce.

La gris humareda tendía sus encajes
debajo un invierno de añil y de azogue.
Los vientos llegaban heridos de muerte,
vendadas las frentes con negros picotes.

Vibraba en la parda canción de la tierra
un Bando amarillo con piel de tambores:
¡Que nadie se quede! ¡Tan sólo los muertos!
¡Tan sólo el silencio de las quemazones!

Atrás van quedando los patios desnudos,
el húmedo aljibe, los altos balcones,
las lágrimas rotas mojando la tierra
que hallarán impuros los pies invarores.

Adentro del tiempo se rompen los ecos,
adentro del alma la pena se esconde;
adiós en el llanto de azules pupilas,
adiós en las viñas, adiós en los hombres.

En brazos del dulce sostén del camino,
más allá del sueño que entibian los soles,
la tierra fecunda se extiende en azúcar
y en blancos azahares descansa la noche.

Allá se descubren los pechos de greda,
las lanzas, los sables, las garras de halcones;
sobre el estirado calor del naranjo
Tucumán y Salta desangran legiones.

Jalón de heroísmo, la gente de agosto
rezada al rescoldo de antiguos fogones.
Un sol de lapachos desciende hasta el Valle
por un desbordado caudal de gorriones.

Corrientes tiene payé




Si señor. Doy fe de ello…
Corrientes tiene payé*.
Por mucho que usted sonría
pensando: "¡Vaya sandez!,
son simplezas agoreras
de quien siempre quiso bien
a su cuna...", yo repito:
Corrientes tiene payé.
Tiene payé, talismán
de un infalible poder
que fraguó la hechicería
guaraní de Igmá guaré*.
Ese encanto de mi tierra
que la hace lucir tan bien
es lo que afirma mi aserto:
Corrientes tiene payé.
Y si no que nos lo digan
las flores de su vergel
sus lapachos y azahares,
mburucuyá* e irupés*,
sus estrellas federales,
su jazmín magno y también
aquella blanca sultana
que hace, febrero al nacer,
exclamar a quien la huela:
¡Corrientes tiene payé!
Que lo digan los milagros
de nuestra cruz de urundei*
y los de aquella Señora
de Itatí, de oscura tez.
Que lo diga su paisaje,
su Paraná, su Batel*,
su Iverá*, su Río Corrientes,
su Miriñay*, su Aguapey*...
Sus campiñas encendidas
con los cromos de un edén;
sus palmares dormitando
bajo el azayé pité*.
(Campos que un día jugando
en la historia su papel
vieron luchar a su pueblo
con espartana altivez.)
Que lo digan sus fantasmas
que el paisano llama infiel;
el mboi tatá* y el pomber*
y aquél yasí yateré*
cuyo silbo legendario
parecieranos traer
un eco añejo que dice:
¡Corrientes tiene payé!
Sí, Señor, sí que lo tiene,
¡cómo no lo va a tener!,
lo pregonan los sabores
del tibio chipá jheité*,
los de sus dulces de almíbar,
sus mandiocas y su miel.
Lo repican sus cordionas
con alma de chamamé,
nos lo dicen sus guitarras
cuando en el anochecer
remedan en sus cordajes
trinos del koróchiré*.
Nos lo gritan sus varones
con viril yurú peté*
en las jornadas fecundas
del surco, el potro y la res.
Lo rubrican sus mujeres
(¡lindas morenas de ley!)
en el milagro de un beso
de un hondo yurú pité*.
Lo esta repitiendo todo:
el campo, el cielo... y también
vuelve a afirmarlo mi verso:
¡Corrientes tiene payé!
................................

Habla guaraní:


Azayé pité: después de la sieta.

Batel, Miriñay, Aguapey: ríos correntinos.

Chipá jheité: (lit. torta muy sabrosa), especie de panecillo regional hecho con almidón de mandioca, huevos, queso y grasa fina.

Igmá guaré: tiempo remoto.

Irupé: (lit. plato sobre el agua)aludiendo a la forma de las hojas de esa planta "Victoria regia".

Iverá: (lit: agua brillante), legendaria laguna correntina y, por extensión, todo su sistema lacustre.

Korochiré: Zorzal.

Urundeí (o Urunday) árbol terebintáceo regional.

Mburucuyá: Flor de la Pasionaria.

Payé: talismán, amuleto.

Pombero, Yasí Yateré, Mboi Tatá: entes fabulosos del Iverá a los que se atribuyen poderes extraordinarios.

Sapukai: Alarido.

Yurú peté: (lit. darse palmadas en la boca), característica del alarido típico del paisano correntino.

Yurú pité: (lit. mitad de la boca), Beso.







Troperos



El sol, hechicero albino,
revuelve sus ecuadores
y se agitan en los campos
olas de enero y de norte.
Sobre el río del camino
troperos de fuego y cobre
van remolcando las reses
hacia el puerto de los montes.

Pétreos hombros trashumantes,
negros ojos oteadores,
sapukai de metal duro,
pial sonoro en el galope.
Los ponchos tienen remiendos
de madrugadas y noches
cosidos con los hilvanes
de las lluvias y los soles.

Pausas de boliche y caña,
tragos de polka y fogones,
grupo gaucho que el estero
va revelando en su azogue.

Todo el campo verdirrubio
lo miden a tranco y trote
y en las cintas de las leguas
se van quedando sus nombres...

Hermenegildo Chamorro,
Micho Medina, Juan Torres,
Corazón de la Cruz Leiva,
Chico Obregón, Panta Gómez...

Troperos de mi Corrientes,
ñandubais con talla de hombres,
sangre brava que alimenta
la avidez del horizonte.

Brazos


Brazos y brazos y brazos,
vigor de llanura y selva;
brotes humanos ungidos
con un destino de gleba.
Tienen pulpa de quebracho
y un sol líquido en las venas;
saben desbravar el potro
y dominar la mancera
y hacer morder a las hachas
y triturar a la yerba;
pero son muchos y sobran
para el quehacer de la tierra.
(Aunque Corrientes, tendida
como una fértil doncella,
espera que la roturen
para entregar su riqueza.)
Brazos que abundan y valen
y por eso se los llevan
hacia los cuatro caminos
abiertos en campo y selva.
Brazos que están en el Chaco
y en la zafra misionera
y en Santa Fe y Entre Ríos
y en las leguas formoseñas.
Nobles brazos, emigrados
por sobrar donde nacieran.
Corrientes sembró con ellos
el litoral, y en la siembra
mezcló sangre, vigor, temple,
costumbrismo, canto y lengua
para que no olviden nunca
las otras tierras fraternas
que al marcharse sus legiones
Corrientes se fué con ellas.


miércoles, 22 de agosto de 2012

Juan Payé (Rasguido doble)


A Juan Payé en las arterias
le habita un río escarlata
que ruge sin sospecharse
bajo su piel de avellana.
Ostenta blasón de bravos
y el escudo de su cara
va revelando en contraste
las blanduras de su alma.
Nació en Corrientes, por eso
luce singular prosapia:
dureza de guaraníes
con arrogancias hispanas.
Sabe del terrón y el surco,
cabalga sobre las aguas
de sus ríos y lagunas
(ya tropero de jangadas
o aguerrido marinero)
como el mejor argonauta.
Sobre los hombros fornidos
le llueven las madrugadas
y en los brazos de granito
le penetran las mañanas.
Gasta ruda canillera
y aguantadora alpargata
y un cinto de cuatro hebillas
para ceñir la bombacha.
Si gauchea, en la cintura
luce cuchillo de guampa.
Conoce sobradamente
toditas las artimañas
que debe saber el hombre
para tratar con las guainas.
Suele ser ducho en el truco,
clavar con suerte la taba,
manejar bien su güinchester
y hacer valer al de guampa
defendiendo o atacando
según la ocasión se cuadra.
Juan Payé, varón sin vueltas,
brotó de semilla gaucha,
por eso le están sobrando
la ternura y las agallas.

--------------------------------------



Me dicen Juan Payé y también cahureí,
yo soy de Taragüí para servir a usted.
Tigrero y domador soy gaucho del Batel,
tengo una guaina fiel que me brindó su amor.

De madrugada mi churrasco y mis amargos
y en seguidita me voy yendo pa'l corral
donde no faltan casi nunca los encargos
de asosegarle los corcovos a un bagual.

Durante el día lazo, yerra, o lo que venga,
de nochecita soy de nuevo Juan Payé
me visto lindo y en mi zaino y con mi guaina
nos vamos juntos a bailar el chamamé.

Ah! mi Taragüí porá, acordeón y "mbaracá"
Uah! rasguido doble...
Trotecito por aquí, otra vuelta por allá
bien bailao está.

Domadores


Por los caminos bermejos
avanzan los domadores,
potentes pechos al viento
sobre cuatro redomones.
Huelen a verano y cuero,
mascan tabaco salobre,
hablan su idioma paisano
con sabor a miel y monte.

Se dirigen a la doma,
torneo de astucia y porte,
con los muslos de quebracho
y las muñecas de roble.
El campo, pariendo potros,
les tiende metal de soles
para que graben su hazaña
los viriles domadores.

Curvas de sudor y crines
decoran el horizonte
y el sapukai taja el coro
de relinchos y estertores.

Dos voluntades en pugna,
cuatro cascos en redoble
y un final de espumarajos
para un vencedor de bronce.

En el campo de Corrientes
florecido de varones
graban así sus hazañas
mis paisanos domadores.

(Foto prop. de Martín Hardoy)

Mapa

(Pintura: Vasco Machado)

Corrientes estira el cuero
de su novillo mestizo
estaqueado bajo un sol
de furores incisivos.
Huele a tibio vegetal,
a limón recién partido.
Las llagas de sus lagunas
ostentan flores de alivio
y bulle su sangre fuerte
por la arteria de sus ríos.

Sobre su tierra de potros
florecen los alaridos
y en su selva merodean
los viejos duendes del mito.
Con mieles de sus cordionas
endulza un cantar antiguo
que desata en taconeos
en su baile campesino,
mudo rito que se rompe
con risotadas y tiros
cuando Añá clava en las venas
los aguijones del vino
y están las rudas paisanas
curvando sus desafíos
y va la noche encendiendo
relámpagos de cuchillos.

Que la tierra de Corrientes
ostenta por atavismo
blasón de cuatro cuarteles:
valor, celo, reto y filo.


Huasamayo



Primero, antes que todo, fue una danza
voluptuosa en el seno del pantano.
Mucho después, un cálido suspiro
en las fauces abiertas del verano.

Más allá, por las altas cordilleras
amaneció de gris en los carámbanos,
corazón en helada estalactita,
floración de humedad por el espacio.

Por esas soledades del silencio
llevaba en su memoria el calendario;
un otoño amarillo de paisajes,
un invierno de río tributario.

El viento, el sol, el frío, las plegarias,
las negras cerrazones lo encontraron
amaneciendo en los cielos de tormenta
por esas tempestades del verano.

Llegó al centro del clima de noviembre
casi ciego de luz por los nublados.
Llovió sobre las secas polvaredas
desde el Alto Perchel hasta Abra Mayo.

Llenó los callejones y las sombras.
Ebrio de noche oscura, por el barro,
revolcó las doncellas de las fuentes
con la ardiente lujuria de sus brazos.

Estrelló sus pupilas de viajero
en el centro bermejo del remanso.
Viejo de andar, volvía hasta Tilcara,
antiguo amor que nunca había olvidado.

Hasta el puente del recio maderamen
le hizo crujir las vigas de quebracho.
Era el poder inmenso de la tierra
por un puñal de lluvia desangrado.

Oh, mi río de piedras y de espuma,
hijo de la tempestad y del relámpago,
lloro por vos cuando me encuentro lejos,
cuando te nombro, hermano Huasamayo.

Canción para mi único amigo



Tanto buscar la luz por todas partes,
¡tanto afán para encontrar la calma!
¡Cuánto camino andado y desandado!
¡Qué inmensa soledad la de la Nada!

¡Qué de puertas cerradas a mis golpes,
qué dolor de cerrojos y de aldabas!
¡Qué desaliento el de la mano amiga
cuando a mis ojos le volvió la espalda!

Muchas veces las noches y los sueños
me ofrecieron estrellas por almohadas,
y el viento hermano me cerró los ojos
y el grillo humilde me ofreció guitarras.

Algún amor no comprendió mis manos
porque eran copas de vergüenza alzadas,
y me quedé parado en el asombro
sin Dios, sin juventud, y sin palabras.

Pero una voz, quizás la tuya, amigo,
Me dijo "es tiempo, levántate y anda"
y mostrándome el sol del mediodía
me enseñó la dimensión de la distancia.

Me alcé entonces del Ara de la tierra
como se alzan al cielo las plegarias.
Me levanté del humus hacia el polen
con la azul tentativa de la alfalfa.

Comprendí los rosales de la tarde,
el trino rojo, la canción del agua.
Pero... ¿Quién hizo el corazón del hombre?
¿Dónde está el frágil molde de su estatua?

Ansí nomás (Milonga)

(Pintura: Patricio E Marenco)

Yo pa'cantar soy sencillo
lo mesmito que'l chingolo
y me gusto hacerlo solo
por eso no me entropillo.
La pampa me vio potrillo
prendao de las Tres Marías;
mientras el tiempo los días
de mi vida iba trenzando
al tranco jui madurando
bebiendo sus lejanías.

Criollo nací y por herencia
recibí de mis mayores
tuitas las prendas mejores
con que la humana existencia
se adorna, y una conciencia
que no conoce'e reproches
cuando solo por las noches
tiendo en cualisquier lugar
y al sueño le entro a campiar
zonzeriando a troche y moche.

Pa'mejor en la volada
Tata que era sabedor
m'hizo medio rumbiador
preparándome la armada
pa'pialar en la encordada
viejos estilos sureros,
milongas, tristes camperos,
y hasta algún gato puntiao...
que plata no me habrán dao
pero sí amigos sinceros.

Y dentrando a barajar
hoy, tiempos idos, colijo,
que si la muerte de fijo
me llegara a atropellar
sereno la he de esperar
conforme con lo ya hecho;
tengo mujer, hijos, techo,
y si cuadra... sí señor,
de dar vuelta el tirador,
tranquilo compongo el pecho.

Porque al trabajo jamás
le supe hacer cara fea
y aunque nunca la manea
me gustó, por ser capaz,
supe ser peón, capataz,
y con tiempo lindo o fiero
más de una vez de resero
hice punta en una tropa
salvando siempre la ropa,
gracias a Dios, aparcero.

A la milonga campera

(Dibujo: Eleodoro Marenco)

En un volcao puerta afuera
se quedó echando verija
fue revolcón y en el huija!
se alzó de la polvadera
sacudiendo la clinera
tiesas las patas, bufando,
y enderezó disparando
más bravía que el pampero
alma del gaucho surero
pecho afuera desbordando.

Nació este cantar criollazo
en una yerra cualquiera
entre marcas y tijeras,
descornadoras y lazos,
misturao con los pedazos
de orejas ensangrentadas
con olor a carne asada
de capadura reciente
y el entusiasmo latente
de la macha paisanada.

Manos de dedos curtidos
endispués junto al fogón,
le pusieron corazón
de una guitarra al gemido
y la estrenó en su chiflido
el boyero de la estancia
y fue acortando distancia
entre el resero y su pago
y heredó para su halago
del gauchismo la arrogancia.

Pa'cantarla con sentido
no hace falta ser cantor,
sobra con que haiga calor
de fogón bien encendido,
llevar adentro metido
el palpitar de los llanos
y el sentimiento paisano
ha de brotar al momento
como el perfume que el viento
trae del campo soberano.

(Pintura: Eleodoro Marenco)

Sin caballo y en Montiel



Pasé de largo por Tala,
detenerme para qué,
de poco vale un paisano
sin caballo y en Montiel.

Crucé por Altamirano,
por Sauce Norte crucé,
barro negro y huellas hondas
como endenantes hallé.

De recuerdos y caminos
un horizonte abarqué,
lejos se fueron mis ojos
como rastreando el ayer.

Climaco Acosta ya ha muerto,
Cipriano Vila también,
dos horcones entrerrianos
de una amistad sin revés.

Por eso pasé de largo,
detenerme para qué,
de poco vale un paisano
sin caballo y en Montiel.

Sin canto pasaba el río,
-para qué lo iba a tener-
ancho camino de fugas
callado tiene que ser.

Con mirada de otros años
y otro tiempo contemplé,
sobre un mangrullo de talas,
el palmeral de Montiel.

La sombra de mi caballo,
como en sueños divisé,
se me arrollaban en l'alma
las leguas que anduve en él.

Por eso pasé de largo,
detenerme para qué,
de poco vale un paisano
sin caballo y en Montiel.

En la orilla montielera
tuve un rancho alguna vez,
¿lo habrá volteado el olvido?
¿será tapera? no sé.

Por eso pasé de largo,
detenerme para qué,
de poco vale un paisano
sin caballo y en Montiel.

Cosas nomás

(Pintura: Eleodoro Marenco)

Sentao adentro me hallaba
en un banco petizón
saboriando un cimarrón
que la patrona cebaba:
sobre el brasero la pava
cual si estuviera empollando,
las brasas que coloriando
le formaban tibio nido,
entrecortao chillido
pegaba de vez en cuando.

Solos los dos ese día
nos habíamos quedao
pues el hijo convidao
a jugar la lotería
pa'l puesto de las García
rumbió muy entusiasmao:
parece que anda enriedao
con la menor de las mozas
aunque a su madre estas cosas
entuavía no le ha contao.

Mi gurí que ayer gateaba
ya se me ha vuelto un muchacho.
"Se va la vida, caracho!"
pa'mis adentros pensaba,
y al tranquito regresaba
por caminos recorridos
campeando bueyes perdidos
en eso de andar andando
pa'ver al dirlos hallando
lo lejos que se habían ido.

A todo esto se escuchaba
de rato en rato algún trueno
que en el ambiente sereno
hasta lejos retumbaba:
la tormenta se acercaba
tras de un vientito puntero
que a la cocina altanero
se ganó dando un puertazo
y ya un chaparrón machazo
lo cargó firme al alero.

Y ya le empezó a pegar
como si por tanto fuera;
se asomaron las goteras
con ganas de curiosear.
Y el techo empezó a llorar
tal vez por verse impotente
de parar aquél torrente
que en maldito desenfreno
iba inundando el terreno
lente y prepotentemente.

La tarde ya se iba yendo
arriada medio de apuro
por un cielo gris oscuro
que el paisaje iba cubriendo.
La lluvia seguía cayendo
y no mostraba, a mi ver,
ni miras de componer:
soplando el viente del Este
dicen "agua como peste"
y así nomás suele ser.

martes, 21 de agosto de 2012

El potrillo "Lista Tuerta"


¡Qué tarde me había tocao!
andaba como perdido...
mi flete dió un resoplido
al pasar por un bañao.
Cuando miré pa un costao
y vide una yegua muerta,
y un potrillo lista tuerta
como llorando a su lao.

Me sacudió el corazón
ver semejante figura
y al acercarme vi ¡ahijuna!,
rastros de un puma cebao.
¡Ta'qué bicho atropellao!
le dejó el lomo deshecho
y le andaría al acecho
pa terminar su bocao.

De un salto dejé el montao,
manoteando mi cuchillo
cuando observé que el potrillo
se venía pa mi lao.
Y yo que enfrené de bocao,
saqué el cabresto al bozal,
¡medio jetonió el bagual
pero lo truje enlazao!

A lo pampa lo he domao,
para sacarlo buenazo
y de volcar de un pedazo
al vacuno más plantao.
No se apartó de mi lao,
mientras duró su existencia;
Lista tuerta y que presencia,
¡flete pa cualquier mandao!

Hoy te recuerdo potrillo
porque el tiempo natural
me hizo volver al lugar
ande te vi llorisqueando.
Bordoneando y bordoneando,
por milonga, este domingo,
¡pucha! ¡Qué pronto mi pingo
tu vida se fue acabando!.

Yo que te salvé del puma
no pude con la tormenta
y un rayo cerró tu cuenta,
Nunca lo podré olvidar,
fuiste viento al galopiar,
eras mi orgullo sin vuelta...
¡No creo que tengas par:
mi potrillo “Lista Tuerta”!


(Dibujo: Patricio E Marenco)

No cualquiera (Rezongos)

(Pintura: Vasco Machado)


1
No cualquiera es payador
por más que un verso improvise
ni tuitas las cicatrices
hablan de lances de honor;
de áhi que un hombre peliador
que haiga sido garrotiao,
si tiene'l cuero cribao
de tajos y mataduras
no acredita su bravura
ni que’s terne rispetao.
2
Ni aquel que hace una cuarteta
prolijona y bien rimada
puede decir como nada:
“-Señores, yo soy un pueta”.
Ni aquel que a l’oya le meta
agua, sal, carne y verdura
puede decir con soltura:
“-Yo sí que soy cocinero”,
que’l hacer un buen puchero
también su cencia procura.
3
Ni el que rasca la guitarra
y algún canto champurrea
ha de ser -anque lo crea-
cantor de temple y de garra.
Ni cualquier riunión es farra
ni es baile cualquier fandango,
ni cualquier barrial es fango
pues se requiere’n la vida:
¡tuito en su justa medida
pa’ tener su propio rango!
4
Ni cualquiera es decidor
por más que repita un verso
y ponga ganas, ejuerzo
y emoción al por mayor;
ni cualquiera es asador
porque carne al fierro ensarte,
que debe saber que parte
se pone al calor primero,
porque asar con gaucho esmero
bien puede yamarse un arte.
5
Y el que muenta un reservao
solo por tener coraje,
no le hace honor ni homenaje
a los que’n serio han montao.
¡No es pa’ tuitos el recao,
la grupa, el basto y las clinas!,
que’l que a jinete se inclina
debe tener güen garrón,
brazo, y en la vista el don
que’l movimiento adivina.
6
No es gaucho el que usa la ropa
porque tiene pa’ comprarla
sino el que muestra’l usarla
que un gaucho adentro lo topa.
Y no cualquier caldo es sopa
ni cualquier vino es carlón,
ni el ayegao de ucasión
es en rialidá un amigo
que’l tal, es poncho de abrigo
como es la cruz del facón.
7
Ni es pa’ cualquiera opinar,
corregir o dar sentencia…
…solo la mucha esperencia
puede el caso, autorizar;
¿máistros?, hay pa’ regalar
pero… ¡guarda su enseñanza!
Vale el que deja esperanza
si como crioyo da un fayo.
Y ante lo dicho me cayo
pues la general, me alcanza.

De "pelaje" pampa

(Pintura: Francisco Madero Marenco)

Castigando a dos verijas
vengo acortando caminos
con mi tropilla de trinos
pa'que d'entre ellos elija.
He ajustado las clavijas
que yo mesmo hice de guampa
pa'prestarle, sin trampa
a estos fletes de mi flor
que galopan... el honor
de ser de "pelaje" pampa.

Cuando el cencerro rezonga
desde lejos se adivina...
que se asoma la "madrina"
pa'todos... es la "MILONGA"
y si su acento prolonga
de una a otra latitud...
es por tener la virtud
de haber nacido tan criolla
y de ser del pago, la joya
más ponderiada del sur.

Detrasito'e la madrina
un TRIUNFO asoma ya el pico
(me lo regaló un "milico"
allá por las "cuatro esquinas"),
es criollo ¡sangre argentina...!
por donde quiera que raye
triunfo que anduvo en las calles
donde caminó la historia
y que se llenó de gloria
por Moquegua, con Lavalle.

CIFRA... se llama esa mora
de paso bien recortao,
de agallas como un dorao
y cual chuza... dentradora...
Es solamente cantora
pero briosa y endiablada,
incapaz de una aflojada
en décimas... de un tirón
¡Yo se la quité al malón
pa'los tiempos de la indiada!

Ese jué buen redomón
y anduvo por la otra orilla;
azulejo y gargantilla
del color del Pabellón...
Lleva el nombre: PERICÓN
y conoce dos naciones...
¡Si habrá ganao corazones
en los domingos de antaño...!
¡Por eso no es nada extraño
que tenga sus "relaciones"!

Ahí le presento LA HUELLA,
baquiana pa'ndar distancias
y luce con arrogancia
en la testera una estrella.
Dicen los que saben d'ella
que a las carretas seguía
y tanto anduvo de día
como en las noches lunadas...
¡Cuántas que jué bautizada
en alguna pulpería!...

Ese barcino gateao
que pegó una güelta entera...
y al sacar la mano afuera
simula un "escobillao"!...
¡No se por donde no andao
conociendo pagos, trato...
¡Tiene cuerda para rato
y solo precisa cancha...!
¡Porque anduvo con el "Mancha"
le han puesto de nombre: EL GATO!

Aquél del andar tranquilo
más bien lerdo... acompasado
siempre jue muy poneriao
por surero, ¡yo cabilo!
Lleva de nombre EL ESTILO...
es sencillo y regalón
(bayo naranjo, "overón")
y de lejos se adivina
que mucho mejor camina
cuando llega la Oración.

Y ese oscuro renegrido
que afirma juerte las patas
y cuant'uno lo desata
mueve los cascos tupidos
por MALAMBO es conocido
y una leyenda revela
que'n las noches se alza y vuela,
galopa ha
sta el mesmo cielo...
¡prende una estrella al pihuelo
pa'ser "roseta" en la espuela!

Le menciono el lotecito
que allí tengo separado...
ese rosillo es el PRADO,
aquél lobuno, el PALITO,
y el otro bayo, el POLLITO
¡y ese overo sin igual
es el CARAMBA; y cabal
que la otra es la MEDIA CAÑA
una zaina, pura maña...
de bota con delantal.

La que mueve la cabeza
bien tobiana, es la RANCHERA
y esa tordilla mañera
lleva por nombre: FIRMEZA...
el ruano aquél que enderieza
y que luce un lunarejo
es el TRISTE; y aunque viejo
se afirma en el trotecito;
¡el de atrás es el CIELITO
muy buen overo azulejo!

No se si se me ha quedao
alguno ajuera del lote...
¡Claro aquél de allá es el MAROTE;
que's un alazán bragao!
¡Tropilla que yo he formao
y por este pago acampa...!
¡Fletes de muy buena estampa
pura sangre nacional!
¡Se distingue por igual
todos de "pelaje" pampa!...

Pobres fletes de mi suelo

(Dibujo: José Montero Lacasa)

El campo pierde su encanto
que tuviera en el pasao.
¡Todo el ayer lo ha tapao
el olvido con su manto!
Hoy solo de tanto en tanto
se ve un criollo bien montao,
de chambergo requintao
haciendo escarcear su flete
¡Cosa seria!¡la gran siete!
¿Qué diablo nos ha cambiao...?

Uno recorre este suelo
y por más que anda distancias
ya no halla en las estancias
tropillas de un solo pelo
y pa'mayor desconsuelo
andan de "a pie" los peones
porque ahora los patrones
(y hablando de caballadas...)
¡las mandan pa'"la tablada"
pa'que engorden los visones!...

Y se ven por los caminos
los arreos de tropillas...
pingos de "pechos" o de "silla"
llevando el mismo destino.
¡Malhaya!... qué triste sino!
¡Quién al verlo no se empaca!
pues sin piedad los atracan
al matadero a esos pingos
¡Pa' que los coman los "gringos"
lo mesmo que carne'e vaca!

Yo le pregunto: ¡Estanciero!
(y perdone ande me planto...)
cómo hemos reculado tanto
pa'aguantar esto tan fiero...
Que se precisa dinero
es cosa que se adivina...
pero le clavo esta espina
que muy pronto ha olvidao
¡Que en los caballos... montao
hicimos nuestra Argentina!